Comparativa: Audi A5 2.0 TFSI vs BMW 428i Coupé, venganza bávara

Tanto refinamiento, confort y elegancia pueden hacerte olvidar que, los Audi A5 y BMW Serie 4 además de coupés de lujo, también son equilibradísimos deportivos capaces de volar sobre las curvas. Si el nivel ya era alto, ahora lo será aún más.

Pablo Mallo. Twitter: @p__mallo. Fotos: Israel Gardyn

Comparativa: Audi A5 2.0 TFSI vs BMW 428i Coupé, venganza bávara
Comparativa: Audi A5 2.0 TFSI vs BMW 428i Coupé, venganza bávara

En su momento el Audi A5 se distanció de sus rivales directos por tamaño, cualidades dinámicas e incluso por su elaborado interior, sin embargo BMW ha tenido el tiempo necesario para perpetrar el contraataque. Siguiendo la estela del A5, el Serie 4 Coupé crece bastante respecto al Serie 3 Coupé —modelo al que sustituye—, aporta más contenido tecnológico y, a la vez, su imagen ha ganado una fuerte presencia. Pero, ¿sigue siendo el deportivo que nos cautivó tiempo atrás? En cualquier caso, no es fácil encontrar dos coches que siendo tan sugerentes en su conjunto, resulten además relativamente discretos y elegantes, por no hablar de un comportamiento de referencia.

Audi A5 vs BMW Serie 4Lo cierto es que son modelos que varían su personalidad notablemente en función de la configuración elegida, no sólo por motor, sino también en lo referente a transmisión, suspensión, dirección y elementos activos disponibles. A base de extras, casi puedes diseñar su comportamiento a la carta, y con ello, el confort ha encontrado un hueco en automóviles que antes se valoraban fundamentalmente por su deportividad. Pero no hay que dejarse confundir, siguen siendo deportivos. Simplemente, cosas que antes eran contradictorias, ahora pueden ser compatibles.

BMW Serie 4 interiorEn este sentido, Audi es quizá la referencia. Mediante su menú Drive Select se accede a la configuración de los diferentes modos de conducción, que modifican el funcionamiento de elementos como la dirección activa, la dureza de la suspensión o, en el caso de las versiones quattro, el diferencial trasero vectorial. Extras que nuestra unidad de tracción delantera y cambio multitronic no llevaba. En esta ocasión, el principal "modificador" de comportamiento son unas espectaculares llantas de 20 pulgadas, que ya es más de lo que incorpora el BMW 428i, aparentemente muy "de serie" salvo por su recomendable caja automática ZF. En ambos, lo único que se puede variar a golpe de botón es la respuesta del motor y del cambio, junto con la dureza de la dirección. Nada de suspensiones activas, esta vez.

Hechas las presentaciones, toca ver sus diferencias en carretera. El Serie 4 se siente mucho más coche que el anterior Serie 3 Coupé, no sólo por su impecable interior de aspecto más moderno, también por un tacto de rodadura ejemplar. Poco o nada tiene que envidiar a grandes berlinas de lujo en cuanto a silencio interior, exquisito filtrado de suspensiones, suavidad del cambio automático, impecable dirección... Te olvidas de que es un deportivo hasta que hundes un poco más el pedal del acelerador y el motor, antes mudo, saca a relucir su doble personalidad. Al principio desconcierta ese bramido en medio de tanta paz, pero a la vez aporta un carácter especial. Magnífico por prestaciones, inmediatez y empuje, sólo se echa de menos la dulzura melódica de un seis cilindros.

La renovada mecánica 2.0 TFSI del A5 cuenta ahora con inyección directa e indirecta, y se beneficia de cambios en el turbo, el colector de escape integrado en la culata y una gestión térmica optimizada. Es más sedoso que el BMW, algo que se acentúa con la transmisión continua multitronic, una opción de lo más agradable en ciudad, pero que resta deportividad, a pesar de que en los modos Sport y manual se simulan relaciones "fijas". En automático su respuesta es más lenta, ya que durante un instante debe ajustarse la relación del cambio al grado de aceleración demandado, lo que se traduce en cierto resbalamiento y una conexión menos directa entre conductor y motor.

Audi A5 interiorPor otra parte, las atractivas pero no tan recomendables llantas opcionales de 20 pulgadas del A5 le hacen perder confort frente al BMW, aunque sigue estando a buen nivel. Lejos de aportar precisión, los neumáticos delanteros "leen" la carretera y debemos pelearnos más con la dirección, ejecutando pequeñas correcciones, algo que se combina con algún que otro tirón ocasional al acelerar con decisión y una capacidad de tracción relativamente limitada a poca velocidad. En cualquier caso, sigue siendo un coche noble y muy ágil, y esa es la sensación que transmite incluso a ritmos tranquilos, ya que cuenta con una dirección muy rápida, su carrocería apenas balancea y el participativo eje trasero redondea los giros eficazmente. Si es necesario, la propia dirección llega a insinuar un ligero contravolante que aporta algo más de información. 

El BMW transmite todavía mayor aplomo. Su dirección está menos asistida, pesa lo justo y aporta un tacto muy natural y consistente. Rápidamente te haces a su acertada desmultiplicación, así como a un tren delantero que se inscribe con precisión e inmediatez en curva, y que brinda buenas dosis de confianza sea cual sea el ritmo. Informa cuando el altísimo límite de agarre se aproxima y, a diferencia del Audi, no hay movimientos parásitos provocados por las imperfecciones del asfalto, por lo que te puedes concentrar al 100% en ejecutar trazadas milimétricas. Los cambios de apoyo son instantáneos y las reacciones, muy equilibradas, con una casi imperceptible deriva delantera —menor que en un Serie 3— que facilita la conducción al ir muy rápido, así como un predecible eje trasero que se puede usar para redondear los giros sin resultar exigente. Quizá demasiado fácil y neutro para algunos puristas de la marca (para ellos hay otras opciones de suspensión), pero no deja de ser un coche de lo más eficaz, con un paso por curva todavía más rápido que el A5... que ya es decir.

Vídeo: así se hacen las pruebas en AUTOPISTA