BMW 330 Cd

Dijeron que nunca harían un coupé Diesel… Afortunadamente se equivocaron. A bordo de este BMW, por fin he entendido el famoso lema de ‘’¿Te gusta conducir?’’. Si la respuesta es sí, prepárate. El 330 Cd te creará adicción.

BMW 330 Cd
BMW 330 Cd

Es una combinación casi única en el mercado, pero resulta de una lógica aplastante. BMW ha conseguido un coche que ni los más puristas pueden rebatir. Han decidido decir adiós a los estereotipos y, ciertamente, nos alegramos. Sí, es un coupé y Diesel, pero sus cifras no se diferencian de las de su hermano de gasolina (el BMW 330 Ci). Además, aunque no es lo normal, la versión de gasóleo es más barata. “¿Y las sensaciones…?", dudarán los más conservadores. Ante esto, sólo hay una contestación: dadme carretera, porque todavía necesito más. Su motor no es ningún desconocido. Incorpora el seis cilindros en línea de tres litros que montan las Series 5 y 7. BMW lo ha adaptado para su coupé variando su gestión electrónica (tiene menos potencia y par, pero los entrega desde muy bajo régimen). En concreto, a partir de 2.000 vueltas ya tenemos listo todo “su arsenal". Parece interminable. Una recomendación: haz ejercicios de calentamiento antes de montar, porque puede que el pie se te canse de presionar el acelerador, ya que éste no va a dar señales de desfallecimiento.

 
BMW 330 Cd
BMW 330 Ci
Precio
40.000 euros
41.100 euros
Potencia
204 CV a 4.000 rpm
231 CV a 5.900 rpm
Velocida máxima
242 km/h
250 km/h
Aceleración 0-1000 km/h
(datos centro técnico)
27,8 segundos
27,3 segundos
80 -120 km/h en 4ª/5ª
6,3/8 segundos
10,6 segundos en 6ª
8,2/10,7 segundos
Consumo medio
7 l/100 km
8,9 l/100 km
Sube de vueltas con una facilidad pasmosa y tendremos que forzarlo por encima de las 5.000 revoluciones para encontrarnos con el corte. Se nos olvidará que estamos en un Diesel. Estira las marchas de una manera sorprendente. Además, resulta tan silencioso que parece querer decir “tú dale, que yo ni me despeino" (a 140 km/h, nuestro Centro Técnico ha registrado sólo 68,9 decibelios). Incluso alguna vez podemos llegar a creer que estamos en un automático: si nos lo proponemos, no hace falta ni cambiar. Y eso que el cambio es otra delicia. La sexta marcha no está pensada para servir de desahogo al motor o para reducir el consumo de combustible (aunque, obviamente, también sirve para ello), sino que ayuda a exprimir al máximo el potencial del modelo. Aseguran que la velocidad punta se alcanza con esta sexta relación, pero –ante todo- permite aumentar el margen de utilización de cada marcha: ahora en tercera, por ejemplo, se superan con total soltura los 120 km/h. Tan sólo 27 segundos para alcanzar el kilómetro desde parado, acelera de 0 a 100 km/h en 7,18 segundos… y, por si fuera poco, tiene un consumo medio de 7,05 litros cada 100 kilómetros (según los datos recogidos por nuestro centro técnico). Pero, sin duda, su punto fuerte son las recuperaciones. No hay repecho que le pille desprevenido.