Para suplir estas carencias, en Dodge han decidido engordar el equipamiento del Caliber. Por los 22.900 euros que cuesta este SXT Sport, se ofrece una buena carga tecnológica que incluye, por ejemplo, ocho airbags, ABS, control de estabilidad y tracción, control de presión de los neumáticos, control de crucero y las ya citadas llantas de aleación de 17 pulgadas.
El apartado de confort brilla todavía más e incluye de serie elementos como el aire acondicionado, el equipo de sonido con lector de mp3 y cargador de CD’s con mandos en el volante, el propio volante y el pomo del cambio en cuero, la tapicería bitono, la guantera refrigerada y el ordenador de a bordo, que, por cierto, tiene un manejo poco intuitivo.
Hay también algún detalle de diseño/equipamiento sorprendente, como la práctica luz interior, que, de ser un plafón en el techo, pasa a ser una linterna. También nos ha gustado el reposabrazos central, que, desplegado, deja a la vista un original soporte para un teléfono móvil, una PDA o un iPod. Claro que también hay elementos que mejorar, como la rueda de repuesto de emergencia, que no admite excusa.
Para las opciones, Dodge ha dejado, por ejemplo, el techo practicable, que sale por 861 euros, y el navegador por satélite, que cuesta 2.706 euros.
Al observar el Caliber nos damos cuenta de que estamos ante un compacto grande, con aspecto de todo terreno encogido y muchísimo músculo esparcido por su carrocería. No puede disimular que se ha pensado para el público estadounidense, algo que se nota en esos enormes pasos de rueda, en la colosal parrilla delantera y en la protuberante zaga, llena de ángulos y salientes.
Las enormes llantas de 17 pulgadas, con neumáticos 215/60 R17, subrayan esta fornida apariencia.No es de extrañar esta estética: en Estados Unidos, el Caliber se vende con tracción total, una opción que no estará disponible en España y que sirve para explicar esta genética 4x4 que exhibe el coche.
La idea se mantiene al atravesar las puertas. Llama la atención el salpicadero, casi vertical, un rasgo que remite a los todo terrenos más puros, donde no había concesiones al diseño. Claro que aquí sí que las hay, y muchas. Todo el interior es un alarde de originalidad a la hora de redibujar las formas y recolocar los elementos.
Puede gustar o no. A unos les parecerá atrevido y a otros, extravagante. Sin embargo, no se puede negar la audacia de los diseñadores al trazar esas líneas rectas tan marcadas y al introducir elementos tan llamativos como los relojes del salpicadero, los enormes altavoces o la arriesgada tapicería bicolor de nuestra unidad.Otra cosa es hablar de calidades. Con este acabado SXT Sport, abunda en el habitáculo un plástico de muy baja calidad que recubre casi todas las superficies. Por tacto y aspecto está muy por debajo de las gomas de buen nivel que, cada vez más, utilizan los compactos europeos.Lo mismo cabe decir de los ajustes y del acabado en general, un par de pasos por detrás de los estándares que gustan a este lado del “charco". Es decir, el brillante esfuerzo de diseño no se ha visto refrendado por otro similar en la manufactura del coche. Tampoco la ergonomía se ha cuidado especialmente. Algunos mandos están muy escondidos, como los de la radio y del ordenador, que, teóricamente, van en el volante: están tan escondidos que pueden llegar a pasar inadvertidos.
Además, el volante no admite regulación en profundidad, con lo que resta puntos a la hora de encontrar la postura más adecuada.
Los asientos delanteros, por su parte, son cómodos y sujetan bien, algo que no se puede decir de los traseros, que resultan muy verticales y duros, sin nada de agarre. Hablando de los asientos, uno podría pensar que, con 4,42 metros de longitud, el Caliber debería tener un gran espacio interior disponible. Y, sin embargo, no es así. O, al menos, no está por encima de la media del segmento.Esto se deja notar, sobre todo, en las plazas traseras, que acaban por resultar estrechas para tres personas, puesto que el hueco central está muy limitado. La mejor cota es la de altura, que llega hasta los 93 centímetros, lo que no está nada mal. También es destacable el espacio longitudinal para las piernas, que alcanza los 75 centímetros (en los puestos laterales).Con todo, lo más sorprendente es el maletero. A pesar de la citada longitud y de la batalla de 2,64 metros, sólo ofrece 315 litros de capacidad, una medida que se queda claramente por debajo de la media del segmento compacto: un Golf está ya en 400, mientras que un Focus alcanza los 420 litros. Si comparamos con la subcategoría de los Toledo, Octavia, Croma, etc, las diferencias son insalvables.Para suplir estas carencias, en Dodge han decidido engordar el equipamiento del Caliber. Por los 22.900 euros que cuesta este SXT Sport, se ofrece una buena carga tecnológica que incluye, por ejemplo, ocho airbags, ABS, control de estabilidad y tracción, control de presión de los neumáticos, control de crucero y las ya citadas llantas de aleación de 17 pulgadas.
El apartado de confort brilla todavía más e incluye de serie elementos como el aire acondicionado, el equipo de sonido con lector de mp3 y cargador de CD’s con mandos en el volante, el propio volante y el pomo del cambio en cuero, la tapicería bitono, la guantera refrigerada y el ordenador de a bordo, que, por cierto, tiene un manejo poco intuitivo.
Hay también algún detalle de diseño/equipamiento sorprendente, como la práctica luz interior, que, de ser un plafón en el techo, pasa a ser una linterna. También nos ha gustado el reposabrazos central, que, desplegado, deja a la vista un original soporte para un teléfono móvil, una PDA o un iPod. Claro que también hay elementos que mejorar, como la rueda de repuesto de emergencia, que no admite excusa.
Para las opciones, Dodge ha dejado, por ejemplo, el techo practicable, que sale por 861 euros, y el navegador por satélite, que cuesta 2.706 euros.
Al observar el Caliber nos damos cuenta de que estamos ante un compacto grande, con aspecto de todo terreno encogido y muchísimo músculo esparcido por su carrocería. No puede disimular que se ha pensado para el público estadounidense, algo que se nota en esos enormes pasos de rueda, en la colosal parrilla delantera y en la protuberante zaga, llena de ángulos y salientes.
Las enormes llantas de 17 pulgadas, con neumáticos 215/60 R17, subrayan esta fornida apariencia.No es de extrañar esta estética: en Estados Unidos, el Caliber se vende con tracción total, una opción que no estará disponible en España y que sirve para explicar esta genética 4x4 que exhibe el coche.
La idea se mantiene al atravesar las puertas. Llama la atención el salpicadero, casi vertical, un rasgo que remite a los todo terrenos más puros, donde no había concesiones al diseño. Claro que aquí sí que las hay, y muchas. Todo el interior es un alarde de originalidad a la hora de redibujar las formas y recolocar los elementos.
Puede gustar o no. A unos les parecerá atrevido y a otros, extravagante. Sin embargo, no se puede negar la audacia de los diseñadores al trazar esas líneas rectas tan marcadas y al introducir elementos tan llamativos como los relojes del salpicadero, los enormes altavoces o la arriesgada tapicería bicolor de nuestra unidad.Otra cosa es hablar de calidades. Con este acabado SXT Sport, abunda en el habitáculo un plástico de muy baja calidad que recubre casi todas las superficies. Por tacto y aspecto está muy por debajo de las gomas de buen nivel que, cada vez más, utilizan los compactos europeos.Lo mismo cabe decir de los ajustes y del acabado en general, un par de pasos por detrás de los estándares que gustan a este lado del “charco". Es decir, el brillante esfuerzo de diseño no se ha visto refrendado por otro similar en la manufactura del coche. Tampoco la ergonomía se ha cuidado especialmente. Algunos mandos están muy escondidos, como los de la radio y del ordenador, que, teóricamente, van en el volante: están tan escondidos que pueden llegar a pasar inadvertidos.
Además, el volante no admite regulación en profundidad, con lo que resta puntos a la hora de encontrar la postura más adecuada.
Los asientos delanteros, por su parte, son cómodos y sujetan bien, algo que no se puede decir de los traseros, que resultan muy verticales y duros, sin nada de agarre. Hablando de los asientos, uno podría pensar que, con 4,42 metros de longitud, el Caliber debería tener un gran espacio interior disponible. Y, sin embargo, no es así. O, al menos, no está por encima de la media del segmento.Esto se deja notar, sobre todo, en las plazas traseras, que acaban por resultar estrechas para tres personas, puesto que el hueco central está muy limitado. La mejor cota es la de altura, que llega hasta los 93 centímetros, lo que no está nada mal. También es destacable el espacio longitudinal para las piernas, que alcanza los 75 centímetros (en los puestos laterales).Con todo, lo más sorprendente es el maletero. A pesar de la citada longitud y de la batalla de 2,64 metros, sólo ofrece 315 litros de capacidad, una medida que se queda claramente por debajo de la media del segmento compacto: un Golf está ya en 400, mientras que un Focus alcanza los 420 litros. Si comparamos con la subcategoría de los Toledo, Octavia, Croma, etc, las diferencias son insalvables.