Un descubrimiento fundamental sobre un impulsor del desarrollo saludable en los embriones podría reescribir nuestra comprensión de lo que podemos heredar de nuestros padres y cómo nos moldean sus experiencias de vida. El nuevo estudio revela que la información epigenética, que se encuentra sobre el ADN y normalmente se restablece entre generaciones, se transmite más comúnmente de madre a hijo de lo que se pensaba anteriormente.
La investigación, dirigida por investigadores del Instituto Walter y Eliza Hall (WEHI) en Melbourne, Australia, amplía enormemente nuestro conocimiento sobre qué genes tienen información epigenética que se transmite de madre a descendencia y qué proteínas son fundamentales para controlar este peculiar proceso.
La epigenética es un campo de la ciencia en rápida expansión que estudia cómo se activan y desactivan nuestros genes, para permitir que un conjunto de instrucciones genéticas produzca cientos de tipos de células diferentes en nuestro cuerpo. Los factores ambientales, como nuestra nutrición, pueden afectar los cambios epigenéticos, pero estos cambios no alteran el ADN y, por lo general, no se transmiten de padres a hijos.
Según investigaciones recientes, el suministro de cierta proteína en el óvulo de ésta puede tener un impacto en los genes que impulsan el patrón esquelético de los niños
A pesar del hecho de que un pequeño subconjunto de genes "impresos" puede transmitir información epigenética de generación en generación, hasta ahora se ha demostrado que relativamente otros pocos genes están influenciados por el estado epigenético de la madre. Según investigaciones recientes, el suministro de cierta proteína en el óvulo de ésta puede tener un impacto en los genes que impulsan el patrón esquelético de los niños.
“Nos llevó un tiempo procesarlo porque nuestro descubrimiento fue inesperado”, dijo el profesor Blewitt, director conjunto de la División de Epigenética y Desarrollo de WEHI. “Saber que la información epigenética de la madre puede tener efectos con consecuencias de por vida para el patrón corporal es emocionante, ya que sugiere que esto está sucediendo mucho más de lo que pensábamos. Podría abrir una caja de Pandora sobre qué otra información epigenética se hereda”, añadió.

El estudio, dirigido por WEHI, en colaboración con la profesora asociada Edwina McGlinn, de la Universidad de Monash y el Instituto Australiano de Medicina Regenerativa, se publicó recientemente en la revista Nature Communications.
Asombroso descubrimiento
La investigación actual se concentró en los genes Hox, que son esenciales para el desarrollo esquelético normal, y la proteína SMCHD1, un regulador epigenético descubierto por el profesor Blewitt en 2008. Durante el desarrollo embrionario en los mamíferos, los genes Hox determinan la identidad de cada vértebra.
La cantidad de SMCHD1 en el óvulo de la madre afecta la actividad de los genes Hox y el patrón del embrión. Sin SMCHD1 materno en el óvulo, los niños nacían con estructuras esqueléticas alteradas
Según los hallazgos de este estudio, la cantidad de SMCHD1 en el óvulo de la madre afecta la actividad de los genes Hox y el patrón del embrión. Sin SMCHD1 materno en el óvulo, los niños nacían con estructuras esqueléticas alteradas.
Esta es una prueba clara, según la primer autora e investigadora Natalia Benetti, que la información epigenética, en lugar de solo la información genética original, se transmitía de la madre.

“Aunque tenemos más de 20.000 genes en nuestro genoma, se ha demostrado que solo ese raro subconjunto de unos 150 genes impresos y muy pocos otros transmiten información epigenética de una generación a otra”, declaró Benetti.
La investigación mostró que SMCHD1 en el óvulo, que solo persiste durante dos días después de la concepción, tiene un impacto de por vida
"Saber que esto también le está sucediendo a un conjunto de genes esenciales que se ha conservado evolutivamente desde las moscas hasta los humanos es fascinante", añadió
La investigación mostró que SMCHD1 en el óvulo, que solo persiste durante dos días después de la concepción, tiene un impacto de por vida.
Las variantes en SMCHD1 están vinculadas al trastorno del desarrollo del síndrome de microftalmía de Bosma arhinia (BAMS) y la distrofia muscular facioescapulohumeral (FSHD). Los investigadores dicen que sus hallazgos podrían tener implicaciones para las mujeres con variantes SMCHD1 y sus hijos en el futuro.
Fuente: SciTechDaily.