Honda Civic 1.6i VTEC ES 5p

Sin ningún rasgo externo que lo emparente con su antecesor, el nuevo Honda Civic toma la bandera de la practicidad con una nueva configuración. En ella se prima especialmente el espacio interior y la comodidad de marcha por encima de otras consideraciones.

Honda Civic 1.6i VTEC ES 5p
Honda Civic 1.6i VTEC ES 5p

Con el nuevo Honda Civic parece que la marca japonesa quiere desterrar el sello de cierta exclusividad que ha adornado a las seis generaciones anteriores del modelo. Su radical cambio de configuración y estética pone de manifiesto un profundo interés en ofrecer un producto en el que la practicidad adquiere un papel preponderante. Las generosas dimensiones del modelo, sobre todo su batalla de nada menos que 268 centímetros, dan paso a un espacioso y confortable habitáculo que sitúa al Civic en cabeza de la categoría por su volumen disponible. A las ya de por sí notables dimensiones, hay que añadir la ausencia del túnel central, lo que en cierta medida le sitúa a caballo entre una berlina y un monovolumen. No es que la ausencia de túnel proporcione una espectacular mejora de espacio, pero sí contribuye a incrementar la sensación subjetiva de volumen y facilita la movilidad de las piernas, tanto en las plazas traseras como en las delanteras. La posición de la palanca de cambios, situada en un resalte del salpicadero, no sólo favorece una postura de conducción cómoda, también permitiría pasar de un asiento a otro sin tener que efectuar ejercicios contorsionistas, algo poco común en modelos que no sean netamente monovolúmenes. Las formas exteriores tienden a enmascarar el verdadero tamaño del nuevo Civic, pero, sobre todo, ofrecen una estética muy original que, aunque rompe completamente con la imagen anterior, resulta bastante atractiva. Tan sólo se conserva como rasgo de familia la luneta posterior, cuyos contornos siguen recordando a la pantalla de un televisor. Un tercer cristal fijo situado tras las ventanas laterales traseras contribuye a aligerar la vista de perfil y reduce el ángulo muerto que siempre provocan los montantes posteriores, lo que favorece la visibilidad del Civic en los aparcamientos. En el apartado mecánico, el Honda dispone por el momento de dos versiones de gasolina, ambas de cuatro cilindros. El 1.4 de 90 CV y el objeto de nuestra prueba, un 1.6 de 110 CV. La cifra de potencia es muy brillante con relación a la cilindrada y, a la hora de pasar por nuestro banco de rodillos, lo ha sido aún más: ha rendido más de 113 CV, un valor que todavía siguen ofreciendo algunos propulsores del mercado con mayor cilindrada. Este voluntarioso motor, capaz de esa potencia por obra y gracia de la segunda generación de la distribución variable VTEC, ofrece una respuesta muy regular a lo largo de toda la gama de utilización, pero carece de la contundencia de otros motores. Este es el único lado negativo de contar con sólo 1.6 litros de cilindrada. Como contrapartida, ofrece un rendimiento excelente a regímenes altos, aunque sin las exageraciones de los sistemas VTEC deportivos en los que se superan las 7.500 rpm sin rechistar. Aquí la cifra máxima de potencia se obtiene a un razonable régimen de 5.600 vueltas, aunque el motor es capaz de estirarse más allá de las 6.300 rpm. Lo cierto es que no vale la pena superar las 6.000, ya que a partir de ahí la curva toma un camino descendente. Gracias a su buen rendimiento —el par conseguido por litro de cilindrada no anda lejos de los 10 mkg/litro— los consumos se mantienen en valores razonables, sobre todo teniendo en cuenta la baja colaboración de los desarrollos en este campo. Tan sólo nos ha resultado algo alto el de ciudad, que se ha ido por encima de los diez litros.