La incorporación de un motor Diesel a la gama Accent ha sido una de las apuestas de Hyundai para el año 2002, en el que espera aumentar las ventas de este modelo en un 30 por ciento. El propulsor de gasóleo elegido ha sido el 1.5 CRDi, un tricilíndrico derivado del 2.0 16V de cuatro cilindros diseñado por Detroit Diesel, que está presente en otros modelos del fabricante coreano.
La mecánica es la misma empleada en el Matrix (monovolumen compacto de Hyundai), aunque los 82 CV que ofrece -84,6 según las mediciones de nuestro Centro Técnico- se muestran mucho más eficaces a la hora de mover los 1.100 kg del Accent, menos penalizado por su peso y por su aerodinámica. Así, no es difícil alcanzar los 170 km/h marcados como velocidad máxima por el fabricante e, incluso, mantenerlos.
Siempre que las condiciones sean favorables -es decir, si no hay que enfrentarse a subidas- conseguiremos una velocidad de crucero más que aceptable y, además, seremos obsequiados con una gran suavidad de funcionamiento: el motor sube de vueltas dócilmente, ayudado por un cambio en el que las marchas se insertan con precisión y rapidez gracias a una palanca de recorridos cortos, que resulta de gran ayuda en los trazados de montaña.
Pero no nos precipitemos; antes de abandonar la autovía, tenemos que superar un par de repechos y adelantar a algunos vehículos. En estos casos, lo mejor es optar por una marcha más corta, ya que las recuperaciones no son el punto fuerte del CRDi (no debemos olvidar que el motor cuenta con 1.500 cm3). El Accent, haciendo gala de su comportamiento sin estridencias, responderá tranquilamente -puede que más de lo deseado- y no nos pasará factura en forma de una excesiva sonoridad mecánica o de unos consumos exagerados -aunque éstos superan a los de sus rivales y, teniendo en cuenta que estamos ante un propulsor de tres cilindros, el gasto de combustible debería ser más contenido-.
Hyundai no ha querido dejar pasar el "tirón" del Mundial de Fútbol -en el que ha sido uno de los patrocinadores oficiales- y ha incluido el logotipo del evento en el Accent, que aún no contará con una versión de tres puertas (de momento, sólo está a la venta en las carrocerías de cuatro o cinco) para acercarse al público que se incline por un diseño más deportivo.
Por desgracia, el vehículo coreano no es capaz de moverse con la agilidad de los jugadores en el campo (ni hablar ya de comparaciones, por lejanas que sean, con el WRC presente en el Mundial de Rallies) y, en carreteras con curvas o en trazados montañosos, es necesario recurrir continuamente al cambio para enlazar los virajes con cierta soltura. El buen trabajo de la transmisión y la robustez de su motor -menos pesado, aunque con más vibraciones que un propulsor de cuatro cilindros- permitirán obtener un ritmo aceptable, si bien no batiremos ningún récord (algo que, por otra parte, tampoco buscará el potencial comprador de este modelo).
En este tipo de vías, el buen rendimiento de la mecánica queda empañado por unas suspensiones en las que se ha buscado, sobre todo, el confort de los ocupantes. Al trazar las curvas, la carrocería se inclina en exceso, restando aplomo al comportamiento del vehículo. Además, en los apoyos fuertes, sólo necesita que levantemos un poco el pie del acelerador para insinuar los sobrevirajes. En estos casos, la dirección (bastante precisa) llevará el coche por el camino trazado, pero no debemos esperar la misma ayuda del equipo de frenos, ya que la distancia de detención (46 metros desde 100 km/h y casi 92 desde 140) sólo es regular. Será difícil llegar a una situación comprometida, pero estos factores evitarán que nos atrevamos a buscar los límites del Accent.