Citroën Berlingo Combi 1.6i 16V SX

Citroën ha decidido, de una vez por todas, dar el espaldarazo que necesitaba su gama de vehículos derivados de turismo y lo ha hecho a lo grande. La marca de los chevrones ha decidido montar uno de los nuevos propulsores de su producto estrella, el Xsara, en su principal referencia en el segmento, el Berlingo. Pero sus esfuerzos no se han quedado ahí, ha decidido mejorar la reconfiguración del espacio interior del mismo con la inclusión, como equipamiento opcional por 170.000 pesetas, del Modutop, un nuevo concepto de techo.

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La incorporación del nuevo motor 1.6i 16V de 110 CV, conocido internamente como TU 5JP4, convierte al Berlingo en un niño con zapatos nuevos. Lo transforma, por así decirlo, en el primero de la clase. Ni el Kangoo de Renault, ni el Partner de Peugeot pueden en este momento, a la espera de una necesaria y no muy tardía respuesta, permitirse estar a la altura del modelo líder del segmento en cuanto a motores de gasolina se refiere. El viejo propulsor de 1.8 litros y 90 CV había quedado obsoleto: unas prestaciones limitadas y unos consumos demasiados elevados hacían necesaria la llegada de un sustituto. Y este 1.6 lo es en toda la extensión de la palabra. 172 kilómetros por hora de velocidad máxima, que es la que ofrece el Berlingo, según las mediciones del fabricante, es una cota inalcanzable para sus rivales. Evidentemente, este propulsor no le convierte en un Fórmula 1, aunque le permite una cierta solvencia en recorridos por autovía y autopista o a la hora de adelantar. Todo son parabienes para el 1.6i 16V de 110 CV, tanto desde el punto de vista subjetivo, ya lo probamos en la nueva generación del Xsara y nos dejó muy satisfechos, como desde el punto de vista objetivo. En éste nos vamos a detener para analizar lo que ha ganado con este nuevo fichaje el Berlingo. Lo primero que salta a la vista es el aumento del par, se sitúa en los 147 Nm, y de la potencia, de 90 a 110 CV. Las cotas máximas en estos valores característicos se consiguen respectivamente a las 4.000 y a las 5.800 rpm. Los consumos son los otros grandes beneficiados por la llegada del nuevo propulsor. Si uno de los problemas de la anterior mecánica y la mala aerodinámica del Berlingo eran los altos consumos, éstos se han visto mitigados hasta cifras tales como 9,5 litros en el ciclo urbano, 6,2 en el extraurbano y 7,4 en la utilización mixta. Citroën ha conseguido, además, que esta nueva motorización cumpla las normas de polución Euro3, gracias a una reducción de las emisiones contaminantes de un 17 por ciento. Al volante, las sensaciones son muy buenas. El motor corre, es ágil en las recuperaciones y no es excesivamente rumoroso. A partir de las 4.000 rpm es cuando parece dar todo lo que puede. Sin embargo, a altas velocidades, a las que tampoco está habituado el vehículo, el coche se resiente en su estabilidad y, a causa de su altura y anchura, se torna algo más complicado de conducir, exigiendo al que lleva sus riendas el máximo de concentración. Los frenos ABS, como opción en toda la gama y que en la unidad probada estaban ayudados por un repartidor electrónico de frenada, “muerden" bien y permiten salvar los muebles en una situación apurada.