Contacto: Mazda MX-5 1.8 Sport

Mazda presenta un nuevo restyling del MX-5, un roadster del que ya se han vendido más de 560.000 unidades desde que se presentó por primera vez en 1989. Este biplaza ligero de motor delantero que transmite su potencia mediante un tren propulsor posterior es, además de atractivo, un auténtico devorador de curvas capaz de ofrecer la máxima diversión a todos los apasionados del asfalto.

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A primera vista no se producen grandes cambios en el diseño del MX-5, son sólo leves pinceladas en un cuadro que ya está definido por sí mismo y que le dan un toque algo más agresivo y moderno. En la parte frontal, destacan los nuevos paragolpes con entradas de aire para facilitar la refrigeración de los frenos y nuevos faros, con luces de cruce elipsoidales. Los nuevos grupos ópticos son los únicos cambios visuales que se perciben en la parte posterior. En la versión de 1.8 litros Sport, la que tuvimos ocasión de probar, el conjunto se ve notablemente embellecido por las nuevas llantas de aluminio de 16 pulgadas de bordes redondeados. Los ocupantes tienen el suficiente espacio para sentarse a disfrutar y, como es habitual en este tipo de modelos, sólo se echa en falta un maletero algo mayor que permita realizar excursiones que sobrepasen el fin de semana. Una vez sentados en el puesto de conducción, destaca la comodidad de los nuevos asientos ergonómicos con apoyacabezas integrados, que ofrecen una mayor sujeción y que son realmente confortables. En el salpicadero, de color negro al igual que la tapicería, la simplicidad y formas redondeadas denotan una suave elegancia, que se ve incrementada por el aire retro del cuadro de instrumentos, que ahora lleva fondo blanco, iluminación color ámbar y embellecedores cromados. La versión 1.8 litros Sport sobresale asimismo por la tapicería de cuero negro, al igual que el volante y el pomo de la palanca de cambios, que, por cierto, caen a la mano como un guante. El equipo de sonido está compuesto por el sistema de sonido Mazda New-Concept Audio, conectado a dos altavoces en cada puerta con una calidad de sonido aceptable. Este equipo modular permite añadir o sustituir una gran variedad de kits, ampliando la libertad de elección del cliente. Una vez en marcha, se descubre el verdadero carácter de este coche, un vehículo ligero –no tanto como las primeras ediciones- con la cilindrada y potencia suficientes para permitir deleitarse al volante y en el que la caja de cambios juega un papel fundamental. Su condición de propulsión trasera le da un marcado carácter juguetón, incrementado por un buen bastidor y un motor muy dinámico con una muy buena capacidad de respuesta. Aunque ha mejorado la insonorización del vehículo, sigue oyéndose bastante el sonido del motor, tal y como suele ocurrir en este tipo de roadsters con capota flexible. A primera vista no se producen grandes cambios en el diseño del MX-5, son sólo leves pinceladas en un cuadro que ya está definido por sí mismo y que le dan un toque algo más agresivo y moderno. En la parte frontal, destacan los nuevos paragolpes con entradas de aire para facilitar la refrigeración de los frenos y nuevos faros, con luces de cruce elipsoidales. Los nuevos grupos ópticos son los únicos cambios visuales que se perciben en la parte posterior. En la versión de 1.8 litros Sport, la que tuvimos ocasión de probar, el conjunto se ve notablemente embellecido por las nuevas llantas de aluminio de 16 pulgadas de bordes redondeados. Los ocupantes tienen el suficiente espacio para sentarse a disfrutar y, como es habitual en este tipo de modelos, sólo se echa en falta un maletero algo mayor que permita realizar excursiones que sobrepasen el fin de semana. Una vez sentados en el puesto de conducción, destaca la comodidad de los nuevos asientos ergonómicos con apoyacabezas integrados, que ofrecen una mayor sujeción y que son realmente confortables. En el salpicadero, de color negro al igual que la tapicería, la simplicidad y formas redondeadas denotan una suave elegancia, que se ve incrementada por el aire retro del cuadro de instrumentos, que ahora lleva fondo blanco, iluminación color ámbar y embellecedores cromados. La versión 1.8 litros Sport sobresale asimismo por la tapicería de cuero negro, al igual que el volante y el pomo de la palanca de cambios, que, por cierto, caen a la mano como un guante. El equipo de sonido está compuesto por el sistema de sonido Mazda New-Concept Audio, conectado a dos altavoces en cada puerta con una calidad de sonido aceptable. Este equipo modular permite añadir o sustituir una gran variedad de kits, ampliando la libertad de elección del cliente. Una vez en marcha, se descubre el verdadero carácter de este coche, un vehículo ligero –no tanto como las primeras ediciones- con la cilindrada y potencia suficientes para permitir deleitarse al volante y en el que la caja de cambios juega un papel fundamental. Su condición de propulsión trasera le da un marcado carácter juguetón, incrementado por un buen bastidor y un motor muy dinámico con una muy buena capacidad de respuesta. Aunque ha mejorado la insonorización del vehículo, sigue oyéndose bastante el sonido del motor, tal y como suele ocurrir en este tipo de roadsters con capota flexible. A primera vista no se producen grandes cambios en el diseño del MX-5, son sólo leves pinceladas en un cuadro que ya está definido por sí mismo y que le dan un toque algo más agresivo y moderno. En la parte frontal, destacan los nuevos paragolpes con entradas de aire para facilitar la refrigeración de los frenos y nuevos faros, con luces de cruce elipsoidales. Los nuevos grupos ópticos son los únicos cambios visuales que se perciben en la parte posterior. En la versión de 1.8 litros Sport, la que tuvimos ocasión de probar, el conjunto se ve notablemente embellecido por las nuevas llantas de aluminio de 16 pulgadas de bordes redondeados. Los ocupantes tienen el suficiente espacio para sentarse a disfrutar y, como es habitual en este tipo de modelos, sólo se echa en falta un maletero algo mayor que permita realizar excursiones que sobrepasen el fin de semana. Una vez sentados en el puesto de conducción, destaca la comodidad de los nuevos asientos ergonómicos con apoyacabezas integrados, que ofrecen una mayor sujeción y que son realmente confortables. En el salpicadero, de color negro al igual que la tapicería, la simplicidad y formas redondeadas denotan una suave elegancia, que se ve incrementada por el aire retro del cuadro de instrumentos, que ahora lleva fondo blanco, iluminación color ámbar y embellecedores cromados. La versión 1.8 litros Sport sobresale asimismo por la tapicería de cuero negro, al igual que el volante y el pomo de la palanca de cambios, que, por cierto, caen a la mano como un guante. El equipo de sonido está compuesto por el sistema de sonido Mazda New-Concept Audio, conectado a dos altavoces en cada puerta con una calidad de sonido aceptable. Este equipo modular permite añadir o sustituir una gran variedad de kits, ampliando la libertad de elección del cliente. Una vez en marcha, se descubre el verdadero carácter de este coche, un vehículo ligero –no tanto como las primeras ediciones- con la cilindrada y potencia suficientes para permitir deleitarse al volante y en el que la caja de cambios juega un papel fundamental. Su condición de propulsión trasera le da un marcado carácter juguetón, incrementado por un buen bastidor y un motor muy dinámico con una muy buena capacidad de respuesta. Aunque ha mejorado la insonorización del vehículo, sigue oyéndose bastante el sonido del motor, tal y como suele ocurrir en este tipo de roadsters con capota flexible. A primera vista no se producen grandes cambios en el diseño del MX-5, son sólo leves pinceladas en un cuadro que ya está definido por sí mismo y que le dan un toque algo más agresivo y moderno. En la parte frontal, destacan los nuevos paragolpes con entradas de aire para facilitar la refrigeración de los frenos y nuevos faros, con luces de cruce elipsoidales. Los nuevos grupos ópticos son los únicos cambios visuales que se perciben en la parte posterior. En la versión de 1.8 litros Sport, la que tuvimos ocasión de probar, el conjunto se ve notablemente embellecido por las nuevas llantas de aluminio de 16 pulgadas de bordes redondeados. Los ocupantes tienen el suficiente espacio para sentarse a disfrutar y, como es habitual en este tipo de modelos, sólo se echa en falta un maletero algo mayor que permita realizar excursiones que sobrepasen el fin de semana. Una vez sentados en el puesto de conducción, destaca la comodidad de los nuevos asientos ergonómicos con apoyacabezas integrados, que ofrecen una mayor sujeción y que son realmente confortables. En el salpicadero, de color negro al igual que la tapicería, la simplicidad y formas redondeadas denotan una suave elegancia, que se ve incrementada por el aire retro del cuadro de instrumentos, que ahora lleva fondo blanco, iluminación color ámbar y embellecedores cromados. La versión 1.8 litros Sport sobresale asimismo por la tapicería de cuero negro, al igual que el volante y el pomo de la palanca de cambios, que, por cierto, caen a la mano como un guante. El equipo de sonido está compuesto por el sistema de sonido Mazda New-Concept Audio, conectado a dos altavoces en cada puerta con una calidad de sonido aceptable. Este equipo modular permite añadir o sustituir una gran variedad de kits, ampliando la libertad de elección del cliente. Una vez en marcha, se descubre el verdadero carácter de este coche, un vehículo ligero –no tanto como las primeras ediciones- con la cilindrada y potencia suficientes para permitir deleitarse al volante y en el que la caja de cambios juega un papel fundamental. Su condición de propulsión trasera le da un marcado carácter juguetón, incrementado por un buen bastidor y un motor muy dinámico con una muy buena capacidad de respuesta. Aunque ha mejorado la insonorización del vehículo, sigue oyéndose bastante el sonido del motor, tal y como suele ocurrir en este tipo de roadsters con capota flexible. A primera vista no se producen grandes cambios en el diseño del MX-5, son sólo leves pinceladas en un cuadro que ya está definido por sí mismo y que le dan un toque algo más agresivo y moderno. En la parte frontal, destacan los nuevos paragolpes con entradas de aire para facilitar la refrigeración de los frenos y nuevos faros, con luces de cruce elipsoidales. Los nuevos grupos ópticos son los únicos cambios visuales que se perciben en la parte posterior. En la versión de 1.8 litros Sport, la que tuvimos ocasión de probar, el conjunto se ve notablemente embellecido por las nuevas llantas de aluminio de 16 pulgadas de bordes redondeados. Los ocupantes tienen el suficiente espacio para sentarse a disfrutar y, como es habitual en este tipo de modelos, sólo se echa en falta un maletero algo mayor que permita realizar excursiones que sobrepasen el fin de semana. Una vez sentados en el puesto de conducción, destaca la comodidad de los nuevos asientos ergonómicos con apoyacabezas integrados, que ofrecen una mayor sujeción y que son realmente confortables. En el salpicadero, de color negro al igual que la tapicería, la simplicidad y formas redondeadas denotan una suave elegancia, que se ve incrementada por el aire retro del cuadro de instrumentos, que ahora lleva fondo blanco, iluminación color ámbar y embellecedores cromados. La versión 1.8 litros Sport sobresale asimismo por la tapicería de cuero negro, al igual que el volante y el pomo de la palanca de cambios, que, por cierto, caen a la mano como un guante. El equipo de sonido está compuesto por el sistema de sonido Mazda New-Concept Audio, conectado a dos altavoces en cada puerta con una calidad de sonido aceptable. Este equipo modular permite añadir o sustituir una gran variedad de kits, ampliando la libertad de elección del cliente. Una vez en marcha, se descubre el verdadero carácter de este coche, un vehículo ligero –no tanto como las primeras ediciones- con la cilindrada y potencia suficientes para permitir deleitarse al volante y en el que la caja de cambios juega un papel fundamental. Su condición de propulsión trasera le da un marcado carácter juguetón, incrementado por un buen bastidor y un motor muy dinámico con una muy buena capacidad de respuesta. Aunque ha mejorado la insonorización del vehículo, sigue oyéndose bastante el sonido del motor, tal y como suele ocurrir en este tipo de roadsters con capota flexible. A primera vista no se producen grandes cambios en el diseño del MX-5, son sólo leves pinceladas en un cuadro que ya está definido por sí mismo y que le dan un toque algo más agresivo y moderno. En la parte frontal, destacan los nuevos paragolpes con entradas de aire para facilitar la refrigeración de los frenos y nuevos faros, con luces de cruce elipsoidales. Los nuevos grupos ópticos son los únicos cambios visuales que se perciben en la parte posterior. En la versión de 1.8 litros Sport, la que tuvimos ocasión de probar, el conjunto se ve notablemente embellecido por las nuevas llantas de aluminio de 16 pulgadas de bordes redondeados. Los ocupantes tienen el suficiente espacio para sentarse a disfrutar y, como es habitual en este tipo de modelos, sólo se echa en falta un maletero algo mayor que permita realizar excursiones que sobrepasen el fin de semana. Una vez sentados en el puesto de conducción, destaca la comodidad de los nuevos asientos ergonómicos con apoyacabezas integrados, que ofrecen una mayor sujeción y que son realmente confortables. En el salpicadero, de color negro al igual que la tapicería, la simplicidad y formas redondeadas denotan una suave elegancia, que se ve incrementada por el aire retro del cuadro de instrumentos, que ahora lleva fondo blanco, iluminación color ámbar y embellecedores cromados. La versión 1.8 litros Sport sobresale asimismo por la tapicería de cuero negro, al igual que el volante y el pomo de la palanca de cambios, que, por cierto, caen a la mano como un guante. El equipo de sonido está compuesto por el sistema de sonido Mazda New-Concept Audio, conectado a dos altavoces en cada puerta con una calidad de sonido aceptable. Este equipo modular permite añadir o sustituir una gran variedad de kits, ampliando la libertad de elección del cliente. Una vez en marcha, se descubre el verdadero carácter de este coche, un vehículo ligero –no tanto como las primeras ediciones- con la cilindrada y potencia suficientes para permitir deleitarse al volante y en el que la caja de cambios juega un papel fundamental. Su condición de propulsión trasera le da un marcado carácter juguetón, incrementado por un buen bastidor y un motor muy dinámico con una muy buena capacidad de respuesta. Aunque ha mejorado la insonorización del vehículo, sigue oyéndose bastante el sonido del motor, tal y como suele ocurrir en este tipo de roadsters con capota flexible.