Audi A4 2.0 TDi-120

Doble ahorro respecto a un Audi A4 2.0 TDi de 143 CV: el nuevo 2.0 TDI con 120 CV cuesta 1.200 euros menos y logra aquilatar algunas décimas el gasto medio de combustible de aquél. Salvo su prestación, ninguna otra pista delata su condición de motorización de acceso.

Audi A4 2.0 TDi-120
Audi A4 2.0 TDi-120

Austero en consumo, no en refinamiento. Para bien o para mal, estamos ante un A4 cualquiera. Que así sea creemos que una buena cualidad en un modelo de prestigio, tenga o no el consumo como principal punto de mira. El mejor ejemplo está a la vista. Ojea las fotos y dinos si ese calzado en el que se apoya este modelo es el más adecuado dado su enfoque. En realidad no, unas prestacionales gomas de 225 de sección no son las más adecuadas para estas labores, pero a cambio, sí son las responsables de que el A4 tenga, externamente, una pinta excelente, además de ser responsables directas de la magnífica capacidad frenante de este modelo: ha bajado de 70 metros, cifras excepcionalmente buenas dentro de su misma gama.

Eso nos lleva a hablar directamente de comportamiento de este A4. A diferencia del VW Passat Bluemotion, por ejemplo, el A4 2.0 TDi de 120 CV no tiene ni aerodinámica ni suspensiones específicas. Como se ha dicho, todo es una cuestión de motor y desarrollos. Y no sólo lleva las mismas especificaciones de serie que el A4 2.0 TDi de 143 CV, sino que su tratamiento de cara a posibles «personalizaciones» es exactamente idéntico en ambos casos... Y comparable con el 3.0 TDi V6. Las suspensiones pueden ser no sólo deportivas —carrocería rebajada y mayor firmeza—, como en el caso de la unidad probada, o en su extremo, variables adaptativas, previo pago de los 1.290 euros del coste de esta opción, más los 350 euros del Audi Drive Select. Punto por punto, así con todo. Por citar equipamientos exóticos, ahí están las llantas de 20 pulgadas con neumáticos 255/35, el control de crucero activo, la pintura personalizada Audi Exclusive —por 2.645 euros— o las más variadas tapicerías de cuero, guarnecidos y molduras.

Capacidad prestacional al margen, el A4 tiene el mismo tacto que el 2.0 TDi de 143 o 170 CV: excelente por capacidad de bacheo y aislamiento del habitáculo incluso con suspensión deportiva; impresionante por su actitud monolítica y precisión de trayectoria en cualquier tipo de curva, en las que el A4 resulta prácticamente inamovible El confort acústico mejora respecto a un 2.0 TDi de 143 CV: el motor sigue sonando igual, para el reajuste en los desarrollos de cambio permite viajar con el motor a más bajas vueltas. Como apuntes negativos, hay que citar dos elementos: el funcionamiento del freno de mano eléctrico —podrías abandonar el coche a su suerte con el contacto quitado sin que se activase automáticamente—; y el accionamiento del cambio, siendo el de esta versión, con diferencia, el de peor tacto entre todos los A4 manuales probados. — Motor con bajos a toda prueba
— Sus súper frenos
— Calidad / refinamiento— Motor desde 3.500 rpm en adelante
— Tacto del cambio de marchas

Bajos consumos, bajas prestaciones

Austero en consumo, no en refinamiento. Para bien o para mal, estamos ante un A4 cualquiera. Que así sea creemos que una buena cualidad en un modelo de prestigio, tenga o no el consumo como principal punto de mira. El mejor ejemplo está a la vista. Ojea las fotos y dinos si ese calzado en el que se apoya este modelo es el más adecuado dado su enfoque. En realidad no, unas prestacionales gomas de 225 de sección no son las más adecuadas para estas labores, pero a cambio, sí son las responsables de que el A4 tenga, externamente, una pinta excelente, además de ser responsables directas de la magnífica capacidad frenante de este modelo: ha bajado de 70 metros, cifras excepcionalmente buenas dentro de su misma gama.

Eso nos lleva a hablar directamente de comportamiento de este A4. A diferencia del VW Passat Bluemotion, por ejemplo, el A4 2.0 TDi de 120 CV no tiene ni aerodinámica ni suspensiones específicas. Como se ha dicho, todo es una cuestión de motor y desarrollos. Y no sólo lleva las mismas especificaciones de serie que el A4 2.0 TDi de 143 CV, sino que su tratamiento de cara a posibles «personalizaciones» es exactamente idéntico en ambos casos... Y comparable con el 3.0 TDi V6. Las suspensiones pueden ser no sólo deportivas —carrocería rebajada y mayor firmeza—, como en el caso de la unidad probada, o en su extremo, variables adaptativas, previo pago de los 1.290 euros del coste de esta opción, más los 350 euros del Audi Drive Select. Punto por punto, así con todo. Por citar equipamientos exóticos, ahí están las llantas de 20 pulgadas con neumáticos 255/35, el control de crucero activo, la pintura personalizada Audi Exclusive —por 2.645 euros— o las más variadas tapicerías de cuero, guarnecidos y molduras.

Capacidad prestacional al margen, el A4 tiene el mismo tacto que el 2.0 TDi de 143 o 170 CV: excelente por capacidad de bacheo y aislamiento del habitáculo incluso con suspensión deportiva; impresionante por su actitud monolítica y precisión de trayectoria en cualquier tipo de curva, en las que el A4 resulta prácticamente inamovible El confort acústico mejora respecto a un 2.0 TDi de 143 CV: el motor sigue sonando igual, para el reajuste en los desarrollos de cambio permite viajar con el motor a más bajas vueltas. Como apuntes negativos, hay que citar dos elementos: el funcionamiento del freno de mano eléctrico —podrías abandonar el coche a su suerte con el contacto quitado sin que se activase automáticamente—; y el accionamiento del cambio, siendo el de esta versión, con diferencia, el de peor tacto entre todos los A4 manuales probados. — Motor con bajos a toda prueba
— Sus súper frenos
— Calidad / refinamiento— Motor desde 3.500 rpm en adelante
— Tacto del cambio de marchas

Bajos consumos, bajas prestaciones