El motor es el mismo bloque que equipaba el antiguo 320d, aunque en esta ocasión se ha adoptado tecnología common-rail de segunda generación y una nueva bomba de alta presión con regulación del caudal que consigue una difusión más fina del combustible. Gracias a ello y a una serie de pequeñas modificaciones técnicas, la potencia oficial y el par se han incrementado, hasta los 163 CV y los 33,67 mkg, respectivamente. En nuestro Centro Técnico, la cifra de potencia casi es calcada, mientras que el paso de este 320d por nuestro banco de rodillos ha arrojado un par superior de 36,2 mkg a 2.780 rpm, casi 3 mkg más.El carácter de este motor es plenamente atlético, con unas prestaciones que rivalizan con algunos GTI del mercado. Así, el kilómetro desde parado lo consigue recorrer en menos de 30 segundos, una cifra que denota su vertiente deportiva; sus recuperaciones son fulgurantes y su capacidad de adelantamiento notable. La aceleración, para ser un Diesel, tampoco está nada mal, pues llega a los 100 km/h desde parado en 8,4 segundos. En la práctica, el empuje del motor es bestial, lo que hace que suba de vueltas con bastante premura y contundencia. Los desarrollos están tan bien elegidos que no pecan ni por largos ni por cortos, lo que permite unas prestaciones muy buenas y unos consumos reducidos. En este sentido, la utilización de la palanca de cambios se hace más necesaria cuando circulamos por zonas viradas, pero esto no se convierte en un problema, pues es bastante precisa y suave en la inserción de marchas. El motor permite cruceros a altas velocidades a un nivel de revoluciones bastante bajo, con lo que se eliminan ruidos y se reduce el gasto del combustible. Por debajo de 2.000 rpm no muestra el “punch" que en el resto del rango de utilización, aunque este hecho no lo podemos calificar como un problema, pues enseguida sobrepasa esta zona. Y llegamos al análisis del comportamiento, sin lugar a dudas el apartado que más nos ha encandilado de este modelo. El BMW 320d es un coche que nunca te cansas de conducir. El hecho de ser un propulsión trasera le permite un guiado de primera categoría y una gran agilidad en los cambios de apoyo. La sensación de control en cualquier situación es enorme, gracias, en gran medida, a su dirección de desmultiplicación variable, que atempera las posibles malas reacciones del coche. Este elemento, que alabamos en estas situaciones, merece nuestra crítica cuando circulamos a escasa velocidad, sobre todo a la hora de aparcar, pues el volante no cuente con demasiada asistencia, lo que hace que cueste algo más de lo deseable realizar este tipo de maniobras. Tolera velocidades muy elevadas en su paso por curvas abiertas, mientras que, en los giros cerrados, muestra una ligera tendencia al subviraje. Sus suspensiones están enfocadas hacia la eficacia, pero para nada son secas ni incómodas, sino todo lo contrario, por lo que aquellos conductores reacios a comprarse un BMW por la posible incomodidad a la hora de viajar no tendrán excusa.Su chasis deportivo le confiere un comportamiento dinámico divertido y seguro, a pesar de que no monta un neumático demasiado exagerado (205/55). En curva, la carrocería no oscila casi nada, lo que incrementa notablemente la sensación de control y nos anima a pisar con más decisión el pedal del acelerador.Los frenos tienen una respuesta perfecta. Consiguen parar a este 320d desde 140 km/h en menos de 70 metros, algo muy destacado teniendo en cuenta el peso del modelo (1.516 kg). Aparte, el tacto, la mordiente y el equilibrio son de lo mejor del segmento. La resistencia es otro de los apartados que más destacan, pues, a pesar de usarlos continuamente, no muestran excesivos signos de fatiga.El precio de tarifa del 320d es de 32.800 euros, un coste que, teniendo en cuenta el segmento por donde nos movemos, podemos calificar de bastante ajustado, pues es más barato que sus rivales principales, que cuestan entre 500 y 2.500 euros más. El problema es el equipamiento de serie, que no es muy extenso. Sólo hay un acabado para esta versión, que se puede completar con múltiples opciones. De serie contamos, entre otros, con control de estabilidad y tracción, control de presión de los neumáticos, ordenador de viaje, llantas de aleación, radio CD y volante multifunción en cuero. Para el resto de elementos, una lista bastante extensa, hay que echar mano de la cartera y pagarlos. El motor es el mismo bloque que equipaba el antiguo 320d, aunque en esta ocasión se ha adoptado tecnología common-rail de segunda generación y una nueva bomba de alta presión con regulación del caudal que consigue una difusión más fina del combustible. Gracias a ello y a una serie de pequeñas modificaciones técnicas, la potencia oficial y el par se han incrementado, hasta los 163 CV y los 33,67 mkg, respectivamente. En nuestro Centro Técnico, la cifra de potencia casi es calcada, mientras que el paso de este 320d por nuestro banco de rodillos ha arrojado un par superior de 36,2 mkg a 2.780 rpm, casi 3 mkg más.El carácter de este motor es plenamente atlético, con unas prestaciones que rivalizan con algunos GTI del mercado. Así, el kilómetro desde parado lo consigue recorrer en menos de 30 segundos, una cifra que denota su vertiente deportiva; sus recuperaciones son fulgurantes y su capacidad de adelantamiento notable. La aceleración, para ser un Diesel, tampoco está nada mal, pues llega a los 100 km/h desde parado en 8,4 segundos. En la práctica, el empuje del motor es bestial, lo que hace que suba de vueltas con bastante premura y contundencia. Los desarrollos están tan bien elegidos que no pecan ni por largos ni por cortos, lo que permite unas prestaciones muy buenas y unos consumos reducidos. En este sentido, la utilización de la palanca de cambios se hace más necesaria cuando circulamos por zonas viradas, pero esto no se convierte en un problema, pues es bastante precisa y suave en la inserción de marchas. El motor permite cruceros a altas velocidades a un nivel de revoluciones bastante bajo, con lo que se eliminan ruidos y se reduce el gasto del combustible. Por debajo de 2.000 rpm no muestra el “punch" que en el resto del rango de utilización, aunque este hecho no lo podemos calificar como un problema, pues enseguida sobrepasa esta zona. Y llegamos al análisis del comportamiento, sin lugar a dudas el apartado que más nos ha encandilado de este modelo. El BMW 320d es un coche que nunca te cansas de conducir. El hecho de ser un propulsión trasera le permite un guiado de primera categoría y una gran agilidad en los cambios de apoyo. La sensación de control en cualquier situación es enorme, gracias, en gran medida, a su dirección de desmultiplicación variable, que atempera las posibles malas reacciones del coche. Este elemento, que alabamos en estas situaciones, merece nuestra crítica cuando circulamos a escasa velocidad, sobre todo a la hora de aparcar, pues el volante no cuente con demasiada asistencia, lo que hace que cueste algo más de lo deseable realizar este tipo de maniobras. Tolera velocidades muy elevadas en su paso por curvas abiertas, mientras que, en los giros cerrados, muestra una ligera tendencia al subviraje. Sus suspensiones están enfocadas hacia la eficacia, pero para nada son secas ni incómodas, sino todo lo contrario, por lo que aquellos conductores reacios a comprarse un BMW por la posible incomodidad a la hora de viajar no tendrán excusa.Su chasis deportivo le confiere un comportamiento dinámico divertido y seguro, a pesar de que no monta un neumático demasiado exagerado (205/55). En curva, la carrocería no oscila casi nada, lo que incrementa notablemente la sensación de control y nos anima a pisar con más decisión el pedal del acelerador.Los frenos tienen una respuesta perfecta. Consiguen parar a este 320d desde 140 km/h en menos de 70 metros, algo muy destacado teniendo en cuenta el peso del modelo (1.516 kg). Aparte, el tacto, la mordiente y el equilibrio son de lo mejor del segmento. La resistencia es otro de los apartados que más destacan, pues, a pesar de usarlos continuamente, no muestran excesivos signos de fatiga.El precio de tarifa del 320d es de 32.800 euros, un coste que, teniendo en cuenta el segmento por donde nos movemos, podemos calificar de bastante ajustado, pues es más barato que sus rivales principales, que cuestan entre 500 y 2.500 euros más. El problema es el equipamiento de serie, que no es muy extenso. Sólo hay un acabado para esta versión, que se puede completar con múltiples opciones. De serie contamos, entre otros, con control de estabilidad y tracción, control de presión de los neumáticos, ordenador de viaje, llantas de aleación, radio CD y volante multifunción en cuero. Para el resto de elementos, una lista bastante extensa, hay que echar mano de la cartera y pagarlos.
BMW 320d
Generación tras generación, la Serie 3 de BMW no pierde su encanto, sino todo lo contrario. El 320d, protagonista de nuestra prueba, cuenta con un propulsor de lujo, que aúna buenas prestaciones y bajos consumos, y un comportamiento dinámico de primera.