Conducimos el Skoda Octavia III, progresión geométrica

Tercera entrega de la popular berlina checa con el objetivo de que el nuevo Skoda Octavia suba un escalón en calidad, habitabilidad, cualidades dinámicas y eficiencia.

Juan Carlos Payo

Conducimos el Skoda Octavia III, progresión geométrica
Conducimos el Skoda Octavia III, progresión geométrica

El Skoda Octavia nació en 1996 y ésta que se presenta ahora es su tercera generación. Desde entonces se han vendido 3,8 millones de unidades que han hecho de este modelo –compacto, para los directivos de Skoda, berlina media para nosotros- su modelo más demandado no sólo en nuestro país sino a nivel mundial.

 

Estéticamente, el nuevo Skoda Octavia parece más una evolución que una revolución. Gana en angulosidad estética, en aristas, es más atractivo, pero sin volver loco. Sigue manteniendo el ADN de la marca y no es un coche que puesto en la calle vaya a hacer girar cabezas. Nos dicen los que lo han creado que también buscan que sea un producto nuevo pero con largo recorrido comercial, con líneas o trazos que no pasen de moda.

En el frontal de este nuevo Skoda llama la atención la nueva parrilla, con barras oscurecidas horizontales, un logo que pasa al capó –antes en la parrilla-, y unos voluminosos antinieblas delanteros –más por la cubierta plástica que por el volumen del foco de luz extra- que combinan en forma con unas ópticas delanteras que reciben una tira de leds inferior.

 

En el lateral de la tercera generación del Skoda Octavia, dos elementos distintivos, el abrupto nervio central que va de óptica delantera a trasera por encima de las manetas de las puertas y el curioso corte de la puerta trasera en su parte superior que nos recuerda al actual Lexus IS. Detrás, más aristas que antes no existían, manteniendo el respeto hacia las ópticas cuadradotas con forma de C.

En dimensiones, aumento de batalla en 108 milímetros que se traducen en mayor espacio interior, para una longitud total que crece 90 milímetros hasta situar a este modelo en 4.659 milímetros, casi lo mismo que un Renault Laguna –tres centímetros y medio menos-.

 

Limpieza interior

Tomamos asiento en la nueva berlina de Skoda y aquí sí que los cambios son mayores, mucho más evidentes. Limpieza de líneas en salpicadero, apostando por horizontalidad. Materiales más mullidos que en el anterior Skoda Octavia en las partes superiores. Nuevo volante, nuevas grafías de relojes más legibles –configuración para cuentavueltas y velocímetro más cercana al VW Golf que a la pareja Audi A3/Seat León-, nueva pantalla multifunción que puede llegar a ocho pulgadas con sensor de proximidad –aprovechamiento de sinergias de grupo con Seat, VW y Audi-. Mientras que Audi y VW apuestan para sus A3 y Golf por el freno de estacionamiento eléctrico, Seat con su León y Skoda con su Octavia se tienen que contentar con el freno de mano por palanca convencional. Por ponerle algún pero, recordar la presencia de plásticos duros fuera de la línea frontal de los ojos y en recubrimientos de puertas salvo allá donde apoyamos los antebrazos delanteros.

 

Pero el verdadero valor del nuevo Skoda Octavia nos llega del espacio interior. Mientras que delante vamos como señores –me gustaría una guantera izquierda más grande, por mucho que sea climatizable-, detrás la sensación es de inmensidad. El justo espacio para las piernas traseras de antes ahora se soluciona ganando centímetros y también altura para la cabeza. Insuperable para dos ocupantes, ya que el hipotético tercero se encontrará un voluminoso túnel central que impedirá una ubicación cómoda en cuanto pasen unos minutos de recorrido.

 

¿Y qué decir del maletero del nuevo Octavia? 590 litros, cifra que ya querrían berlinas de 4,8 y hasta de cinco metros. Gana 15 litros frente al anterior Skoda Octavia y con ese gigantesco portón trasero que al subir te descubre un mundo donde cabrá todo tu equipaje y el de los que te acompañen. Si acaso, criticar que la banqueta trasera al plegarse no forma una plataforma de carga lisa aunque por el contrario, el asiento del copiloto se abate para mejorar el transporte de objetos largos.

 

Nuevo dinamismo

En el capítulo mecánico, cuatro mecánicas gasolina y cuatro Diesel en el nuevo Skoda Octavia para cubrir un amplio abanico de potencias que arrancará en los 85 CV y terminará en 180 –a la espera de un futuro RS-.

 

En motores gasolina, el nuevo Skoda Octavia arranca con los 1.2 TSI de 85 y 105 CV, junto al 1.4 TSi de 140 CV –a finales de año se incorporará el 1.8 de 180 CV-. En Diesel, el arranque comercial se producirá con motores de 105 y 150 CV, a la espera de la llegada en junio del 90 CV y en noviembre del 110 CV.

 

Ya a su volante, nuestra primera toma de contacto con el nuevo Skoda Octavia se ha centrado en el motor Diesel de 150 CV que nos ha mostrado todo lo bueno que ya conocíamos de él y que recientemente hemos venido probando asociado a los nuevos Audi A3, VW Golf y Seat León. Tira con decisión a golpe de pedal derecho desde bajas vueltas ganando en el nuevo Octavia frente al anterior en calidad de rodadura, pisada, rumorosidad interior, manejo del cambio y precisión en su dirección. Además se puede beneficiar de todo el arsenal tecnológico existente en el Grupo VW en campos de confort y seguridad y así podemos montar arranque sin llave, start&stop, asistente de crucero adaptativo, asistente de luz inteligente, reconocimiento de señales, aparcamiento automático, cuatro tipologías de conducción –normal, eco, sport y personalizada-.