El C4 HDI de 110 CV FAP ha sido el modelo escogido para que Citroën pruebe comercialmente su nuevo cambio manual pilotado de seis velocidades. Tres años han trabajado los ingenieros de producto de la marca francesa hasta la consecución de una segunda transmisión manual sin embrague, que se suma al Sensodrive de cinco marchas, vendido en 130.000 unidades de distintas gamas de la marca en todo el mundo. Según la compañía francesa, esta transmisión resulta precisa y rápida, contribuye a mejorar el agrado de conducción y reduce los consumos del motor al que va acoplado entre un 3 y 5 por ciento respecto al cambio convencional y rebaja la emisión de partículas contaminantes a la atmósfera. Así, el C4 HDI 110 CV FAP consume 4,5 litros a los 100 kilómetros y sus emisiones de C02 son de 120 g/km con este cambio secuencial pilotado de seis velocidades. Los primeros pedidos en España llegarán a partir de julio. Respecto a la versión con transmisión convencional supone un desembolso de 800 euros más. En principio, sólo estará disponible para este motor en los acabados VTR PLUS y Collection, tanto para la berlina de cinco puertas como para el coupé. En un futuro la compañía no descarta acoplarla a otros modelos, aunque aclara que está configurada para ir asociada a motores con una cifra de par máximo entre 20 mkg y 27 mkg. El HDI de 100 CV cuenta con 24,5 mkg.
En modo Automático nos ha gustado la suavidad en las transiciones de marchas y la querencia natural a mantener el motor en regímenes de giro bajos y medios, procurando circular en las marchas más altas, especialmente en sexta cuando la velocidad crucero está próxima a los límites permitidos. Tanto es así, que procura mantener el motor entre las 1.800 y las 4.200 vueltas. Es decir, que no cambia a una marcha inferior hasta que rebase 1.800 rpm y tampoco lo hace a una marcha superior hasta que llega 4.200. Esta situación es válida para las dos posibilidades de tiempos de respuesta, Normal y Sport. Lógicamente, nunca es posible llegar al corte de inyección, radicado en 5.000 rpm en este modo, algo que sí sucede en Manual. Es en el modo Manual donde más nos ha sorprendido esta caja secuencial pilotada, sobre todo, por la capacidad de respuesta a nuestras peticiones de cambio. Aunque en modo Sport, el paso de una marcha a otra es casi inmediato, en modo Normal no se queda muy lejos.
Verdaderamente, esos 0,4 segundos de los que habla la marca entre la velocidad de respuesta de uno y otro, son prácticamente inapreciables en una conducción normal. Es, cuando llevamos una marcha más ágil, más exigente, donde el modo Sport se revela con todas sus virtudes, especialmente, si recurrimos a las levas. En tramos virados, a la salida de las curvas podemos exprimir el motor hasta regímenes de giro altos y, paralelamente, cambiar de marchas. El efecto producido es un espectacular incremento de la velocidad gracias a que el cambio permite insertar marchas másaltas mientras incrementa el giro de motor. Pasar de 2ª a 6ª es casi una acción instantánea. En la situación contraria, es decir, llegando a la curva, la leva izquierda permite utilizar el freno motor antes de recurrir al pedal de freno. El salto de marchas en este modo es brusco, lógicamente, y desdice a la marca que situaba entre sus virtudes el agrado de conducción. No obstante, es un tipo de conducción que no se utiliza en demasía y esa brusquedad de la que hablamos no menoscaba las bondades del conjunto.
Echamos de menos, un motor algo más potente, para esta caja de cambios tan precisa y tan rápida en su respuesta. Desde nuestro punto de vista, aunque el HDI 110 CV es solvente, el HDI de 138 CV permitiría extraer mayores sensaciones deportivas. Sin embargo, esta caja de cambios no puede ser acoplada a este propulsor, ya que, como ha asegurado la marca, únicamente puede combinarse con mecánicas de 20 a 27 mkg, de par máximo y el Diesel de 138 CV ofrece 32,7 mkg.