En la actualidad no hay ningún patrón de familia establecido: los tiempos cambian y con ellos las ventas de los vehículos. Honda quiere hacerse eco de esta pluralidad de mercado y presenta un modelo capaz de satisfacer a muy distintos compradores , al menos en teoría. De entrada, la sensación de amplitud es bastante grande. Al no tener túnel central, el acceso a las distintas filas de butacas se consigue con facilidad, pero una vez dentro queda claro que difícilmente podrían viajar siete personas en su interior. El diseño en forma de coupé con líneas descendentes no implica que los pasajeros de la tercera fila se vean agobiados por el techo; la altura es correcta, pero no se puede decir lo mismo del espacio para las piernas. Estos asientos no se pueden reclinar, resultan algo duros y bastante rectos, por lo que estas butacas, según nuestra opinión, quedan limitadas para niños y para trayectos más bien cortos.
Además, con esta fila estirada, el maletero es anecdótico (190 litros). Estas plazas se pueden plegar (no es necesario desmontarlas como en otros vehículos) y quedan debajo del suelo ampliando el espacio para llevar maletas hasta los 475 litros. Esconder estas butacas no es sencillo: hay que quitar los reposacabezas, tirar del respaldo para arriba y dar la vuelta al asiento hacia el suelo (igual que si pasáramos la página de un libro), para después abatir también el respaldo. La rueda de repuesto se encuentra ubicada fuera, anclada bajo la plataforma del coche (como si tener un pinchazo no fuese ya suficiente trastorno).
La máxima utilidad de esta configuración se encuentra en que, en cualquier momento, podemos transformar nuestro vehículo al contar con los asientos bajo el suelo. Llevar extendida esta tercera fila supone una merma de habitabilidad para el resto de los pasajeros, pero parece que Honda la diseñó como una opción permanente, porque desde estas plazas se puede regular y desconectar el climatizador, opción no contemplada en las butacas de delante.
Eso sí, encontramos la segunda fila muy útil, ideal para dos pasajeros. Los asientos se pueden reclinar y correr hacia atrás de forma individual, a la vez que la torreta central se convierte en una mesa con un espacio destinado a los vasos. En el habitáculo, se encuentran esparcidas multitud de cavidades (hay una escondida en el lateral derecho). Esta fila también se puede plegar como la trasera, con lo que el Stream se transforma plenamente y su maletero se amplía hasta los 718 litros, una capacidad que ya quisieran para sí muchos vehículos industriales.
Con un motor que parece sacado de los que Honda destina a los monoplazas de Fórmula 1 y con un habitáculo diseñado para 7 ocupantes, el Stream se sitúa entre dos aguas, ya que a sus conductores les surgirá una duda: "¿estoy en un modelo deportivo o me encuentro en un vehículo familiar?"; Sea cual sea la respuesta, no se puede negar que este automóvil va contracorriente dentro del sector de los monovolúmenes compactos, aunque, a nuestro parecer, tiene un pequeño lastre a tierra: cuesta casi cuatro millones (3.826.878 pesetas).