Daimler Super Eight

Este señor de la carretera, auténtica estirpe de nobleza hecha automóvil, satisface a quienes, lejos de sibaritismos tecnológicos, prefieren la elegancia, el lujo y la distinción para sobresalir más allá del “vulgar" consejero delegado.

Daimler Super Eight
Daimler Super Eight

Hay coches que tienen un objetivo claro y muy preciso y que se alejan del simple traslado espacial de unos pasajeros. Este Daimler Super Eight no juega estrictamente a competir con rivales naturales, como el Serie 7 de BMW o el Mercedes Clase S, en ese campo. Porque el sabor que imprimen todos sus rasgos vitales son los de una diferenciación en virtud de una imagen de lujo exclusivo y un deseo de agrado en el uso para los pasajeros posteriores tan remarcado como los anteriores, algo poco habitual incluso en berlinas de máxima representación.Básicamente, la distinción de este Daimler frente a un Jaguar de la misma motorización se basa en el equipamiento con que cuenta. La lista es muy larga, pero dejando aparte lo exigible en un coche de esta categoría, habría que remarcar detalles interiores como el tapizado de puertas en piel, con los asientos delanteros y traseros móviles de manera eléctrica, aquéllos con 16 movimientos diferentes. El trasero puede elegirse partido en mitades independientes, sin sobrecosto, para que el “Financial Times" no toque el asiento delantero cuando se ojee en el trayecto matutino hacia el campo de golf. Una vez leído, los últimos apuntes en la agenda electrónica se ayudan de las mesitas situadas tras los respaldos delanteros. El ambiente interior puede ser precisado de manera singular gracias al climatizador individual, tanto delantero como trasero. Mientras tanto, la luz solar puede ser matizada mediante las correspondientes cortinillas laterales y los sonidos exteriores atemperados gracias a los cristales acústicos laminados y si se desea respirar la brisa marina, el techo corredizo eléctrico nos lo permitirá.

Pero, si un día, y sin que esto sirva de precedente, su dueño desea conducir su propio vehículo, encontrará buen número de “detalles" que le harán la vida más fácil. La posición al volante la recordará mediante el sistema de memoria del asiento, habiéndola elegido previamente gracias a los reglajes eléctricos de los asientos, volante y pedales. Si desea evitar ser “cazado" por los agentes de la autoridad, el limitador de velocidad será uno de sus aliados. El confort y la seguridad de la conducción en autopistas se realza con el control de crucero activo mediante radar. Si la noche se le echa encima, el encendido automático de luces le evitarán tener que estar pendiente de ellas y la iluminación impecable de los faros bi-xenón potenciará la seguridad de su conducción. En caso de mal tiempo, el parabrisas delantero térmico limitará la aparición del vaho mientras las primeras gotas de lluvia harán arrancar los limpiaparabrisas sin que tenga que mover las manos del volante. El frío no le hará usar guantes, porque el volante de madera calefactado será un cálido reposo para sus manos. En caso de querer accionar mandos secundarios, con su voz será suficiente, gracias al sistema Jaguar Voice. Los datos de consumo, velocidad, autonomía, etc, podrá obtenerlos del ordenador de viaje y el confort de marcha será protagonizado por la suspensión neumática con amortiguación pilotada CATS.Al llegar a la Bolsa, podrá distinguir su Daimler de los Jaguar XJ que le rodean por sus embellecedores en la parrilla y el maletero, además de los contornos cromados en las ventanillas y el interior de la parrilla en nido de abeja. También puede haber tenido a bien instalar las llantas opcionales de 20 pulgadas de diámetro –por unos escuetos 3.900 euros- en lugar de las de 18 instaladas en serie, mientras su brillante pintura metalizada hará acentuar su personalidad. La falta de pequeños daños en la pintura y cromados de los paragolpes es consecuencia de los avisos del control de aparcamiento, tanto delante como detrás.Pero para este Daimler hay un riesgo que el fabricante también ha tenido en cuenta. En un momento de descuido, un joven vástago puede hacerse con las llaves de esta selecta máquina y llevar a sus amigos al local de moda, hasta donde el sistema de sonido con cargador de seis CD les llevará animados. En ese caso, el inmaduro usuario dispondrá en sus manos de un motor imponente, que roza los 400 CV y que le permitirá salir airoso de situaciones delicadas. Su falta de experiencia al volante será suplida por una caja de cambios automática de seis relaciones, cuyo impecable funcionamiento, permitirá a las cerca de dos toneladas de este Daimler conseguir unas aceleraciones fulgurantes y, sobre todo, unos adelantamientos instantáneos. La capacidad de detención de sus impresionantes discos de 355 y 325 mm de diámetro –delante y detrás, respectivamente- es más que buena y su resistencia al trabajo duro, sobresaliente. Puede que antes de instalarse al volante, sus ojos se hayan centrado en la tremenda longitud de la carrocería, pensando en las sinuosas rutas por las que va a circular. La rápida dirección minimiza este aspecto y consigue que con unas nada amplias insinuaciones del volante, el tren delantero del Daimler tome la trayectoria correcta. Quizás si sus “colegas" llevan muchos “bultos" voluminosos encima, el maletero puede quedar un poco justo y haya que colocarlos con paciencia para que quepan todos. En caso de perderse por exceso de “juerga", el sistema de navegación por satélite le asegura una llegada cierta al garaje, cuya puerta se abrirá sin necesidad de bajarse del Daimler, gracias al mando a distancia con que viene provisto.