Audi Cabrio 1.8 T

La combinación de la elegante carrocería cabrio con el suave y enérgico propulsor 1.8 Turbo de 163 CV, asociado a una caja de cambios Multitronic, permite una utilización muy eficaz y placentera. El buen acabado interior y el completo equipamiento de serie se encargan de rematar el brillante conjunto.

Audi Cabrio 1.8 T
Audi Cabrio 1.8 T

Si en parado ya se disfruta del modelo, en marcha resulta un verdadero placer conducirlo. No se trata de un modelo demasiado potente, pues los 163 CV que anuncia no resultan excesivos para que las prestaciones destaquen de forma especial, pero la suavidad, la forma de entregarlos y la respuesta que proporciona el turbo hacen que la conducción sea muy placentera.De hecho, apenas hay siete teóricos CV de diferencia con el modelo inmediatamente superior, el 2.4 V6 de 170 CV, al que el turbo mejora en bastantes de las mediciones efectuadas. De hecho, en los ejercicios de aceleración mejora tanto en el 0 a 100 km/h como en los primeros 400 metros, quedando ligeramente por detrás en el primer kilómetro con salida desde parado.Pero es en las recuperaciones donde literalmente aplasta a su contrincante: el 1.8 T llega a ser 10 segundos más rápido en alguno de los ejercicios, lo mismo que ocurre en los ejercicios de adelantamiento. Algo parecido ocurre con los consumos, que también registran unos valores inferiores, como mínimo, de 1,1 litros de media en cada uno de los apartados: ciudad, carretera y autopista. El cambio Multitronic tiene bastante responsabilidad en este cometido, con una sexta velocidad en torno a los 65 km/h, lo que permite viajar a una velocidad de crucero elevada con el motor bastante desahogado, aunque esto tiene como contrapartida la necesidad de reducir de marcha cuando se circula en modo manual para superar cualquier repecho.La verdad es que nos ha gustado bastante el cambio Multitronic en esta versión, la más pequeña de toda la gama, que “sólo" ofrece 22,9 mkg a 1.900 rpm, un valor similar al de su “hermano" V6, aunque en este caso, se produce a un régimen sensiblemente inferior. Este valor de par, unido al “desarrollo infinito" de la caja de cambios permite unas prestaciones muy razonables y un excelente agrado de conducción en cualquier tipo de terreno.La posibilidad de cambiar desde el volante mediante pulsadores hace que la conducción sea muy sencilla y endiabladamente divertida en carreteras ratoneras en las que las curvas se suceden inmediatamente. De esta forma no hay que hacer ningún esfuerzo adicional para insertar la relación que se desee y no es necesario apartar las manos del volante en ningún momento.Un pequeño “display" situado en el cuadro de instrumentos nos informa de la velocidad seleccionada en cada momento. Si transcurridos unos segundos el conductor no decide ejecutar una órden de inserción de marcha, bien con la palanca, bien con los pulsadores, el dispositivo actúa de forma electrónica y pasa a modo “D" de forma automática. Si la solicitud viene ordenada a través del pedal del acelerador, el sistema también se encarga de reducir de forma automática para lograr el cometido deseado. Por supuesto, en ciudad resulta especialmente cómodo el manejo en modo automático, ya que no es necesario realizar ninguna operación –mas que acelerar o frenar- y el movimiento resulta muy suave, sin tirones ni cambios bruscos, con aceleraciones continuas.Este tipo de transmisión automática de variación continua ofrece las características de dinamismo y efectividad conocidas en las cajas manuales y el confort de un uso automático. Dispone de un número infinito de relaciones, pues se adapta de forma automática a los requerimientos específicos de la conducción en cada momento.
A diferencia de un sistema de caja convencional de piñones con relaciones fijas, un variador automático dispone de dos poleas unidas entre sí a través de una cadena de transmisión flexible, realizada en acero de alta resistencia. Como las poleas pueden desplazarse axialmente, el número de relaciones resultante es infinito. Una de las principales ventajas del sistema es la inmensa amplitud del escalonamiento que permite realizar, de forma que se puede alcanzar una relación de 1:2,1 hasta 1:12,7. Así, se pueden efectuar aceleraciones brillantes, cuando es necesario, o llevar el consumo a valores mínimos cuando se circula por autopista en la relación más larga que ofrece el sistema.
Para evitar el típico resbalamiento de los convertidores de par empleados en los cambios automáticos convencionales, el sistema Multitronic dispone de un embrague multidisco en aceite controlado electrónicamente, de forma que puede actuar con suma precisión, permitiendo arrancadas vertiginosas o bien muy suaves, si el coche se encuentra circulando sobre superficies resbaladizas, como hielo o nieve.
Según el movimiento del pedal del acelerador, el sistema detecta las intenciones del conductor y “actúa" sobre la centralita electrónica en consecuencia. Dispone de seis marchas con enclavamiento electrónico, es decir, el dispositivo de gobierno electrónico se encarga de desplazar las poleas a unos valores preestablecidos, como si se tratara de los engranajes convencionales de una caja manual. Además, la electrónica también protege el sistema evitando posibles excesos debidos a reducciones incorrectas. En la práctica, el sistema funciona de maravilla. Si pisamos el pedal del acelerador con delicadeza, el movimiento se produce de forma suave y progresiva. Si por el contrario queremos aceleración máxima, la sensación de aceleración no va acompañada con la real, pues vemos como la aguja del cuentarrevoluciones se instala de forma casi permanente en los valores máximos, mientras que la del cuentakilómetros sube con menos rapidez. Además, en este caso, el ruido que llega al habitáculo es algo elevado, cosa que no ocurre cuando tratamos con mimo el pedal derecho.Por lo demás hay pocas observaciones que hacer. La rigidez que ofrece el chasis hace que el comportamiento sea muy similar al de la berlina de la cual deriva, con un comportamiento muy neutro y eficaz en cualquier circunstancia. La dirección, con 2,75 vueltas de volante resulta lo suficientemente rápida como para no tener que “manotear" demasiado en horquillas y extremadamente precisa en la trayectoria. Por su parte, las suspensiones –nuestra unidad montaba la opción deportiva-, tirando a firmes, no castigan a los ocupantes en zonas con buen piso, aunque resultan algo incómodas cuando se circula por carreteras secundarias con el pavimento un poco degradado.Tan sólo una observación a los frenos que, ante un uso intensivo y algo abusivo, alargaban un poco las distancias de frenado, poco preocupantes en la conducción normal. En definitiva, se trata de un modelo muy atractivo y exclusivo, indicado para usuarios con economías saneadas y apto para uso convencional y lúdico siempre que las necesidades de espacio no sean vitales.