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Lo novedoso de este C-Max y el motivo por el que lo hemos elegido para hacer esta prueba ha sido, precisamente, el motor. Dispone de un propulsor Diesel de 1,8 litros de capacidad que anuncia 115 CV de potencia. Esta mecánica no pertenece a la última hornada de motores de gasóleo que Ford ha desarrollado en conjunto con el grupo francés PSA Peugeot-Citroën, sino que, originariamente, era un TDDi de la marca del óvalo al que han incorporado algunas novedades. En ellas, el sistema de inyección por “common rail". Nuestro banco de rodillos ha conseguido arrancar a este propulsor seis caballos más que los 115 CV oficiales que anuncia Ford. El par motor máximo registrado por nuestro Centro Técnico es de 27,5 mkg a 2.575 rpm. Aunque este dato es bastante bueno, la mecánica "falla" en los momentos de entrega. A bajas vueltas, apenas hay fuerza. Empieza a notarse el empuje a eso de las "dos mil y pico" vueltas. Este comportamiento del propulsor nos resulta algo incómodo en ciudad, donde las paradas y las puestas en marcha son más comunes. En recorridos extraurbanos, la característica mencionada no se nota tanto. Sin embargo, en estas ocasiones echamos en falta una sexta marcha. Así, se desahogaría el motor que, para ser un Diesel, gira a revoluciones elevadas en este Focus C-Max, ya que los desarrollos de la transmisión son más bien cortos (48 km/h). Ello redunda en una sonoridad elevada, aunque no molesta en exceso, pero, por el contrario, no implica unos consumos desorbitados. El Focus C-Max 1.8 TDCi acelera de 0 a 100 km/h en 11 segundos. No es un dato de propulsor deportivo, pero es que nos estamos malacostumbrando a los turbodiésel radicales. Echando una ojeada a los datos registrados por nuestro Centro Técnico, comprobamos los estupendos datos de frenada del modelo. Al realizar la prueba, esta característica no se había hecho tan patente. Bien es cierto que habíamos comprobado que el Focus C-Max frenaba de manera correcta y, es más, eficazmente. Sin embargo, los datos del Correvit no nos engañan: obtenemos una frenada desde 120 km/h en 56 metros de recorrido. En España se comercializan nueve versiones del C-Max. Encontramos seis mecánicas diferentes (tres de gasolina, dos Diesel y uno propulsado por bioetanol), dos cajas de cambios (manuales de cinco y seis velocidades) y tres acabados disponibles (Trend, S y Ghia), aunque no todos se pueden asociar a todos los motores.
Los motores de gasolina tienen una capacidad de 1,6 litros y anuncian potencias de 100 ó 115 CV; los propulsores Diesel son un 1.6 TDCi asociado a una caja automática (CVT), un 1.8 de 115 CV y un 2.0 de 136 CV. Finalmente, el motor de bioetanol tiene una capacidad 1.798 cm3 y anuncia una potencia de 125 CV. El rango de precios de esta gama va desde 18.470 euros del 1.6/100 Trend, que ya probamos hace unos meses, hasta 24.025 euros del 2.0 TDCi Ghia, cuya mecánica asociada al acabado S también fue objeto de una prueba.
LO MEJOR
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LO PEOR
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* Amplio espacio interior |
* Suspensiones blandas |
¿Qué te parecen los monovolúmenes de última generación? Cada vez más compactos por fuera y más amplios por dentro. Opina en nuestros foros sobre las novedades que llegan.
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Lo novedoso de este C-Max y el motivo por el que lo hemos elegido para hacer esta prueba ha sido, precisamente, el motor. Dispone de un propulsor Diesel de 1,8 litros de capacidad que anuncia 115 CV de potencia. Esta mecánica no pertenece a la última hornada de motores de gasóleo que Ford ha desarrollado en conjunto con el grupo francés PSA Peugeot-Citroën, sino que, originariamente, era un TDDi de la marca del óvalo al que han incorporado algunas novedades. En ellas, el sistema de inyección por “common rail". Nuestro banco de rodillos ha conseguido arrancar a este propulsor seis caballos más que los 115 CV oficiales que anuncia Ford. El par motor máximo registrado por nuestro Centro Técnico es de 27,5 mkg a 2.575 rpm. Aunque este dato es bastante bueno, la mecánica "falla" en los momentos de entrega. A bajas vueltas, apenas hay fuerza. Empieza a notarse el empuje a eso de las "dos mil y pico" vueltas. Este comportamiento del propulsor nos resulta algo incómodo en ciudad, donde las paradas y las puestas en marcha son más comunes. En recorridos extraurbanos, la característica mencionada no se nota tanto. Sin embargo, en estas ocasiones echamos en falta una sexta marcha. Así, se desahogaría el motor que, para ser un Diesel, gira a revoluciones elevadas en este Focus C-Max, ya que los desarrollos de la transmisión son más bien cortos (48 km/h). Ello redunda en una sonoridad elevada, aunque no molesta en exceso, pero, por el contrario, no implica unos consumos desorbitados. El Focus C-Max 1.8 TDCi acelera de 0 a 100 km/h en 11 segundos. No es un dato de propulsor deportivo, pero es que nos estamos malacostumbrando a los turbodiésel radicales. Echando una ojeada a los datos registrados por nuestro Centro Técnico, comprobamos los estupendos datos de frenada del modelo. Al realizar la prueba, esta característica no se había hecho tan patente. Bien es cierto que habíamos comprobado que el Focus C-Max frenaba de manera correcta y, es más, eficazmente. Sin embargo, los datos del Correvit no nos engañan: obtenemos una frenada desde 120 km/h en 56 metros de recorrido. En España se comercializan nueve versiones del C-Max. Encontramos seis mecánicas diferentes (tres de gasolina, dos Diesel y uno propulsado por bioetanol), dos cajas de cambios (manuales de cinco y seis velocidades) y tres acabados disponibles (Trend, S y Ghia), aunque no todos se pueden asociar a todos los motores.
Los motores de gasolina tienen una capacidad de 1,6 litros y anuncian potencias de 100 ó 115 CV; los propulsores Diesel son un 1.6 TDCi asociado a una caja automática (CVT), un 1.8 de 115 CV y un 2.0 de 136 CV. Finalmente, el motor de bioetanol tiene una capacidad 1.798 cm3 y anuncia una potencia de 125 CV. El rango de precios de esta gama va desde 18.470 euros del 1.6/100 Trend, que ya probamos hace unos meses, hasta 24.025 euros del 2.0 TDCi Ghia, cuya mecánica asociada al acabado S también fue objeto de una prueba.
LO MEJOR
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