El interior no cambia mucho respecto al de un Aygo: el volante y el pomo de la palanca son originales y los asientos delanteros, también. El salpicadero, sin embargo, y los mandos del aire acondicionado y radio son los mismos que los de sus familiares francés y nipón. Nos hizo gracia en su momento que el cuentavueltas fuera un "aplique" en el Aygo; en el C1 viene de serie, aunque sigue pareciendo un añadido.El puesto de conducción es cómodo, el mullido del asiento es agradable, pero, a decir verdad, los asientos no sujetan mucho el cuerpo del conductor a pesar de tener “alitas". No hay reposacabezas: el respaldo del asiento es largo y, gracias al diseño, han podido prescindir de estos elementos. En los asientos traseros sí que hay reposacabezas regulables en altura. Gracias a esta característica, es posible recogerlos, porque desplegados obstaculizan la visión trasera del conductor.El salpicadero aparece correctamente ordenado y todos sus mandos bien accesibles (como es pequeño, no es complicado que esto sea así). Se echa en falta una guantera y sí, sabemos que en este segmento es lo normal (que no haya), pero eso no justifica el que este elemento no sea deseable. Si viajamos como ocupantes de la parte trasera, el tema se complica. La anchura de las plazas no está mal (126 cm), si tenemos en cuenta que está homologado para dos ocupantes. Sin embargo, estos viajeros no deberían ser muy altos, ya que el espacio para las piernas es muy reducido. Reducido como el maletero, que es minúsculo. Y a los datos nos remitimos: 139 litros (frente a los 170 litros de un Matiz o los 157 de un Kia Picanto). Además hay un problema añadido: la boca de carga. La luna trasera hace de portón, lo que significa que el espacio que tenemos para meter bultos en el maletero es poco. Cinco son las versiones disponibles dentro de la gama C1 en nuestro país. Citroën ofrece un motor de gasolina en las dos carrocerías –tres y cinco puertas- y un acabado básico, acceso a la gama, denominado X. El motor Diesel sólo se asocia a un acabado, el SX, y se monta en tres y en cinco puertas.
El precio de entrada a la gama es de 8.550 euros, mientras que el C1 más caro sale por 11.150 euros (el Diesel de cinco puertas). Pero lo curioso es que, echando una vista al resto de la gama de la marca francesa, sus hermanos mayores (C2 y C3) ofrecen mecánicas similares e incluso más potentes, con niveles de equipamiento parecidos y a un precio más ajustado.
LO MEJOR
|
LO PEOR
|
* Tamaño reducido |
*
Motor muy rumoroso |
El interior no cambia mucho respecto al de un Aygo: el volante y el pomo de la palanca son originales y los asientos delanteros, también. El salpicadero, sin embargo, y los mandos del aire acondicionado y radio son los mismos que los de sus familiares francés y nipón. Nos hizo gracia en su momento que el cuentavueltas fuera un "aplique" en el Aygo; en el C1 viene de serie, aunque sigue pareciendo un añadido.El puesto de conducción es cómodo, el mullido del asiento es agradable, pero, a decir verdad, los asientos no sujetan mucho el cuerpo del conductor a pesar de tener “alitas". No hay reposacabezas: el respaldo del asiento es largo y, gracias al diseño, han podido prescindir de estos elementos. En los asientos traseros sí que hay reposacabezas regulables en altura. Gracias a esta característica, es posible recogerlos, porque desplegados obstaculizan la visión trasera del conductor.El salpicadero aparece correctamente ordenado y todos sus mandos bien accesibles (como es pequeño, no es complicado que esto sea así). Se echa en falta una guantera y sí, sabemos que en este segmento es lo normal (que no haya), pero eso no justifica el que este elemento no sea deseable. Si viajamos como ocupantes de la parte trasera, el tema se complica. La anchura de las plazas no está mal (126 cm), si tenemos en cuenta que está homologado para dos ocupantes. Sin embargo, estos viajeros no deberían ser muy altos, ya que el espacio para las piernas es muy reducido. Reducido como el maletero, que es minúsculo. Y a los datos nos remitimos: 139 litros (frente a los 170 litros de un Matiz o los 157 de un Kia Picanto). Además hay un problema añadido: la boca de carga. La luna trasera hace de portón, lo que significa que el espacio que tenemos para meter bultos en el maletero es poco. Cinco son las versiones disponibles dentro de la gama C1 en nuestro país. Citroën ofrece un motor de gasolina en las dos carrocerías –tres y cinco puertas- y un acabado básico, acceso a la gama, denominado X. El motor Diesel sólo se asocia a un acabado, el SX, y se monta en tres y en cinco puertas.
El precio de entrada a la gama es de 8.550 euros, mientras que el C1 más caro sale por 11.150 euros (el Diesel de cinco puertas). Pero lo curioso es que, echando una vista al resto de la gama de la marca francesa, sus hermanos mayores (C2 y C3) ofrecen mecánicas similares e incluso más potentes, con niveles de equipamiento parecidos y a un precio más ajustado.
LO MEJOR
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LO PEOR
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* Tamaño reducido |
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Motor muy rumoroso |