El término metaverso se le atribuye al autor Neal Stephenson, quien lo acuñó en su novela de ciencia ficción “Snow Crash”, de 1992, en la que imaginaba avatares digitales de aspecto realista que habitaban entornos de realidad virtual. En un sentido técnico, el metaverso es sinónimo del Internet of Everything (IoE), o Internet de todo, un concepto nacido a principios de la década de 2000, que finalmente quedó en una versión menos ambiciosa de sí mismo, el Internet de las Cosas (Internet of Things, IoT).
Se han logrado hitos en el camino hacia un verdadero metaverso, un mundo virtual online que incorpora realidad aumentada, realidad virtual, avatares holográficos en 3D, vídeo y otros medios de comunicación
Desde entonces, se han logrado hitos en el camino hacia un verdadero metaverso, un mundo virtual online que incorpora realidad aumentada, realidad virtual, avatares holográficos en 3D, vídeo y otros medios de comunicación. A medida que se expanda, el metaverso ofrecerá un mundo alternativo hiperrealista, o lo que los aficionados al cómic llamarían un universo paralelo. Pero esta descripción habla solo del frontend, o experiencia de usuario de una aplicación, sin explicar el backend: el motor que la hace funcionar. Para entender la trastienda de este nuevo universo ficticio debemos tomar una perspectiva diferente.
Perspectiva y pilares del metaverso
«El metaverso reúne a personas, procesos, datos y cosas (reales y virtuales) para que las conexiones en red sean más valiosas que nunca. Lleva la información al plano de la acción para crear nuevas capacidades, experiencias más enriquecedoras y oportunidades económicas sin precedentes para empresas, personas y países».
En su formulación más sencilla, el metaverso sería la interconexión inteligente entre personas, procesos, datos y cosas. Sería un mundo en el que miles de millones de objetos tienen sensores para detectar, medir y evaluar su estado. Todos ellos estarían interconectados mediante redes públicas o privadas, con protocolos normalizados o específicos.
Sus pilares son:
- Personas: Conectar a las personas de forma más valiosa.
- Datos: Convertir datos en inteligencia para tomar mejores decisiones.
- Proceso: Enviar información oportuna a la persona (o máquina) adecuada en el momento oportuno.
- Cosas: Dispositivos y objetos físicos y virtuales conectados a Internet y entre sí para tomar decisiones inteligentes.
Retos del metaverso
Ninguna tecnología ni concepto nuevo puede surgir sin enfrentarse a desafíos, y el metaverso no es una excepción. Sus desafíos son:
Gestión de identidades
En las aplicaciones actuales de la Web 2.0, es difícil confirmar la identidad del usuario. Con el metaverso el problema es mayor aún, porque se amplía el uso de productos y servicios. No sería deseable que el metaverso fuera un salvaje Oeste.
Seguridad y privacidad de datos (SSP)
A medida que los dispositivos y las personas se conecten más y recopilen más datos, se acelerará la expansión del metaverso a una velocidad cercana a la del universo real. Por ello, también aumentarán las incógnitas sobre privacidad, seguridad y protección.
Será fundamental para el futuro del metaverso el que las empresas encuentren el equilibrio correcto entre la riqueza de datos de este entorno y la privacidad del cliente. Más importante aún, será decisivo para la confianza del cliente en el metaverso o en cualquier otra modalidad de universo ficticio.
Servicios financieros en el metaverso
El uso de una criptomoneda ya supone un reto en sí mismo. Utilizarla como forma de pago en el metaverso añadirá aún más complicaciones a lo que todavía no es un sistema de pago regulado. Una solución podría ser una CBDC (moneda digital emitida por un banco central).
Normativa y medios de protección
El metaverso es un territorio desconocido que la ley debe explorar para definir a los actores responsables y crear normas que protejan a los usuarios. También se deberá salvaguardar la propiedad intelectual, como los nuevos NFT (activos digitales en forma de «token no fungible»).
El impacto emocional y mental de vivir en el metaverso
Los problemas que surgen del uso ininterrumpido de redes sociales y videojuegos en línea se trasladarán al metaverso, pero a mayor escala, ya que se añade otra dimensión -interacciones en tiempo real- que podría crear trastornos psicológicos en el mundo real. La frontera que separa el mundo real del imaginario se difuminará.
Estandarización del metaverso
Éste suele ser uno de los factores más problemáticos en el ciclo de vida inicial de una nueva tecnología, ya que todo el mundo quiere imponerse como el “estándar” y dominar el mercado. Las normas y estándares abarcan todo el hardware y software, los procesos y los protocolos, y la interoperabilidad será fundamental para el diseño y desarrollo del metaverso.
¿Qué depara el futuro?
Los datos están integrados en todo lo que hacemos. Cada empresa necesita una estrategia de datos propia, lo que exige un liderazgo integral en este ámbito. El metaverso dará lugar a decenas de millones de nuevos objetos y sensores, todos ellos generando datos en tiempo real. Esto añadirá valor a los productos y servicios de las empresas que utilicen el metaverso como un nuevo canal de negocio. La tecnología del metaverso ofrecerá a las empresas enormes posibilidades. Habrá una lista prácticamente inagotable de productos y servicios que se venderán en diversos mercados, tanto verticales como horizontales.
Por poner algunos ejemplos: en el comercio electrónico, en lugar del modelo actual en dos dimensiones de hacer clic y comprar, en el metaverso se creará una nueva fuente de ingresos procedente de productos digitales comprados de forma sincrónica.
En el ámbito de los recursos humanos (RRHH), la formación se podrá ofrecer en realidad virtual o realidad aumentada, superponiendo instrucciones sobre un entorno real, por ejemplo, a modo de instrucciones paso a paso sobre cómo montar una máquina compleja, hacer funcionar un nuevo dispositivo o probar un nuevo producto. Todo ello con objetos virtuales en el corazón del metaverso.
En ventas y marketing, será habitual conectarse con el cliente e intercambiar experiencias sobre el producto o servicio de forma virtual
En ventas y marketing, será habitual conectarse con el cliente e intercambiar experiencias sobre el producto o servicio de forma virtual. Esto puede recordar a las reuniones virtuales de los últimos dos años durante la pandemia, pero en el metaverso será una experiencia mucho más real y productiva. Los productos criptográficos, como los NFT, serán objetos nativos del metaverso, constituyendo otra pieza del rompecabezas de la Web 3.0.
La pandemia nos obligó a existir en línea y a asumir que muchas actividades cotidianas fueran virtuales. Fue algo así como un anticipo de un metaverso en 2D. El metaverso auténtico, sin embargo, será en 3D, con el tiempo como cuarta dimensión. Además, en ese mundo controlaremos el tiempo y el espacio, al crear ambos dentro del propio metaverso.
Por último, de forma similar a la nube, habrá metaversos privados, híbridos y públicos, con todas las aplicaciones y servicios posibles en cada cual. Las empresas se beneficiarán de todas las opciones en función de sus capacidades y necesidades. El objetivo principal es lograr el metaverso como servicio (MaaS) y la correspondiente certificación y etiquetado para productos y servicios.
Fuente: Openmind BBVA.
