BMW X1 2.8i xDrive

Lo confesamos. Las dudas que nos asaltaron cuando vimos por primera vez un BMW X1 ya no existen. Rodeado de asfalto su estética diferenciadora convence. Sobre su conducción, poco más se puede decir que el X1, simplemente, es tan BMW como el que más.

BMW X1 2.8i xDrive
BMW X1 2.8i xDrive

Aunque BMW lo denomina SAV, otros lo calificarían de crossover (coche a medio camino entre familiar y SUV), pero olvidándonos de conceptos de difícil comprensión, el X1 es un coche con personalidad propia que da lo mejor de sí sobre asfalto. Pese a todo, gracias a una buena altura libre al suelo (con 18,5 cm supera en 2,5 cm al Infiniti EX37 aunque cede 1 cm frente al Subaru Outback), y a su tracción a las cuatro ruedas, puede hacer las delicias de los amantes de deportes al aire libre permitiendo circular por caminos sin miedo a romper algo.

Nuestro protagonista es por ahora el modelo más potente de la saga X1. Lleva un motor de seis cilindros en línea, 3 litros de cubicaje y se asocia exclusivamente a un cambio automático de de seis marchas. Es un coche con personalidad múltiple que va desde tal suavidad que podría llegar a dar la impresión de motor flojo, dejando frío a quien se ponga al volante, hasta algo emocionante cuando se exprime al máximo su potencial. En esas condiciones, cuando el sistema Valvetronic ha llevado las válvulas a su máximo recorrido, la sonoridad del motor cambia, se vuelve más agudo y todo comienza a suceder mucho más deprisa. Sin embargo, condicionado por la monta de neumáticos opcional de nuestra unidad de pruebas, el peso adicional que representa su equipamiento y las dificultades de conseguir una arrancada óptima, queda claro que las cifras de aceleración declaradas son más bien optimistas.

Cuando acelerando a fondo los sensores electrónicos detectan que en ese momento el consumo de combustible no nos importa en absoluto, el empuje es francamente bueno y cualquier adelantamiento en carretera puede quedar solventado con total sosiego. En este sentido, el cambio de marchas también ayuda con su «kick down». Como buen Steptronic dispone de una doble función secuencial y automática, con dos posibles configuraciones. De ellas, la primera hará rodar al motor en la marcha más larga posible mejorando consumos y confort de marcha. En la segunda, denominada Sport, el cambio marcha se retrasará favoreciendo la entrega de potencia y asegurando cierta retención. Su funcionamiento es bueno, con poco resbalamiento del convertidor y ejemplar suavidad en los cambios de marcha, aunque su velocidad de accionamiento no llega en absoluto a la de los DKG.

El cambio tiene también pulsadores manuales, no levas. Pulsando hacia delante se bajan marchas y tirando hacia atrás se suben. Pero son un poco pequeños y exigen, por un lado, tiempo de adaptación y, en por otro, son difíciles de encontrar circulando a buen ritmo por zonas viradas. Esto hace preferible recurrir el selector central que, como es tradición en los coches de carreras y enBMW baja marchas empujando hacia adelante y las sube tirando hacia atrás.

Por encima de todo, el X1 es un BMW en todos los sentidos, algo que se aprecia en cuestiones como la sensación que ofrece su pisada sobre el asfalto, conpocas inclinaciones de carrocería, un aislamiento exquisito y una precisión de guiado de dirección y trenes rodantes de primer nivel. Es mejorable, sin embargo, la eficacia de los frenos a alta velocidad y su eficacia en repetidas frenadas al límite, algo poco habitual en nuestros días.

En carretera o autopista, pocos problemas podemos encontrarnos circulando, tanto de día como de noche, especialmente si se opta por los faros bi-Xenon con cambio automático de luces. Sorprende por su eficacia al detectar cuándo es realmente necesario el cambio de largas a cortas como por ejemplo al cruzarse con otro coche o encarar una travesía, pero no cuando el reflejo proviene de una señal de tráfico. Más truculento será encarar la circulación por pistas o caminos especialmente si están muy húmedos o embarrados. Y no porque la tracción sea mala, que es muy buena, o el paragolpes trasero condicione la capacidad de franqueo de obstáculos, sino porque sus espectaculares «rodillos» de perfil bajo son enormemente sensibles a llenarse de barro, momento en que hay que tener muy claras las cosas, aminorar el ritmo, no desconectar las ayudas electrónicas a la conducción o prepararse para ejercitarse en el control del derrapaje, algo en lo que el X1 también convence por su facilidad