Volkswagen Polo 1.9 SDI Trendline / Volkswagen Polo 1.2 12V Trendline

Que el Volkswagen Polo sea uno de los modelos más vendidos del fabricante alemán en nuestro país no es una casualidad.

Volkswagen Polo 1.9 SDI Trendline / Volkswagen Polo 1.2 12V Trendline
Volkswagen Polo 1.9 SDI Trendline / Volkswagen Polo 1.2 12V Trendline

Si nos referimos al consumo medio de los modelos, el SDI se lleva la palma. En recorridos urbanos, el gasto a los 100 kilómetros se sitúa en casi 7 litros, algo lejos de los 8,3 litros de la mecánica de gasolina. Sin embargo, no es en este apartado donde más destaca el Diesel. En recorridos extraurbanos con una velocidad media 120 kilómetros, alcanza un consumo de apenas 5,3 litros a los 100 kilómetros y, si el crucero está entre los 100 y los 110 kilómetros por hora, el consumo desciende hasta los 4,4 litros a los 100 kilómetros recorridos. El Polo 1.2 12V gasta 7,17 litros a los 100 kilómetros a una velocidad media de 120 km/h y baja hasta los 6 litros con un crucero de entre 100 y 110 km/h.

La mecánica Diesel ofrece una peculiaridad: con cruceros más altos, entre 120-140 km/h, y orografía favorable alcanza consumos más bajos, que rondan los 4 litros a los 100 kilómetros, tal y como pudimos comprobar, según los datos registrados por nuestro Centro Técnico. Es agradable, además, que el navegador de a bordo nos vaya confirmando la reducción del consumo a la vez que la velocidad se va incrementando. En las mecánicas de gasolina, la relación suele ser inversa: a más velocidad, más gasto de combustible a partir de los 120-130 kilómetros por hora. Estas cifras nos llevan a unas autonomías de más de 800 kilómetros, para el SDI, y de unos 620 kilómetros, para el 1.2 12V.

La circulación por ciudad es cómoda y agradable. La dirección, que en carretera nos parecía un tanto suave y blanda, es ideal para recorridos urbanos. Ello, unido al amplio diámetro de giro (10,6 metros) y a las sólo 2,75 vueltas de volante, hace que el Polo sea un vehículo muy recomendable para ciudad. Sus dimensiones tampoco resultan inconveniente para callejear. Quizás el único “pero" que podemos encontrar en trazado urbano depende del motor que equipe. Con el SDI, las reacciones son mucho más lentas. Dicha lentitud está justificada porque no cuenta con los aditamentos de otros propulsores de la gama como el turbocompresor. Con el 1.2 12V, se soluciona esa sensación, que es más dinámica y alegre. Además, hay que destacar el “tap-tap" del gasolina, que se oye cuando estamos parados en un semáforo. El propulsor tricilíndrico del Polo origina una pequeña vibración al ralentí que no resulta molesta. Al menos no es tan molesta como el ruido que el motor Diesel emite cuando está frío y a bajas vueltas. Al ralentí en caliente, el Polo SDI emite 53,3 decibelios frente a los 43,5 del gasolina.

Para hacernos una idea de la sonoridad del modelo, cuando el 1.2 12V emite los 63,1 decibelios a 80 kilómetros por hora, la versión Diesel aún está al ralentí con el mismo valor. En velocidades superiores, la diferencia es menor, porque lo tapa el ruido del aire, aunque la penalización en sonoridad (cálculos de calidad del sonido realizados por nuestro Centro Técnico) sigue siendo para el propulsor de gasóleo. En términos generales, esta característica es normal: siempre los motores Diesel emiten más ruidos -o, al menos, más molestos- que los de gasolina.

A la hora de aparcar, apenas se nota que se ha incrementado la longitud 15,4 centímetros (para parecerse aún más al Golf). Todo lo contrario que sucede en el interior, donde la ampliación es palpable y se refleja en plazas mucho más cómodas, en especial las traseras. El ancho también se ha aumentado en 1,8 centímetros, que sí se hacen notar en la sensación dentro del coche a la hora de aparcarlo. Aun calculando, en los primeros intentos es muy posible que el vehículo se quede a varios centímetros de la acera. Esto se puede deber, no obstante, a la colocación y diseño de los espejos, que son más picudos que los de su predecesor y que dan sensación de mucha más anchura, no justificada, como hemos dicho, por la ampliación real de casi dos centímetros.

Si nos referimos al consumo medio de los modelos, el SDI se lleva la palma. En recorridos urbanos, el gasto a los 100 kilómetros se sitúa en casi 7 litros, algo lejos de los 8,3 litros de la mecánica de gasolina. Sin embargo, no es en este apartado donde más destaca el Diesel. En recorridos extraurbanos con una velocidad media 120 kilómetros, alcanza un consumo de apenas 5,3 litros a los 100 kilómetros y, si el crucero está entre los 100 y los 110 kilómetros por hora, el consumo desciende hasta los 4,4 litros a los 100 kilómetros recorridos. El Polo 1.2 12V gasta 7,17 litros a los 100 kilómetros a una velocidad media de 120 km/h y baja hasta los 6 litros con un crucero de entre 100 y 110 km/h.

La mecánica Diesel ofrece una peculiaridad: con cruceros más altos, entre 120-140 km/h, y orografía favorable alcanza consumos más bajos, que rondan los 4 litros a los 100 kilómetros, tal y como pudimos comprobar, según los datos registrados por nuestro Centro Técnico. Es agradable, además, que el navegador de a bordo nos vaya confirmando la reducción del consumo a la vez que la velocidad se va incrementando. En las mecánicas de gasolina, la relación suele ser inversa: a más velocidad, más gasto de combustible a partir de los 120-130 kilómetros por hora. Estas cifras nos llevan a unas autonomías de más de 800 kilómetros, para el SDI, y de unos 620 kilómetros, para el 1.2 12V.

La circulación por ciudad es cómoda y agradable. La dirección, que en carretera nos parecía un tanto suave y blanda, es ideal para recorridos urbanos. Ello, unido al amplio diámetro de giro (10,6 metros) y a las sólo 2,75 vueltas de volante, hace que el Polo sea un vehículo muy recomendable para ciudad. Sus dimensiones tampoco resultan inconveniente para callejear. Quizás el único “pero" que podemos encontrar en trazado urbano depende del motor que equipe. Con el SDI, las reacciones son mucho más lentas. Dicha lentitud está justificada porque no cuenta con los aditamentos de otros propulsores de la gama como el turbocompresor. Con el 1.2 12V, se soluciona esa sensación, que es más dinámica y alegre. Además, hay que destacar el “tap-tap" del gasolina, que se oye cuando estamos parados en un semáforo. El propulsor tricilíndrico del Polo origina una pequeña vibración al ralentí que no resulta molesta. Al menos no es tan molesta como el ruido que el motor Diesel emite cuando está frío y a bajas vueltas. Al ralentí en caliente, el Polo SDI emite 53,3 decibelios frente a los 43,5 del gasolina.

Para hacernos una idea de la sonoridad del modelo, cuando el 1.2 12V emite los 63,1 decibelios a 80 kilómetros por hora, la versión Diesel aún está al ralentí con el mismo valor. En velocidades superiores, la diferencia es menor, porque lo tapa el ruido del aire, aunque la penalización en sonoridad (cálculos de calidad del sonido realizados por nuestro Centro Técnico) sigue siendo para el propulsor de gasóleo. En términos generales, esta característica es normal: siempre los motores Diesel emiten más ruidos -o, al menos, más molestos- que los de gasolina.

A la hora de aparcar, apenas se nota que se ha incrementado la longitud 15,4 centímetros (para parecerse aún más al Golf). Todo lo contrario que sucede en el interior, donde la ampliación es palpable y se refleja en plazas mucho más cómodas, en especial las traseras. El ancho también se ha aumentado en 1,8 centímetros, que sí se hacen notar en la sensación dentro del coche a la hora de aparcarlo. Aun calculando, en los primeros intentos es muy posible que el vehículo se quede a varios centímetros de la acera. Esto se puede deber, no obstante, a la colocación y diseño de los espejos, que son más picudos que los de su predecesor y que dan sensación de mucha más anchura, no justificada, como hemos dicho, por la ampliación real de casi dos centímetros.