Infiniti Q30 y DS 4 Crossback representan dos modos bien diferentes para producir un automóvil que compita con los compactos premium más selectos y asentados. El DS 4 Crossback aprovecha una base mecánica existente en PSA como son los Citroën C4 y el Peugeot 308, aunque se desmarca totalmente de aquellos en cuanto a diseño exterior, de modo que a primera vista sería difícil pensar que comparte componentes con aquellos. Por su parte, Infiniti ha buscado fuera de su casa y ha encontrado la base para su Q30, antes de dotarla de un envoltorio propio, de gran personalidad y una factura casi impecable. Ésta no es otra que la familia GLA de Mercedes, como consecuencia del acuerdo de colaboración que mantienen Mercedes y el Grupo Renault.
Con estos mimbres, DS e Infiniti han elaborado sus propuestas, con una altura bien por encima de la media. De hecho, ofrecen una altura prácticamente 10 cm superior a alternativas como el Audi A3 Sportback, por mucho que aunque dado su planteamiento asfáltico y escasa altura libre al suelo impida considerar al DS 4 Crossback ni al Infiniti Q30 como aspirantes a SUV o crossovers. Son coches de carretera que, dicho sea de paso, lidian de una manera más que digna con una aerodinámica poco favorable (su altura es un impedimento en este caso) tanto en términos de prestaciones como, especialmente, de consumo, aunque en ambas situaciones el DS 4 Crossback cuenta con cierta ventaja mecánica a su favor y, especialmente, las cifras de adelantamiento del Infiniti Q30 no son buenas, lo que sugiere bajar una marcha si se necesita recuperar velocidad de una manera rápida (según nuestras mediciones, en el adelantamiento de 80 a 120 km/h en 4ª, 5ª y 6ª marcha el Infiniti Q30 emplea 10,5 segundos, 14,3 segundos y 20,4 segundos frente a los 8,9 segundos, 11,5 segundos y 16,4 segundos que tarda el DS 4 Crossback).
Y es que sin desmerecer al motor que lleva el Infiniti Q30, caracterizado por un régimen intermedio fantástico y la capacidad de rozar las 5.000 rpm, el BlueHDI 1.6 del DS 4 Crossback resulta claramente superior al 1.5 de origen Renault del Infiniti Q30, especialmente en cuanto a entrega de fuerza a bajo régimen. En la práctica, esto se traduce en que va a poder tirar siempre de las marchas superiores, ahorrando combustible y sonoridad, aunque también hay que reconocer que pierde fuelle antes que su rival. Es, uno de esos que no conviene estirar por encima de las 3.300 rpm porque tampoco vamos a ganar velocidad muy fácilmente. Aun así, en ciudad no se van a mostrar faltos de carácter acelerando en marchas cortas y ambos permiten viajar con desahogo siempre y cuando no vayamos a viajar muy cargados. Pero incluso en esas condiciones no sería necesario recurrir a las versiones más potentes de cada una de las gamas a poco duchos que seamos con el uso del cambio y sepamos cuando bajar una marcha para coronar una cuesta o afrontar un adelantamiento (consumos medidos en nuestras pruebas reales de conducción: 6,1 l/100 km en recorrido urbano y 5,0 l/100 km en trayectos extraurbanos del DS 4 Crossback, frente a los 6,3 l/100 km y 5,3 l/100 km que logra el Infiniti Q30).
La habitabilidad interior del DS 4 Crossback y el Infiniti Q30
Aun siendo 15 cm más corto, el DS 4 Crossback se muestra más acogedor que en Infiniti Q30, al menos en cuanto a las plazas delanteras se refiere. Y es que, las traseras son su Talón de Aquiles tanto por espacio para las piernas —sus 71 cm le sitúan a la cola de la categoría—, como por dos detalles de estilo discutibles como son ese pico en que se remata la puerta trasera y con el que es fácil darte en el pecho al abrir la puertas y la ausencia de ventanillas en las puertas traseras. A cambio, ofrece un maletero imponente; por mucho el más grande de la categoría. Por su parte, el Infiniti Q30 se queda en la media de la categoría en cuanto a espacio trasero para piernas y tiene un mejor acceso al interior, aunque la cota de altura de cabeza atrás queda penalizada por la forma descendente del techo, especialmente si se ha montado un techo solar como el de nuestra unidad de pruebas.
El planteamiento del espacio resulta tan diferente como las sensaciones e incluso la propia postura de conducción. Y es que, el volante del Infiniti Q30 queda más bajo y menos inclinado que en el DS 4 Crossback, en una posición más relajada para los brazos del conductor que se traducirá en menor fatiga en caso de un viaje largo. En este sentido, también tiene ventaja por la puesta a punto de su suspensión, más confortable, con funcionamiento con sensación de mayor calidad y un esquema multibrazo que le puede otorgar ventaja al transitar por zonas de asfalto irregular. En el fondo, el bastidor del Infiniti Q30 resulta más sofisticado y puede aportar mejores sensaciones de conducción, con una dirección más directa y precisa y un tacto de freno que tiende a duro, con el grado de asistencia justo para aportar la más cómoda seguridad.
En cambio, en el DS 4 Crossback todo parece un poco más filtrado, tanto por el tacto de la dirección —que puede llegar a dar sensación de falta de aplomo en curva— como por lo asistido de unos frenos contundentes, de espectacular eficacia parando desde alta velocidad en que el servo hace que apenas haya que rozar el pedal para empezar a tener respuesta. Es, en el fondo, un automóvil que se engloba en la visión francesa del automóvil antes que en esa inspiración alemana en que el coche se «deja» sentir más, lo que no es ni bueno ni malo, sino una cuestión de preferencias personales.
El coste de los DS 4 Crossback e Infiniti Q30
Si hasta ahora veíamos que el Infiniti podía tener una ventaja más o menos clara, comparar los precios puede llegar a invertir la balanza a favor del DS 4 Crossback. No en vano, el más barato de los japoneses cuesta prácticamente lo mismo que el más equipado de los franceses…si a este le hubiéramos montado el muy buen cambio automático EAT6 (1.300 euros) y nuestras unidades de pruebas tienen una diferencia de casi 5.000 euros en su precio de partida. Y esta diferencia aumentaría hasta extremos difíciles de justificar si quisiéramos añadir equipamiento como el sistema de aparcamiento automático, englobado junto con el sensor de ángulo muerto, las cámaras perimetrales la radio digital y el Navegador —entre otros elementos— en un pack de 4.447 euros. Eso sí. A cambio tendríamos un automóvil totalmente diferente, poco visto y con una imagen muy potente; algo que es totalmente Premium…cuesta como uno de ellos, y en muchos detalles desde el regulador de los asientos a la llave, por citar algunos, nos va a recordar a los Mercedes en que se basa. En cambio, si sólo quisiéramos un coche diferente, no exento de funcionalidad y con una excelente economía de uso, aunque la llave o la pantalla multifunción sean las de un humilde Citroën, el DS4 nos va a poder satisfacer plenamente. En cualquier caso, nadie nos podrá acusar de que nuestro coche vaya a ser simplemente uno más.
También te puede interesar
Infiniti QX30, el Q30 hecho SUV