Audi A6 4.2 Quattro Tiptronic

Mantener el grado de representatividad y lujo de un automóvil de esta categoría, cuando bajo el capó delantero se esconde un poderoso motor de 4,2 litros y 300 CV de potencia, no resulta una operación nada sencilla. Sin embargo, en Audi, saben muy bien cómo conseguirlo y buena prueba de ello es esta lujosa, potente y segura versión del A6.

Audi A6 4.2 Quattro Tiptronic
Audi A6 4.2 Quattro Tiptronic

Hasta ahora, la gama del Audi A6 ofrecía una nutrida gama de variantes mecánicas. Pero, ante la inminente llegada del deportivo S6, se hacía casi imprescindible el contar con una versión intermedia para tapar el hueco que existe entre los 230 CV del 2.7T y los 340 CV del S6. Además, también hay que contar con que, en un futuro no muy lejano, también se dispondrá del motor 3.7 de 260 CV, con lo que el escalón de potencias que se ofrecerá en este modelo será de los más completos de su segmento. Pero no por ello se ha de renunciar a contar con un poderoso y refinado motor que ofrezca unas altas prestaciones a pesar de tener que tirar de casi dos toneladas de coche. Para ello nada mejor que un motor de ocho cilindros en V bajo nuestro capó delantero. Y esto es precisamente lo que nos encontramos en esta variante del A6: el motor V8 de 4,2 litros con 300 CV de potencia. Este motor es una evolución del ya conocido V8 de Audi que se estrenó hace un año. Para esta nueva generación, se han introducido diferentes mejoras para adaptarlos a las más exigentes normas anticontaminación sin que por ello se vea afectada en lo más mínimo su funcionamiento. Entre ellos cabe destacar la nueva gestión digitalizada del motor con accionamiento electrónico de la mariposa y el sistema múltiple de admisión variable -realizado en magnesio- con tres fases. A bajo régimen se utiliza el recorrido largo del conducto, a medio régimen, el conducto intermedio y, a altas revoluciones, se emplea el recorrido corto. Con este sistema se consigue una entrega de par muy regular durante toda la gama de revoluciones, con lo que se mejora su respuesta al acelerar a cualquier velocidad. El resultado no puede ser más satisfactorio, ya que uno de los aspectos más destacados de esta nueva variante reside precisamente en el elogiable funcionamiento de su motor; y ello, a pesar de contar con unos exagerados desarrollos finales del cambio, sobre todo en la última marcha. Sin embargo, esto no supone ningún problema para los más de 40 mkg de par que se anuncian oficialmente a un relativamente tranquilo régimen de 3.000 rpm. El A6 4.2 sólo está disponible con la tracción quattro y el cambio secuencial tiptronic, con lo que aumenta su seguridad y su agrado y confort de utilización. Las relaciones del cambio están bien escalonadas en las tres primeras marchas, pero existe un importante salto entre tercera y cuarta, y la última marcha cuenta con un desarrollo final muy largo. De hecho, las tres primeras marchas serían poco menos que suficientes para circular por cualquier tipo de trazados, ya que en 1ª se alcanzan casi los 80 km/h, en 2ª, se pasa de 120 y, en 3ª, el velocímetro roza los 180 km/h. Sin embargo, con la aplicación de este tipo de desarrollos se consigue reducir los consumos y la sonoridad y mejorar el confort de marcha, aunque en algunas ocasiones se eche en falta algo más de «garra» en las últimas marchas, ya que, muchas veces, cuando queremos adelantar con total autoridad, hay que bajar una o dos marchas. Esto tampoco supone un problema, ya que el accionamiento del cambio tiptronic en su modo secuencial resulta sumamente suave y apenas se notan las reducciones y, si llevamos el modo automático, simplemente con pisar a fondo el acelerador, el «kick down» se encarga de bajar las marchas que sean precisas para ganar velocidad con suma rapidez. El motor sube de vueltas con una velocidad fulgurante y hace que los más de 1.800 kg de peso se muevan sin ningún tipo de problema y con gran rapidez. Con esta cilindrada y potencia, parece claro pensar que los consumos han de ser más bien altos, algo que se corrobora si echamos un vistazo a los obtenidos en nuestras mediciones habituales. Si nuestra forma de viajar es más bien rápida, aprovechando todo el potencial de cada marcha, las cifras se disparan de forma exponencial, haciendo que nuestra autonomía de viaje se reduzca en gran medida.