Carácter familiar, refinamiento, avanzada tecnología o amplitud interior son sólo algunas de las muchas cualidades que unen a estas dos berlinas, pero también hay detalles que les distancian, como una diferencia de 14 centímetros en la longitud de su carrocería —13 cm en la distancia entre ejes— o que ésta sea de cuatro o cinco puertas, lo que también influye en su estética y versatilidad.
Así, el BMW Serie 6 Gran Turismo es, por tanto, más largo, un poco más ancho —2 cm— y más alto —10 cm— que el Volvo S90, aunque en la báscula las versiones comparadas con motores diésel de 190 CV de potencia prácticamente calcan su peso: sólo 2 kg les han separado. Con todo, lo mejor es enfrentarlos para saber qué hay más allá de sus espectaculares carrocerías.
BMW 620d GT vs Volvo S90 D4: por dentro
Al acceder al interior cada berlina muestra también su propia personalidad. El Volvo S90 presenta un diseño muy limpio en su salpicadero, dando protagonismo a una pantalla central de 9 pulgadas que va en disposición vertical y aglutina casi todas las funciones del coche. Hay que hacerse a ella, pero muy pronto conseguiremos un manejo fluido ya que sus menús están muy bien estructurados. El salpicadero del BMW Serie 6 Gran Turismo parece más recargado que el de su rival a pesar de ser muy funcional o de optar por una presentación bastante sobria en cuanto a diseño, con una pantalla horizontal de tipo flotante y 10,2 pulgadas. Eso sí, no prescinde de algunos mandos físicos para acceder rápidamente a la climatización o a otras funciones, algo a lo que renuncia el Volvo con su intención de fusionar minimalismo y tecnología.
El acabado Inscription viste al Volvo S90 de muchos detalles que transmiten una magnífica impresión, como las molduras de madera que decoran varias zonas o el tono metálico de los altavoces de su equipo opcional Bowers&Wilkins, capaz de reproducir el sonido de la sala de conciertos de la orquesta sinfónica de Gotemburgo, una auténtica maravilla, aunque requiere subir la factura en 3.733 euros.
Por su parte, la calidad del BMW Serie 6 GT también salta a la vista, con materiales y ajustes propios de una marca premium —se ofrecen varios programas de decoración—, e igualmente con detalles muy sofisticados, como la llave que permite aparcar el coche de forma remota una vez que nos hemos bajado, distintas funciones de conducción semiautónoma o la posibilidad de optar igualmente por un avanzado equipo de sonido envolvente de la misma marca que su rival, pagando en este caso 5.503 euros.
ESPACIO | BMW 620d GT | Volvo S90 D4 |
Anchura delantera | 152 cm | 146 cm |
Anchura trasera | 145 cm | 140 cm |
Altura delantera | 96-103 cm | 87-94 cm |
Altura trasera | 95 cm | 92 cm |
Espacio para piernas | 83 cm | 78 cm |
Maletero | 525 litros | 495 litros |
Por su enfoque familiar, el espacio disponible es importante en estas dos berlinas, y aquí el BMW Serie 6 GT saca partido claramente a su mayor talla y batalla, imponiéndose en la habitabilidad delantera y trasera, con clara ventaja en todas las cotas (anchura, altura o hueco para las piernas). El Volvo S90 es amplio, pero el BMW lo es todavía más, aunque en los dos la plaza central trasera no ha sido diseñada para un uso frecuente, por tamaño, ergonomía y volumen del túnel de transmisión. Con el maletero, más de lo mismo: el del Volvo S90 es más pequeño, más irregular, menos práctico —el portón del BMW Serie 6 GT facilita el acceso y el transporte de objetos grandes— e incluso presenta un aspecto menos cuidado en los remates.
BMW 620d GT vs Volvo S90 D4: sus motores
El planteamiento mecánico de estos dos diésel tiene muchas similitudes técnicas: los dos con un motor de 2,0 litros de cilindrada y un cambio automático con convertidor de par de ocho marchas. Incluso los datos oficiales de potencia (190 CV) y par y de régimen óptimo de funcionamiento (ambos con 400 Nm a 1.750 rpm) dan cifras idénticas, aunque tras ser testados por nuestro Centro Técnico, los datos de prestaciones arrojan diferencias reseñables.
En aceleración, el BMW 620d —de propulsión trasera— aventaja en casi dos segundos al Volvo S90 —de tracción delantera—, y en las recuperaciones y adelantamientos el BMW también es más rápido, no de una forma tan contundente, pero sí se impone con claridad. A nivel global, los cuatro cilindros de estas berlinas no tienen el refinamiento de los de seis cilindros, pero sí funcionan con bastante agrado —el sistema Stop/Start del S90 es lento a veces—. Los cambios automáticos también ayudan a que la energía del motor tarde poco en llegar, pero la respuesta en el BMW es más rápida y suave. El Volvo es menos refinado en aceleraciones exigentes desde parado o en marcha —incluso el tacto de la palanca es más tosco al moverla-.
PRESTACIONES | BMW 620d GT | Volvo S90 D4 |
Acel. 0-100 km/h | 7,61 s | 9,49 s |
Acel. 0-1000 metros | 29,0 s | 30,7 s |
Adelantamiento 80-120 km/h | 5,83 s | 6,44 s |
Sonoridad 100 km/h | 63,9 dB | 63,8 dB |
Frenada desde 100 km/h | 37,02 m | 34,97 m |
Peso real | 1.866 kg | 1.864 kg |
BMW 620d GT vs Volvo S90 D4: comportamiento
En carretera, la suspensión del Volvo S90 está claramente enfocada al confort, en consonancia con ese carácter viajero y familiar que se espera de una gran berlina. En opción se ofrece el chasis activo Four C —por 2.075 euros y con conjuntos neumáticos en las cuatro ruedas— con ajustes de dureza variable para cada modo de conducción —Eco, Confort, Sport—, aunque siempre se manifiesta como un coche cómodo, bien aislado y de agradable rodar. Su comportamiento transmite seguridad y destacan sus magníficas distancias de frenado, superando aquí a su rival y sacando pecho en la categoría.
El BMW 620d GT lleva de serie una suspensión con muelles neumáticos en el tren trasero y función de autonivelado. El chasis adaptativo es opcional —2.308 euros— y suma suspensión neumática delantera y unos amortiguadores con ajuste variable. Asimismo, puede incorporar una dirección activa integral —por 1.479 euros y que actúa también sobre las ruedas posteriores— para ganar en agilidad. En cualquier modo de conducción —Sport, Comfort, Comfort y Eco Pro— el BMW muestra su fino rodar y resulta mucho más fluido de llevar y asentado a alta velocidad que el S90. El resultado global convence más, con mucha calidad en el bacheo repetitivo, una excepcional solidez de movimientos al exprimir su bastidor y un tacto más deportivo en tramos sinuosos por su propulsión.
BMW 620d GT vs Volvo S90 D4: sus consumos
Si el Volvo S90 se siente como una “alfombra", el BMW Serie 6 GT sería una “alfombra persa", una personalidad con la que nos deleita al superar cualquier reductor de velocidad, sea del tamaño y la estructura que sea. Ya sobre trazados amplios y despejados, típicos de vías rápidas, las diferencias se reducen entre estos comodísimos rodadores de larga distancia, de contenido consumo en carretera. Es un poco mejor en el caso del BMW 620d, que incluso no supera la barrera de los 6 l/100 km en el gasto ponderado y que al contar con 11 litros más de depósito que el Volvo S90 D4 lleva su autonomía a cifras considerables.
El BMW Serie 6 Gran Turismo alemán también saca fruto a su mejor coeficiente aerodinámico, con varios elementos que ayudan en este campo, como su parrilla activa —con láminas que se abren o cierran de manera automática para refrigerar más el motor o disminuir la resistencia al avance—, las canalizaciones de flujo situadas tras las ruedas delanteras o su alerón sobre el portón que se despliega automáticamente al superar los 120 km/h —también hay un pulsador para hacerlo de forma manual— y se recoge al bajar de 80 km/h.
CONSUMOS | BMW 620d GT | Volvo S90 D4 |
Consumo en ciudad | 7,0 l/100 km | 7,2 l/100 km s |
Consumo en carretera | 5,2 l/100 km | 5,7 l/100 km |
Consumo medio | 5,9 l/100 km | 6,3 l/100 km |
En definitiva, a pesar de la amplia diferencia de precio y equipamiento a favor del Volvo S90, un coche muy confortable y seguro, el BMW 620d GT es finalmente una berlina más rápida y ágil, gasta menos, se impone en espacio y maletero, ofrece más agrado en el tándem motor/cambio y nos agasaja con una calidad de rodadura superior. Por lo tanto, es justo vencedor.