Ida en AVE, vuelta en Venga. O, lo que es lo mismo, Madrid-Barcelona, Barcelona-Madrid. Temprano, y en 3 horas, llegamos a
Ahí, parado, este nuevo Kia Venga es sólo
Lo estrenamos
La posición de asientos del nuevo Kia Venga es alta, y eso facilita el acceso. Postura elevada y cómoda, buenos reglajes (atrás quedaron en Kia tiempos en que el volante no se regulaba en profundidad, algo que grandes rivales como elRenault Grand Modus, por ejemplo, siguen sin ofrecer), amplio reposapiés izquierdo… Es hospitalario. Pero algo falla. Anunciado con soluciones de lujo únicas en su categoría, buscamos: ¿Y el arranque por botón? ¿Y la cámara trasera con proyección en retrovisor? ¿Y el puerto USB? Nada. Preguntamos. «En otros mercados estarán, pero aquí no queremos disparar precios», confiesan en Kia. Puede que sensato y, quizá, inteligente: no es bien básico para un modelo tan popular. Pero algo nos ha decepcionado.
Poco a poco se diluye la desilusión. Nada puede que esté de más, pero tampoco realmente de menos. Ajustes y diseño son buenos y, en general, alta la calidad percibida. Y eso que los aparentes plásticos, de superficie rugosa, son duros. Descartado el dulce salpicadero acolchado del más grande Kia Cee’d. Hay clases dentro de la gama. De serie incluye Bluetooth, climatizador o control de crucero. Ahora, sí: arrancamos… y primera sorpresa.
Nuestro Kia Venga tiene sólo ¡43 km! Perfecto, no siempre probamos los coches «desnudos», sin rodaje. Turno para la segunda sorpresa: el 1.4 CRDi con turbo variable, gran estreno en Kia, no es lo más refinado del mercado. Al ralentí suena, y también en aceleración. Puede que, como todo el Kia Venga, esté aún agarrotado. Pero con los días todo se «suelta» (pedales, cambio…), menos el propulsor.
Por fuera, un coche. Utilitario para más señas; por dentro, otro. Casi una berlina. Pequeño milagro el de Kia. Y no sólo en la fila delantera, sino más en la trasera. Suelo planísimo, ninguna intrusión de consola central… caben tres con suficiencia, y de más de
Diseñado en Alemania, como el referencial 1.6 CRDi de 128 CV de la familia, Kia no ha conseguido en el 1.4 CRDi su redondez. Prometía un 90 por ciento de par desde sólo 1.500 rpm y, sin embargo, no hay tanta «chicha». Es más, comparado con los 1.6 HDi/90 de PSA (C3 Picasso) o 1.5 dCi/85 de Renault (Grand Modus o Nissan Note) pierde más de un 25 por ciento de fuerza abajo. Eso sí, desde 1.900 y hasta 4.000 tiene la mejor pegada y estirada. Paga poca cilindrada, como el 1.3 JTD de Fiat. Hora de pasear por Barcelona.
Entre palmeras
Sostenible (bicis de alquiler, muchas motos, carriles reversibles…), por sus calles el Kia Venga muestra compromiso. Todos sus Diesel llevan sello EcoDynamics, es decir, alternador que ahorra energía, neumáticos de baja fricción (a la postre, eficaces en agarre) y sistema ISG, el conocido Start/Stop: mecanismo de parada y arranque de motor en cruces y semáforos.
A la primera, el Kia Venga se para, incluso segundos antes de la detención. Quizá no de forma tan fina como en Audi o Toyota, pero mejor por ejemplo que el brusco de BMW. Con el tiempo comprobamos, como siempre, que ni con lluvia ni con frío extremo se activa. A proteger batería. Pero ayuda al ahorro: nos movemos sin alcanzar los 7 l/100 km. Además, los grandes retrovisores permiten buena visibilidad, gira bien, se maneja fácil (rápida dirección de asistencia variable) y aparca mejor. En el motor faltan bajos para mayor agrado y reacción, pero estirando un poco las marchas pasa desapercibido. ¿Abandonamos la ciudad?