Audi A8 4.2 TDI y 3.2 FSI

Audi quiere dar más posibilidades de elección a los clientes a los clientes de su A8. Por ello, lanza dos nuevas y potentes mecánicas, que, a pesar de ser radicalmente opuestas en su planteamiento, gozan de grandes similitudes: buenas prestaciones y consumo correcto.

Audi A8 4.2 TDI y 3.2 FSI
Audi A8 4.2 TDI y 3.2 FSI

La más espectacular de las nuevas motorizaciones es, sin lugar a dudas, el 4.2 TDI, el Diesel más potente que equipa a una berlina en este momento. Con sus 326 CV, sobrepasa al 5.0 TDI V10 que en la actualidad monta el Phaeton y el Touareg, que “únicamente" tiene 313 CV. Sin embargo, la cifra de par máximo del 4.2 TDI es sensiblemente inferior a la del V10: 66,2 frente a los 76,5 mkg. De todas maneras, no tener un par de camión como el del 5.0 TDI no le impide ofrecer un empuje sensacional.Lo demuestra moviendo sus casi dos toneladas de peso con una soltura que muchos otros modelos de menor tamaño querrían tener. Y esto es así desde muy abajo del cuentarrevoluciones, evitando una pereza que un coche de estas características no se puede permitir. En marcha, lo vemos como un enfrentamiento. Desafiamos a este TDI a que mueva la mole que es un A8 y cumple, cumple con nota. Encendemos el motor, a través de la llave o del botón de arranque –según gustos-, y ya se percibe un ligero rugido amenazante, no de felino, sino más bien de un animal más poderoso.Iniciamos el camino y el propulsor responde en todo el rango de revoluciones que se le permite a un Diesel, es decir hasta unas 5.000 rpm. Asociado a un cambio automático tiptronic, cualquier demanda nuestra a través del pedal derecho es atendida con, quizás no con una voluntad de deportivo, pero sí con una contundencia aplastante. Va bien cuando funciona a escaso régimen y es fenomenal cuando llega al límite. Esa es simplemente la sensación, porque las prestaciones sí que son de un vehículo verdaderamente dinámico. O si no, ¿qué vehículo Diesel de esta clase acelera de 0 a 100 km/h en sólo 5,9 segundos? Puede además alcanzar, aunque esto ya no es noticia, los 250 km/h y todo ello apenas gastando 9,6 litros de media. Técnicamente, este propulsor es totalmente nuevo y no proviene de su antecesor, el 4.0 TDI de 275 CV, al que mejora en ligereza, prestaciones y consumos. Al igual que éste, cuenta con dos turbocompresores con geometría de turbina variable, que varían su velocidad de soplado en función de la carga, el nivel de revoluciones y la acción sobre el acelerador. Para incrementar su explosividad a regímenes bajos, estos dos turbocompresores poseen además reguladores eléctricos que favorecen que la sobrealimentación se haga de forma más rápida y exacta. El Common Rail, al mismo tiempo, es de última generación y posee una nueva bomba de alta presión, que es capaz de realizar inyecciones a 1.600 bares, una cifra imponente y que es 250 bares mayor que los sistemas de inyección por conducto común anteriores. Con ello se consigue, según sostiene la marca, una dispersión más homogénea del combustible y una preparación más efectiva de la mezcla, que se quema con más eficacia. En este apartado destaca la inclusión de inyectores piezoeléctricos en línea, que ofrecen varias ventajas en comparación con las electroválvulas tradicionales, sobre todo en el sentido de mayor rapidez y precisión. Este propulsor, aparte de ser potente, es respetuoso con el medio ambiente. Prueba de ello es que cumple la normativa de gases de escape EU4 y viene equipado con un filtro de partículas que no necesita mantenimiento. La más espectacular de las nuevas motorizaciones es, sin lugar a dudas, el 4.2 TDI, el Diesel más potente que equipa a una berlina en este momento. Con sus 326 CV, sobrepasa al 5.0 TDI V10 que en la actualidad monta el Phaeton y el Touareg, que “únicamente" tiene 313 CV. Sin embargo, la cifra de par máximo del 4.2 TDI es sensiblemente inferior a la del V10: 66,2 frente a los 76,5 mkg. De todas maneras, no tener un par de camión como el del 5.0 TDI no le impide ofrecer un empuje sensacional.Lo demuestra moviendo sus casi dos toneladas de peso con una soltura que muchos otros modelos de menor tamaño querrían tener. Y esto es así desde muy abajo del cuentarrevoluciones, evitando una pereza que un coche de estas características no se puede permitir. En marcha, lo vemos como un enfrentamiento. Desafiamos a este TDI a que mueva la mole que es un A8 y cumple, cumple con nota. Encendemos el motor, a través de la llave o del botón de arranque –según gustos-, y ya se percibe un ligero rugido amenazante, no de felino, sino más bien de un animal más poderoso.Iniciamos el camino y el propulsor responde en todo el rango de revoluciones que se le permite a un Diesel, es decir hasta unas 5.000 rpm. Asociado a un cambio automático tiptronic, cualquier demanda nuestra a través del pedal derecho es atendida con, quizás no con una voluntad de deportivo, pero sí con una contundencia aplastante. Va bien cuando funciona a escaso régimen y es fenomenal cuando llega al límite. Esa es simplemente la sensación, porque las prestaciones sí que son de un vehículo verdaderamente dinámico. O si no, ¿qué vehículo Diesel de esta clase acelera de 0 a 100 km/h en sólo 5,9 segundos? Puede además alcanzar, aunque esto ya no es noticia, los 250 km/h y todo ello apenas gastando 9,6 litros de media. Técnicamente, este propulsor es totalmente nuevo y no proviene de su antecesor, el 4.0 TDI de 275 CV, al que mejora en ligereza, prestaciones y consumos. Al igual que éste, cuenta con dos turbocompresores con geometría de turbina variable, que varían su velocidad de soplado en función de la carga, el nivel de revoluciones y la acción sobre el acelerador. Para incrementar su explosividad a regímenes bajos, estos dos turbocompresores poseen además reguladores eléctricos que favorecen que la sobrealimentación se haga de forma más rápida y exacta. El Common Rail, al mismo tiempo, es de última generación y posee una nueva bomba de alta presión, que es capaz de realizar inyecciones a 1.600 bares, una cifra imponente y que es 250 bares mayor que los sistemas de inyección por conducto común anteriores. Con ello se consigue, según sostiene la marca, una dispersión más homogénea del combustible y una preparación más efectiva de la mezcla, que se quema con más eficacia. En este apartado destaca la inclusión de inyectores piezoeléctricos en línea, que ofrecen varias ventajas en comparación con las electroválvulas tradicionales, sobre todo en el sentido de mayor rapidez y precisión. Este propulsor, aparte de ser potente, es respetuoso con el medio ambiente. Prueba de ello es que cumple la normativa de gases de escape EU4 y viene equipado con un filtro de partículas que no necesita mantenimiento. La más espectacular de las nuevas motorizaciones es, sin lugar a dudas, el 4.2 TDI, el Diesel más potente que equipa a una berlina en este momento. Con sus 326 CV, sobrepasa al 5.0 TDI V10 que en la actualidad monta el Phaeton y el Touareg, que “únicamente" tiene 313 CV. Sin embargo, la cifra de par máximo del 4.2 TDI es sensiblemente inferior a la del V10: 66,2 frente a los 76,5 mkg. De todas maneras, no tener un par de camión como el del 5.0 TDI no le impide ofrecer un empuje sensacional.Lo demuestra moviendo sus casi dos toneladas de peso con una soltura que muchos otros modelos de menor tamaño querrían tener. Y esto es así desde muy abajo del cuentarrevoluciones, evitando una pereza que un coche de estas características no se puede permitir. En marcha, lo vemos como un enfrentamiento. Desafiamos a este TDI a que mueva la mole que es un A8 y cumple, cumple con nota. Encendemos el motor, a través de la llave o del botón de arranque –según gustos-, y ya se percibe un ligero rugido amenazante, no de felino, sino más bien de un animal más poderoso.Iniciamos el camino y el propulsor responde en todo el rango de revoluciones que se le permite a un Diesel, es decir hasta unas 5.000 rpm. Asociado a un cambio automático tiptronic, cualquier demanda nuestra a través del pedal derecho es atendida con, quizás no con una voluntad de deportivo, pero sí con una contundencia aplastante. Va bien cuando funciona a escaso régimen y es fenomenal cuando llega al límite. Esa es simplemente la sensación, porque las prestaciones sí que son de un vehículo verdaderamente dinámico. O si no, ¿qué vehículo Diesel de esta clase acelera de 0 a 100 km/h en sólo 5,9 segundos? Puede además alcanzar, aunque esto ya no es noticia, los 250 km/h y todo ello apenas gastando 9,6 litros de media. Técnicamente, este propulsor es totalmente nuevo y no proviene de su antecesor, el 4.0 TDI de 275 CV, al que mejora en ligereza, prestaciones y consumos. Al igual que éste, cuenta con dos turbocompresores con geometría de turbina variable, que varían su velocidad de soplado en función de la carga, el nivel de revoluciones y la acción sobre el acelerador. Para incrementar su explosividad a regímenes bajos, estos dos turbocompresores poseen además reguladores eléctricos que favorecen que la sobrealimentación se haga de forma más rápida y exacta. El Common Rail, al mismo tiempo, es de última generación y posee una nueva bomba de alta presión, que es capaz de realizar inyecciones a 1.600 bares, una cifra imponente y que es 250 bares mayor que los sistemas de inyección por conducto común anteriores. Con ello se consigue, según sostiene la marca, una dispersión más homogénea del combustible y una preparación más efectiva de la mezcla, que se quema con más eficacia. En este apartado destaca la inclusión de inyectores piezoeléctricos en línea, que ofrecen varias ventajas en comparación con las electroválvulas tradicionales, sobre todo en el sentido de mayor rapidez y precisión. Este propulsor, aparte de ser potente, es respetuoso con el medio ambiente. Prueba de ello es que cumple la normativa de gases de escape EU4 y viene equipado con un filtro de partículas que no necesita mantenimiento.