El puesto de conducción resulta cómodo, sobre todo después de habituarnos a él. De primeras, nos cuesta encontrar dónde están algunos botones, como el que permite la regulación de los espejos retrovisores (debajo del volante, a la izquierda). Otros accionadores, como los de los elevalunas o el del cierre centralizado, se nos pierden cuando es de noche, ¿por qué? Pues porque no están “asociados" al reostato que nivela la luminosidad de los demás dispositivos –cuentavueltas o selector de la tracción, por ejemplo-.Dejando a un lado estas pequeñas dificultades, encontramos un salpicadero cuanto menos poco común. Estamos acostumbrados a llevar el cuentavueltas, el velocímetro y los relojes con indicadores de temperatura y nivel de combustible enfrente de nuestros ojos, en línea con el volante. En el Nissan X-Trail esto no es así. Se encuentran desplazados hacia el centro de la consola y en su lugar se ha colocado una útil guantera para el conductor. El interior de este “todo terreno" está lleno de huecos, lo que le hace parecerse a los vehículos de factura Renault –salpicados de muchísimos y útiles espacios para guardar cosas-. Desde el puesto de conducción se accede a la guantera que hemos mencionado detrás del volante, a un posavasos en la parte izquierda, a la amplia guantera de la puerta y a un cajoncito que se sitúa entre los dos asientos delanteros. En todos ellos podemos llevar repartidos los elementos que necesitaremos en un viaje largo: tarjetas para peaje, latas de refrescos, música y, quizás, un teléfono móvil. Los asientos delanteros tienen un mullido correcto –blando para mi gusto- y que no sujetan todo lo que sería deseable. No nos ha ocurrido como en otros coches que al entrar en el puesto de conducción nos quedamos “embutidos". En recorridos por campo, nuestros riñones acusan más esta característica al quedar más suelto el cuerpo vamos botando. Las plazas traseras nos han sorprendido gratamente por su amplitud. En principio, nos atreveríamos a decir que se trata del “todo terreno" más ancho en su segmento. Hemos echado mano a los datos y esta apreciación subjetiva no se confirma con las cifras delante –un Jeep Cherokee o un Hyundai Santa Fe son más anchos-. De todas formas, estas plazas nos han parecido correctísimas, disponen las tres de reposacabezas y de cinturón con tres puntos de anclaje y distancia para las piernas de sus ocupantes suficiente (73 cm) para no penar en los recorridos más largos. El acceso al maletero es cómodo, pero el plano de carga está situado a bastante distancia del suelo, lo que puede comprometer, en ocasiones, la labor de carga. La puerta trasera se abre tanto que, para pasajeros del X-Trail con una altura de no más de 1,5 metros –mi caso-, puede resultar un problema a la hora de cerrarla. Además, el maletero no dispone de tapizado, lo que dificulta el transporte de mercancías sobre el plástico, que resbala bastante. El X-Trail está disponible en nuestro mercado con tres motorizaciones: dos de gasolina y una Diesel –objeto de nuestra prueba-. Las mecánicas de gasolina son de 2 y 2,5 litros (140 y 165 CV, respectivamente) y su precio está comprendido entre 24.016 y 33.148 euros con cinco terminaciones posibles. La mecánica de gasóleo es única y cubica, como ya hemos comentado, 2,2 litros (136 CV). A este motor se asocian cinco diferentes niveles de acabado con un rango de precios entre 28.406 y 32.487 euros. Si quieres saber qué equipa cada versión y cuáles son sus especificaciones técnicas, pincha en el enlace que te ofrecemos junto a este párrafo.
Nissan X-Trail 2.2 dCi Sport Plus
Una mecánica potente, unas cualidades ruteras sobresalientes y unas dotes camperas aceptables son los ingredientes que se combinan en este sorprendente X-Trail.
