Los primeros Audi A5 Sportback saldrán de los concesionarios a finales del próximo mes de septiembre. Y, con ellos, sus orgullosos propietarios, que habrán decidido elegir un coche tremendamente polivalente, dentro de los parámetros de lujo y distinción habituales en Audi. Su diseño exterior mantiene las proporciones entre cristal y chapa habituales en Audi, con un tercio del primer material y dos del segundo. Esto trae como consecuencia una sensación de robustez primordial a la hora de dar confianza a sus futuros usuarios. Sus 4,71 metros de longitud clavan prácticamente la del Audi A4 berlina, del que deriva en su plataforma. Su anchura -1,85 metros- es sólo dos centímetros superior mientras que la altura se recorta en 3,6 cm para quedarse en 1,39 metros. Este recorte obliga a que los pasajeros traseros –sólo dos plazas disponibles- vean adelantar y rebajar la posición de sus asientos, para ganar espacio para sus cabezas. Aún así, sentados sobre ellos comprobamos que si la estatura de sus usuarios supera el 1,80 metros, van a tener que peinarse cuando desciendan del A5 Sportback. En su diseño exterior destaca la suave caída de la zaga, con una definición final en alerón integrado al borde de la carrocería, que enmascara un portón trasero, que da acceso a un amplio maletero de 480 litros de capacidad, que se puede extender a 980 con la banqueta trasera abatida. La estilización de sus formas se confirma con su eficacia aerodinámica, al anunciarse un Cx de 0,29 para sus versiones con mecánicas de cuatro cilindros.
Traspasando la frontera de sus puertas sin marco, el interior del A5 Sportback es típicamente Audi, tanto por su diseño como por su excelencia en materiales usados y terminación. Por tanto, no se encuentra más novedad que al sentarse detrás no encontramos cinturón de seguridad central, porque por espacio disponible sí podría instalarse. Por tanto, este Audi A5 Sportback es un cuatro plazas por filosofía, no por obligación. Los airbags laterales delanteros están instalados en los asientos, lo que se traduce en una protección óptima.
El confort de marcha es elevado porque con la suspensión de serie que mostraban la mayoría de las unidades conducidas la absorción de las irregularidades era excelente. Quizás por ello, los asientos deportivos que también equipaban acababan pareciendo algo duros de mullido, en especial, sus banquetas. La elegancia de líneas del diseño interior se potencia con la desaparición de la palanca del freno de estacionamiento, sustituida por un pequeño botón que actúa sobre el sistema electromecánico.
Al abrir el portón, buena parte de la bandeja sube con él, permitiendo un cómodo acceso al largo maletero pero también mantener algún objeto sobre ella sin que, obligatoriamente, salte disparado hacia el habitáculo.
De entrada, seis serán los motores disponibles para la clientela del Audi A5 Sportback, aunque se anuncian tres más a introducir a lo largo del año 2010. De estos seis, cuatro hemos podido conducir durante la presentación del modelo, de ellos, los tres turbodiesel, al fin y al cabo, los más interesantes, dejando a un lado la opinión de muchos puristas anclados en un pasado que no volverá. El modelo básico de gasóleo posee el motor 2.0 TDI de 170 CV, que da la sensación de ser más que suficiente para dinamizar un modelo de este porte que, aunque se ha limitado su peso gracias al uso de aceros de alta resistencia e, incluso, algo de aluminio en el frontal, supera la tonelada y media de peso, en vacío. En su definición de serie, la suspensión y dirección apuestan más por un confort de utilización que por la efectividad pura, por lo que en ciertas situaciones de exigencia máxima se echa de menos la opción deportiva de ambos elementos, muy recomendables si nos gusta extraer el máximo rendimiento del bastidor.
La versión intermedia de esta gama de gasóleo ya salta a un V6 TDI de 2,7 litros y 190 CV, lógicamente de un refinamiento de uso mucho mayor que la versión de cuatro cilindros, incluso con sus dos árboles de equilibrado. De serie viene asociado a una caja de cambios manual pero es muy recomendable la opción de caja automática Multitronic de ocho relaciones, sumamente rápida y suave de funcionamiento y que convierte a este Audi A5 Sportronic en una máquina de rodar excepcionalmente atractiva. El tercer integrante de la gama es el 3.0 TDI de 240 CV, cuya asociación con la caja de cambios S tronic, de siete relaciones, no puede más que garantizar un placer de uso excepcional. De rendimiento en ruta, sólo mencionar que la tracción quattro le convierte en el más eficaz de todos los conducidos en esta presentación pese al peso extra que suponen motor y transmisión.
Las opciones de gasolina del Audi A5 Sportback arrancan con el 2.0 TFSI desdoblado en dos niveles de potencia: 180 y 211 CV. El primero, que pudo caer en nuestras manos, pone en algunos aprietos al bastidor de serie del Audi A5 Sportback, generando ciertos problemas de motricidad –las ruedas patinan- y reacciones en la dirección. Además, se siente con más tiempo de respuestas del turbo que sus hermanos turbodiesel y, por debajo de 1.500 rpm, no demuestra genio suficiente. Todo ello debería quedar superado con la versión de 211 CV, que como los otros dos modelos con motor de cuatro cilindros, viene dotado del sistema “start-stop" , que para el giro del propulsor cuando el vehículo se detiene, arrancándolo en cuanto el conductor pisa el embrague para iniciar la marcha. Como culminación de esta gama de gasolina, está disponible el V6 de 3,2 litros y 265 CV.
Las versiones con tracción a las cuatro ruedas disfrutan de un reparto del 60 por ciento sobre las ruedas traseras, que puede llegar hasta el 85 en caso de patinaje sobre el tren delantero. Las dos versiones más potentes de la gama del Audi A5 Sportback pueden disponer, como opción, del diferencial deportivo, que distribuye el par de forma continua y variable entre las dos ruedas del tren trasero, contribuyendo aún más a una eficacia superlativa. Los primeros Audi A5 Sportback saldrán de los concesionarios a finales del próximo mes de septiembre. Y, con ellos, sus orgullosos propietarios, que habrán decidido elegir un coche tremendamente polivalente, dentro de los parámetros de lujo y distinción habituales en Audi. Su diseño exterior mantiene las proporciones entre cristal y chapa habituales en Audi, con un tercio del primer material y dos del segundo. Esto trae como consecuencia una sensación de robustez primordial a la hora de dar confianza a sus futuros usuarios. Sus 4,71 metros de longitud clavan prácticamente la del Audi A4 berlina, del que deriva en su plataforma. Su anchura -1,85 metros- es sólo dos centímetros superior mientras que la altura se recorta en 3,6 cm para quedarse en 1,39 metros. Este recorte obliga a que los pasajeros traseros –sólo dos plazas disponibles- vean adelantar y rebajar la posición de sus asientos, para ganar espacio para sus cabezas. Aún así, sentados sobre ellos comprobamos que si la estatura de sus usuarios supera el 1,80 metros, van a tener que peinarse cuando desciendan del A5 Sportback. En su diseño exterior destaca la suave caída de la zaga, con una definición final en alerón integrado al borde de la carrocería, que enmascara un portón trasero, que da acceso a un amplio maletero de 480 litros de capacidad, que se puede extender a 980 con la banqueta trasera abatida. La estilización de sus formas se confirma con su eficacia aerodinámica, al anunciarse un Cx de 0,29 para sus versiones con mecánicas de cuatro cilindros.
Traspasando la frontera de sus puertas sin marco, el interior del A5 Sportback es típicamente Audi, tanto por su diseño como por su excelencia en materiales usados y terminación. Por tanto, no se encuentra más novedad que al sentarse detrás no encontramos cinturón de seguridad central, porque por espacio disponible sí podría instalarse. Por tanto, este Audi A5 Sportback es un cuatro plazas por filosofía, no por obligación. Los airbags laterales delanteros están instalados en los asientos, lo que se traduce en una protección óptima.
El confort de marcha es elevado porque con la suspensión de serie que mostraban la mayoría de las unidades conducidas la absorción de las irregularidades era excelente. Quizás por ello, los asientos deportivos que también equipaban acababan pareciendo algo duros de mullido, en especial, sus banquetas. La elegancia de líneas del diseño interior se potencia con la desaparición de la palanca del freno de estacionamiento, sustituida por un pequeño botón que actúa sobre el sistema electromecánico.
Al abrir el portón, buena parte de la bandeja sube con él, permitiendo un cómodo acceso al largo maletero pero también mantener algún objeto sobre ella sin que, obligatoriamente, salte disparado hacia el habitáculo.
De entrada, seis serán los motores disponibles para la clientela del Audi A5 Sportback, aunque se anuncian tres más a introducir a lo largo del año 2010. De estos seis, cuatro hemos podido conducir durante la presentación del modelo, de ellos, los tres turbodiesel, al fin y al cabo, los más interesantes, dejando a un lado la opinión de muchos puristas anclados en un pasado que no volverá. El modelo básico de gasóleo posee el motor 2.0 TDI de 170 CV, que da la sensación de ser más que suficiente para dinamizar un modelo de este porte que, aunque se ha limitado su peso gracias al uso de aceros de alta resistencia e, incluso, algo de aluminio en el frontal, supera la tonelada y media de peso, en vacío. En su definición de serie, la suspensión y dirección apuestan más por un confort de utilización que por la efectividad pura, por lo que en ciertas situaciones de exigencia máxima se echa de menos la opción deportiva de ambos elementos, muy recomendables si nos gusta extraer el máximo rendimiento del bastidor.
La versión intermedia de esta gama de gasóleo ya salta a un V6 TDI de 2,7 litros y 190 CV, lógicamente de un refinamiento de uso mucho mayor que la versión de cuatro cilindros, incluso con sus dos árboles de equilibrado. De serie viene asociado a una caja de cambios manual pero es muy recomendable la opción de caja automática Multitronic de ocho relaciones, sumamente rápida y suave de funcionamiento y que convierte a este Audi A5 Sportronic en una máquina de rodar excepcionalmente atractiva. El tercer integrante de la gama es el 3.0 TDI de 240 CV, cuya asociación con la caja de cambios S tronic, de siete relaciones, no puede más que garantizar un placer de uso excepcional. De rendimiento en ruta, sólo mencionar que la tracción quattro le convierte en el más eficaz de todos los conducidos en esta presentación pese al peso extra que suponen motor y transmisión.
Las opciones de gasolina del Audi A5 Sportback arrancan con el 2.0 TFSI desdoblado en dos niveles de potencia: 180 y 211 CV. El primero, que pudo caer en nuestras manos, pone en algunos aprietos al bastidor de serie del Audi A5 Sportback, generando ciertos problemas de motricidad –las ruedas patinan- y reacciones en la dirección. Además, se siente con más tiempo de respuestas del turbo que sus hermanos turbodiesel y, por debajo de 1.500 rpm, no demuestra genio suficiente. Todo ello debería quedar superado con la versión de 211 CV, que como los otros dos modelos con motor de cuatro cilindros, viene dotado del sistema “start-stop" , que para el giro del propulsor cuando el vehículo se detiene, arrancándolo en cuanto el conductor pisa el embrague para iniciar la marcha. Como culminación de esta gama de gasolina, está disponible el V6 de 3,2 litros y 265 CV.
Las versiones con tracción a las cuatro ruedas disfrutan de un reparto del 60 por ciento sobre las ruedas traseras, que puede llegar hasta el 85 en caso de patinaje sobre el tren delantero. Las dos versiones más potentes de la gama del Audi A5 Sportback pueden disponer, como opción, del diferencial deportivo, que distribuye el par de forma continua y variable entre las dos ruedas del tren trasero, contribuyendo aún más a una eficacia superlativa. Los primeros Audi A5 Sportback saldrán de los concesionarios a finales del próximo mes de septiembre. Y, con ellos, sus orgullosos propietarios, que habrán decidido elegir un coche tremendamente polivalente, dentro de los parámetros de lujo y distinción habituales en Audi. Su diseño exterior mantiene las proporciones entre cristal y chapa habituales en Audi, con un tercio del primer material y dos del segundo. Esto trae como consecuencia una sensación de robustez primordial a la hora de dar confianza a sus futuros usuarios. Sus 4,71 metros de longitud clavan prácticamente la del Audi A4 berlina, del que deriva en su plataforma. Su anchura -1,85 metros- es sólo dos centímetros superior mientras que la altura se recorta en 3,6 cm para quedarse en 1,39 metros. Este recorte obliga a que los pasajeros traseros –sólo dos plazas disponibles- vean adelantar y rebajar la posición de sus asientos, para ganar espacio para sus cabezas. Aún así, sentados sobre ellos comprobamos que si la estatura de sus usuarios supera el 1,80 metros, van a tener que peinarse cuando desciendan del A5 Sportback. En su diseño exterior destaca la suave caída de la zaga, con una definición final en alerón integrado al borde de la carrocería, que enmascara un portón trasero, que da acceso a un amplio maletero de 480 litros de capacidad, que se puede extender a 980 con la banqueta trasera abatida. La estilización de sus formas se confirma con su eficacia aerodinámica, al anunciarse un Cx de 0,29 para sus versiones con mecánicas de cuatro cilindros.
Traspasando la frontera de sus puertas sin marco, el interior del A5 Sportback es típicamente Audi, tanto por su diseño como por su excelencia en materiales usados y terminación. Por tanto, no se encuentra más novedad que al sentarse detrás no encontramos cinturón de seguridad central, porque por espacio disponible sí podría instalarse. Por tanto, este Audi A5 Sportback es un cuatro plazas por filosofía, no por obligación. Los airbags laterales delanteros están instalados en los asientos, lo que se traduce en una protección óptima.
El confort de marcha es elevado porque con la suspensión de serie que mostraban la mayoría de las unidades conducidas la absorción de las irregularidades era excelente. Quizás por ello, los asientos deportivos que también equipaban acababan pareciendo algo duros de mullido, en especial, sus banquetas. La elegancia de líneas del diseño interior se potencia con la desaparición de la palanca del freno de estacionamiento, sustituida por un pequeño botón que actúa sobre el sistema electromecánico.
Al abrir el portón, buena parte de la bandeja sube con él, permitiendo un cómodo acceso al largo maletero pero también mantener algún objeto sobre ella sin que, obligatoriamente, salte disparado hacia el habitáculo.
De entrada, seis serán los motores disponibles para la clientela del Audi A5 Sportback, aunque se anuncian tres más a introducir a lo largo del año 2010. De estos seis, cuatro hemos podido conducir durante la presentación del modelo, de ellos, los tres turbodiesel, al fin y al cabo, los más interesantes, dejando a un lado la opinión de muchos puristas anclados en un pasado que no volverá. El modelo básico de gasóleo posee el motor 2.0 TDI de 170 CV, que da la sensación de ser más que suficiente para dinamizar un modelo de este porte que, aunque se ha limitado su peso gracias al uso de aceros de alta resistencia e, incluso, algo de aluminio en el frontal, supera la tonelada y media de peso, en vacío. En su definición de serie, la suspensión y dirección apuestan más por un confort de utilización que por la efectividad pura, por lo que en ciertas situaciones de exigencia máxima se echa de menos la opción deportiva de ambos elementos, muy recomendables si nos gusta extraer el máximo rendimiento del bastidor.
La versión intermedia de esta gama de gasóleo ya salta a un V6 TDI de 2,7 litros y 190 CV, lógicamente de un refinamiento de uso mucho mayor que la versión de cuatro cilindros, incluso con sus dos árboles de equilibrado. De serie viene asociado a una caja de cambios manual pero es muy recomendable la opción de caja automática Multitronic de ocho relaciones, sumamente rápida y suave de funcionamiento y que convierte a este Audi A5 Sportronic en una máquina de rodar excepcionalmente atractiva. El tercer integrante de la gama es el 3.0 TDI de 240 CV, cuya asociación con la caja de cambios S tronic, de siete relaciones, no puede más que garantizar un placer de uso excepcional. De rendimiento en ruta, sólo mencionar que la tracción quattro le convierte en el más eficaz de todos los conducidos en esta presentación pese al peso extra que suponen motor y transmisión.
Las opciones de gasolina del Audi A5 Sportback arrancan con el 2.0 TFSI desdoblado en dos niveles de potencia: 180 y 211 CV. El primero, que pudo caer en nuestras manos, pone en algunos aprietos al bastidor de serie del Audi A5 Sportback, generando ciertos problemas de motricidad –las ruedas patinan- y reacciones en la dirección. Además, se siente con más tiempo de respuestas del turbo que sus hermanos turbodiesel y, por debajo de 1.500 rpm, no demuestra genio suficiente. Todo ello debería quedar superado con la versión de 211 CV, que como los otros dos modelos con motor de cuatro cilindros, viene dotado del sistema “start-stop" , que para el giro del propulsor cuando el vehículo se detiene, arrancándolo en cuanto el conductor pisa el embrague para iniciar la marcha. Como culminación de esta gama de gasolina, está disponible el V6 de 3,2 litros y 265 CV.
Las versiones con tracción a las cuatro ruedas disfrutan de un reparto del 60 por ciento sobre las ruedas traseras, que puede llegar hasta el 85 en caso de patinaje sobre el tren delantero. Las dos versiones más potentes de la gama del Audi A5 Sportback pueden disponer, como opción, del diferencial deportivo, que distribuye el par de forma continua y variable entre las dos ruedas del tren trasero, contribuyendo aún más a una eficacia superlativa. Los primeros Audi A5 Sportback saldrán de los concesionarios a finales del próximo mes de septiembre. Y, con ellos, sus orgullosos propietarios, que habrán decidido elegir un coche tremendamente polivalente, dentro de los parámetros de lujo y distinción habituales en Audi. Su diseño exterior mantiene las proporciones entre cristal y chapa habituales en Audi, con un tercio del primer material y dos del segundo. Esto trae como consecuencia una sensación de robustez primordial a la hora de dar confianza a sus futuros usuarios. Sus 4,71 metros de longitud clavan prácticamente la del Audi A4 berlina, del que deriva en su plataforma. Su anchura -1,85 metros- es sólo dos centímetros superior mientras que la altura se recorta en 3,6 cm para quedarse en 1,39 metros. Este recorte obliga a que los pasajeros traseros –sólo dos plazas disponibles- vean adelantar y rebajar la posición de sus asientos, para ganar espacio para sus cabezas. Aún así, sentados sobre ellos comprobamos que si la estatura de sus usuarios supera el 1,80 metros, van a tener que peinarse cuando desciendan del A5 Sportback. En su diseño exterior destaca la suave caída de la zaga, con una definición final en alerón integrado al borde de la carrocería, que enmascara un portón trasero, que da acceso a un amplio maletero de 480 litros de capacidad, que se puede extender a 980 con la banqueta trasera abatida. La estilización de sus formas se confirma con su eficacia aerodinámica, al anunciarse un Cx de 0,29 para sus versiones con mecánicas de cuatro cilindros.
Traspasando la frontera de sus puertas sin marco, el interior del A5 Sportback es típicamente Audi, tanto por su diseño como por su excelencia en materiales usados y terminación. Por tanto, no se encuentra más novedad que al sentarse detrás no encontramos cinturón de seguridad central, porque por espacio disponible sí podría instalarse. Por tanto, este Audi A5 Sportback es un cuatro plazas por filosofía, no por obligación. Los airbags laterales delanteros están instalados en los asientos, lo que se traduce en una protección óptima.
El confort de marcha es elevado porque con la suspensión de serie que mostraban la mayoría de las unidades conducidas la absorción de las irregularidades era excelente. Quizás por ello, los asientos deportivos que también equipaban acababan pareciendo algo duros de mullido, en especial, sus banquetas. La elegancia de líneas del diseño interior se potencia con la desaparición de la palanca del freno de estacionamiento, sustituida por un pequeño botón que actúa sobre el sistema electromecánico.
Al abrir el portón, buena parte de la bandeja sube con él, permitiendo un cómodo acceso al largo maletero pero también mantener algún objeto sobre ella sin que, obligatoriamente, salte disparado hacia el habitáculo.
De entrada, seis serán los motores disponibles para la clientela del Audi A5 Sportback, aunque se anuncian tres más a introducir a lo largo del año 2010. De estos seis, cuatro hemos podido conducir durante la presentación del modelo, de ellos, los tres turbodiesel, al fin y al cabo, los más interesantes, dejando a un lado la opinión de muchos puristas anclados en un pasado que no volverá. El modelo básico de gasóleo posee el motor 2.0 TDI de 170 CV, que da la sensación de ser más que suficiente para dinamizar un modelo de este porte que, aunque se ha limitado su peso gracias al uso de aceros de alta resistencia e, incluso, algo de aluminio en el frontal, supera la tonelada y media de peso, en vacío. En su definición de serie, la suspensión y dirección apuestan más por un confort de utilización que por la efectividad pura, por lo que en ciertas situaciones de exigencia máxima se echa de menos la opción deportiva de ambos elementos, muy recomendables si nos gusta extraer el máximo rendimiento del bastidor.
La versión intermedia de esta gama de gasóleo ya salta a un V6 TDI de 2,7 litros y 190 CV, lógicamente de un refinamiento de uso mucho mayor que la versión de cuatro cilindros, incluso con sus dos árboles de equilibrado. De serie viene asociado a una caja de cambios manual pero es muy recomendable la opción de caja automática Multitronic de ocho relaciones, sumamente rápida y suave de funcionamiento y que convierte a este Audi A5 Sportronic en una máquina de rodar excepcionalmente atractiva. El tercer integrante de la gama es el 3.0 TDI de 240 CV, cuya asociación con la caja de cambios S tronic, de siete relaciones, no puede más que garantizar un placer de uso excepcional. De rendimiento en ruta, sólo mencionar que la tracción quattro le convierte en el más eficaz de todos los conducidos en esta presentación pese al peso extra que suponen motor y transmisión.
Las opciones de gasolina del Audi A5 Sportback arrancan con el 2.0 TFSI desdoblado en dos niveles de potencia: 180 y 211 CV. El primero, que pudo caer en nuestras manos, pone en algunos aprietos al bastidor de serie del Audi A5 Sportback, generando ciertos problemas de motricidad –las ruedas patinan- y reacciones en la dirección. Además, se siente con más tiempo de respuestas del turbo que sus hermanos turbodiesel y, por debajo de 1.500 rpm, no demuestra genio suficiente. Todo ello debería quedar superado con la versión de 211 CV, que como los otros dos modelos con motor de cuatro cilindros, viene dotado del sistema “start-stop" , que para el giro del propulsor cuando el vehículo se detiene, arrancándolo en cuanto el conductor pisa el embrague para iniciar la marcha. Como culminación de esta gama de gasolina, está disponible el V6 de 3,2 litros y 265 CV.
Las versiones con tracción a las cuatro ruedas disfrutan de un reparto del 60 por ciento sobre las ruedas traseras, que puede llegar hasta el 85 en caso de patinaje sobre el tren delantero. Las dos versiones más potentes de la gama del Audi A5 Sportback pueden disponer, como opción, del diferencial deportivo, que distribuye el par de forma continua y variable entre las dos ruedas del tren trasero, contribuyendo aún más a una eficacia superlativa.