¿Qué es un ecocidio?

El término tiene su origen en la Guerra de Vietnán, cuando el uso de químicos como el famoso agente naranja produjo daños irreparables al destruir ecosistemas completos y cursos de agua.

JULIÁN DUEÑAS

El mundo escuchó por primera vez el término ecocidio en la Cumbre Ambiental de Naciones Unidas en 1972. iStock
El mundo escuchó por primera vez el término ecocidio en la Cumbre Ambiental de Naciones Unidas en 1972. iStock

En una reciente denuncia, la organización ambientalista Greenpeace anunciaba, al cumplirse un año de la tragedia del Mar Menor (Murcia), su deseo de luchar porque el suceso fuese juzgado en los tribunales como "ecocidio". Pero ¿qué es un ecocidio? ¿Existe una figura jurídica que reconozca este delito?

En líneas generales, el término hace referencia a un deterioro a nivel general del ambiente en una zona determinada, con un nivel de daño tan enorme que puede llegar a poner en riesgo la vida de quienes habitan en esa zona en particular. Los daños registrados en un ecocidio se consideran irreparables porque el hábitat o ecosistema en particular sufre destrucciones que sobrepasan su capacidad para autorregenerarse.

Un origen bélico

El término ecocidio tiene su origen en la Guerra de Vietnán (1955-1975), cuando los ataques con agente naranja —un potente herbicida utilizado como arma química por el ejército estadounidense— acabaron con la vida de cientos de miles de personas y dejaron millones de hectáreas de terrenos yermos.

Esta situación incentivó a la comunidad internacional a la creación de tribunales internacionales, con el fin de que fueron juzgados y condenados dichas acciones, para de esa forma evitar los daños al ambiente.

El mundo escuchó la palabra ecocidio fue en la Cumbre Ambiental de Naciones Unidas de 1972

Desde el año 1970 se han iniciado una serie de campañas para que el Estatuto de Roma fuera reformado para incluir en él el ecocidio como un crimen contra la paz. Quienes defienden esta propuesta afirman que es un paso necesario, ya que el estatuto propone proteger los derechos humanos. Sin embargo, los que se oponen a su reconocimiento lo hacen en base a que de hacerlo se estaría criminalizando a ser humano en su totalidad.

La primera vez que el mundo escuchó la palabra ecocidio fue en la Cumbre Ambiental de Naciones Unidas de 1972, celebrada en Estocolmo, donde el entonces primer ministro sueco, más tarde asesinado, Olof Palme, acusó a Estados Unidos de ecocidio por sus prácticas en Vietnán.

Representantes de otros países presentes, como Indira Gandhi, de la India, y Tang Ke, de China, sugirieron entonces que la destrucción del ecosistema debía ser considerada un crimen contra la humanidad.

No fue así, aunque el ecocidio estuvo propuesto para ser el quinto crimen contra la paz cuando iba a constituirse la Corte Penal Internacional de la Haya en 1998. Al final se quedó fuera —por la oposición de Estados Unidos, Reino Unido y Países Bajos— de los delitos que juzga este tribunal: la lesa humanidad, el genocidio, los crímenes de guerra y los de agresión contra estados o territorios. 

En el año 2010, la Universidad de Londres propuso a la ONU que el ecocidio fuera incluido como un crimen de contra la humanidad

En los últimos años, gracias a las acciones decididas de personas como la abogada escocesa Polly Higgins, recientemente fallecida, el número de voces que se han elevado reclamando la inclusión del ecocidio entre los crímenes contra la paz.

Entre ellas, el Papa Francisco, que ha apoyado públicamente la vieja petición de que el ecocidio sea considerado el quinto crimen contra la paz en su intervención en el XX Congreso Internacional de la Asociación de Derecho Penal, celebrada en el Vaticano en 2019. Jorge Mario Bergoglio incluso fue más allá, al proponer que se añadan al catecismo “los pecados contra la ecología”.

Debate abierto

Mientras el debate continúa, una docena de países —Georgia, Armenia, Ucrania, Bielorrusia, Ecuador, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Uzbekistán y Vietnán— sí han tipificado el ecocidio como un crimen dentro de sus fronteras.

Algunos, como Georgia y Armenia, con penas de cárcel de hasta quince años.

También la comunidad internacional ha dado algunos pasos. En 2018 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución titulada "Hacia un Pacto Mundial por el Medio Ambiente", que busca sentar las bases de un Derecho Ambiental Internacional. Algo por lo que también pelea la iniciativa Ecocide project de la Universidad de Londres. Este proyecto organiza conferencias, cursos, seminarios y otras actividades para promover el desarrollo de una ley medioambiental internacional.

Greenpeace, mientras tanto, seguirá luchando por conseguir que el desastre del Mar Menor pueda ser algún día tipificado como ecocidio. 

Fuente: bbvaopenmind