Una dana, o depresión aislada en niveles altos, situada al oeste de Canarias se irá desplazando hacia la Península y condicionará parcialmente el tiempo durante este sábado y domingo y la próxima semana con tormentas y precipitaciones.
En las proximidades del archipiélago Canario, la dana se ha ido rellenado de aire tropical cálido y húmedo, que progresará hacia el norte junto con el embolsamiento de aire frío en altura.
Cuando el sábado llegue a nuestra latitud, la depresión habrá perdido bastante potencial pero encontrará otros mecanismos para lanzar el desarrollo de los cumulonimbos: el calor extra de la superficie y los relieves de la Península que catapultan a las nubes, siempre que las condiciones sean óptimas.
Las tormentas volverán a ganar protagonismo y podrían ser fuertes
Además, la pérdida de aire frío en altura se podría subsanar con una segunda bolsita de aire polar que llegaría desde el noreste. Con todo esto las tormentas volverán a ganar protagonismo y podrían ser fuertes, antes de que acabe la semana en el interior y la mitad norte peninsular, después puede que en otras muchas zonas del país.

¿Qué es una dana?
La dana es una depresión o baja en niveles altos que se ha aislado de la circulación general atmosférica y que puede, o no, generar precipitaciones persistentes e intensas.
Esta situación ocurre cuando la corriente en chorro polar que se mueve de oeste a este sufre ondulaciones y curvaturas que aíslan una parte de esta circulación como si fuera una bolsita fuera de la propia circulación de la atmósfera.
Al encontrarse con temperaturas más cálidas en superficie se crea un perfil muy inestable en la atmósfera
Esta bolsa aislada es más fría que el aire que le rodea y al encontrarse con temperaturas más cálidas en superficie se crea un perfil muy inestable en la atmósfera en el cual las masas de aire ascienden con gran facilidad, se saturan de vapor de agua y dan lugar a tormentas.
En general, alrededor del 80% de las depresiones en altura tienen una vida que ronda las 72 horas, antes de desaparecer por calentamiento diabático o al ser reabsorbidas por el chorro. Pero a veces pueden permanecer casi estacionarias varios días, o incluso moverse de manera opuesta al flujo zonal del oeste (lo que se denomina retrogresión).
En Europa el número de danas al año entre 1960 y 1990 se mantuvo estable, con cerca de 30 anuales. Sin embargo, a partir de 1990 se ha producido un repunte importante, rondando actualmente las 35-40. La evolución es muy parecida a la de Sudamérica, mientras que en Asia y Australia-Nueva Zelanda el incremento ha sido más moderado.

¿Dana o gota fría?
El origen del popular término gota fría viene de la traducción casi literal del acuñado por la escuela alemana, que bautizó este concepto como kaltlufttropfen, que significa “gota de aire frío”. En español la expresión gota fría llegó a desvirtuarse y a ser asociada a cualquier tipo de situación de precipitaciones abundantes, independientemente de si en dicha situación participaba una dana.
En el ambiente profesional se prefirió evitar su uso y hablar en su lugar de depresión aislada en niveles altos o dana, acrónimo lexicalizado que quiere ser también un homenaje al meteorólogo Francisco García Dana, que falleció en 1984.
¿Una España de clima subtropical?
En la primera mitad de año hemos tenido numerosas advecciones –masas de aire–, del sur y suroeste, procedentes de latitudes subtropicales y tropicales. Gran parte de ellas han llegado cargadas de polvo sahariano en suspensión y otras muchas han provocado chubascos tormentosos de distinto calado, a veces intensos, incluso en pleno invierno cuando no son habituales.
Tanto es así que hasta la borrasca Filomena de enero, con toda esa cohorte de nevadas copiosas, encontró combustible en esas masas de aire sureñas que a veces llegan colmadas de humedad.
Esto no haría más que confirmar la hipótesis de algunos expertos, que apuntan hacia la subtropicalización de nuestro clima. Puede que estos episodios no sean más que una concatenación casual de embolsamientos y flujos del sur y suroeste, de una troposfera “viciada”.
Como realidad que sostiene estas hipótesis tenemos la llegada a la Península de especies que corresponden más a climas subtropicales
También cabe la posibilidad de que se perpetúen en el tiempo. Y como realidad que sostiene estas hipótesis tenemos la llegada a la Península de especies que corresponden más a climas subtropicales, como el mosquito tigre, mosquito culex o las plagas de medusas.
Por el momento, este nuevo episodio podría venir a confirmar lo que marca el modelo europeo desde hace unos días: unas semanas centrales de junio más húmedas de lo habitual en la Península Ibérica, con precipitaciones por encima del promedio.

Fuente: Aemet / Meteored / El Tiempo