intensos en el exterior, pero los motores han sido potenciados. El que los motores de gasolina hayan aumentado la potencia se debe a que los motores «d» han cosechado un éxito superior al esperado, dejando a los de gasolina en clara desventaja. En cuanto a los Diesel, siguen manteniendo los mismos valores de potencia que hasta ahora -136 CV en el 520d y 163 para el 525d-, salvo el «supermotor» de tres litros, que incrementa en 9 CV su potencia para llegar a los 193 CV y acercarse a los 197 CV del motor 320 CDi de Mercedes. En el caso que nos ocupa, el 525i, bajo el capó se oculta el mismo motor que en los anteriores 523i, misma cilindrada y cotas, con una electrónica diferente. Con la nueva gestión electrónica su potencia se incrementa en 22 CV, escalando hasta 192 CV. De este modo iguala su potencia con el extinto 2.8, que es sustituido por el 3.0 de 231 CV. Con los nuevos motores de gasolina, la Serie 5 queda estructurada del siguiente modo: como escalón de acceso, el 520i (ahora con 170 CV en la nueva gama de motores gasolina), que se ofrece por 5,6 millones de pesetas; medio millón de pesetas por encima, el 525i objeto de esta prueba; a continuación, un 530i de 231 CV, cuyo precio está ya en torno a los 6,7 millones de pesetas. Las dos versiones que quedan por encima, 535i y 540i, no han modificado su potencia, igual que el superdeportivo M5. La sensación que transmite este motor es buena. Se nota su potencia desde el principio, pero no tanto como cabría esperar de un motor de 192 CV, sobre todo con la referencia del anterior 2.8. Una vez realizadas las precisas mediciones de nuestro Centro Técnico, que tienen al cronómetro como juez imparcial e implacable, y contrastadas éstas con las del motor de 170 CV, la conclusión es clara: no hay una ganancia sustancial en prestaciones. En la aceleración 0-100 km/h, el nuevo motor es superior por un margen muy estrecho, 0,2 s. En la medición de los mil metros, la diferencia también es francamente despreciable, 0,3 segundos más lento. Donde más sale dañado este nuevo 525i es en las recuperaciones, pues en cuarta pierde un segundo, mientras que en quinta la diferencia es de segundo y medio. Pero hay que tener en cuenta que este 525i pesa 76 kilos más que el anterior 523i. Si lo comparamos con el antiguo 528i de 192 CV, motor al que iguala en potencia, le saca los colores en todos los apartados, ya que las diferencias comienzan a ser abultadas: más de un segundo en aceleración y recuperación. Pero hay apartados en los que el 525i ha ganado muchos enteros. Uno de ellos, y muy importante, es el consumo. No ha habido un descenso muy abultado, pero obtener el mismo consumo medio que cuando sólo daba 170 CV es todo un logro. El consumo que más ha bajado es el de recorrido urbano, un litro menos cada 100 km. También ha ganado en frenos, donde ha obtenido unas distancias más que buenas, 75 metros en el 140-0 km/h y 38 para el 100-0.
BMW 525I
El éxito de los motores Diesel ha llevado a BMW a «reformular» la oferta en gasolina. El nuevo 525i gana en potencia, pero no en prestaciones, manteniendo el equilibrio y la eficacia que caracteriza a la Serie 5.
