¿Para qué hace falta un motor Diesel en un coche llamado a moverse en distancias cortas, eminentemente urbanas? La respuesta, hasta hace poco, estaba clara: para nada o casi nada. Sin embargo, las formas de vida cambian y hoy las necesidades son otras.El tráfico urbano tiene cada vez más un componente interurbano de peso. Nos pasamos horas en las grandes circunvalaciones de las ciudades, vivimos en las afueras y vamos al centro, o viceversa… El hecho es que es muy habitual que cualquiera se haga diariamente 50, 60 ó 70 kilómetros sin apenas tener la sensación de que se ha cubierto tanta distancia. En estas circunstancias, para un uso intensivo, diario, el motor turbodiésel cobra sentido en un coche que, además, ha de ser pequeño y ágil para defenderse con el tráfico ciudadano.
En Citroën lo han visto claro, por eso no han dudado en combinar la agilidad del C2, un concepto eminentemente urbano, con el motor HDI de 70 CV. El resultado va un poco contra la idea de “deportivo de ciudad" con que nació el C2, porque el motor es más bien “tranquilote", pero si lo que buscamos es un vehículo agradable, fácil de usar, de consumos mínimos y de dimensiones reducidas, estamos ante una opción que no conviene desdeñar.
No es la primera vez que probamos este motor HDI de 70 CV. Sin embargo, nunca antes lo habíamos utilizado sobre un coche tan ligero como el C2. Si en otras ocasiones nos había parecido que el propulsor se quedaba algo escaso para mover los Peugeot 206 o Ford Fiesta, ahora, con sólo 1.063 kg, el resultado es muy distinto, mucho mejor.Se nota sobre todo a la hora de ganar velocidad y en las recuperaciones. El coche acelera con más brío y se mueve con bastante soltura que otros coches que montan esta mecánica. Si hacemos las maniobras con el motor en una zona en la que haya buen par, por ejemplo, entre las 2.000 y las 3.000 vueltas, no tendremos problemas para adelantar con seguridad o salir airosos de cualquier problema.
Pero, además, algo que ya conocíamos de este motor, es su buen rendimiento en la zona baja del cuentavueltas. Tenemos fuerza casi desde el principio: a 1.500 giros ya hay una respuesta y, desde las 2.000 rpm el empuje es considerable. Los 17,6 mkg de par máximo pueden no parecer gran cosa, pero si tenemos en cuenta lo poco que pesa el coche, nos daremos cuenta de que es bastante fuerza.
Aun así, que nadie se espere un deportivo de empuje brutal. El coche tiene su cuota de agilidad, pero no es un disparo. Al contrario, es más bien lento y le cuesta mucho pasar con holgura de los 150 km/h. Su capacidad de aceleración tampoco destaca: hace el 0-100 km/h en 13,34 segundos. En cambio, el consumo presenta números formidables: 5,89 litros cada 100 kilómetros es la media ponderada que ha registrado nuestro Centro Técnico.
También hay que reseñar que es un motor bastante silencioso y que no vibra casi nada. Entrega lo que tiene con nobleza y se conjuga bastante bien con el cambio de marchas, que tiene en la cuarta su mejor baza, una marcha poderosa que nos permite recuperar con decisión y se estira bastante. No podemos decir tanto de la quinta, demasiado larga y poco resistente a los esfuerzos. Tampoco es memorable el tacto del cambio, de movimientos espesos y muy largos.
El motor HDI 1.4 fue el primer fruto que dio la alianza de Ford, Peugeot y Citroën para fabricar motores Diesel. Después de este 1.4 han ido llegando otros motores, como los 1.6 (110 CV) y 2.0 (136 CV), aunque el primero sólo se ha presentado, por ahora, sobre el Focus C-Max y, claro, en Ford se llama TDCI, no HDI. Está en preparación un V6 2.7 de 207 CV que se estrenará con el S-Type de Jaguar.
Son motores de tecnología turbodiésel muy avanzada, siempre dotados de common rail de última generación. Sus sofisticados sistemas de inyección realizan varios “disparos" de combustible en cada ciclo del motor, con lo que logran reducir el consumo, mejorar el rendimiento y, sobre todo, eliminar emisiones contaminantes y ruidos y vibraciones.