Originalmente diseñada por el emperador Yongle entre 1406 y 1420 con la ayuda de un millón de trabajadores, la Ciudad Prohibida es tan vasta (800 edificios con 9.000 habitaciones distribuidas en 720.000 metros cuadrados) que un equipo de restauración de tiempo completo está continuamente repintando y reparando. Se estima que llevaría 10 años hacer una renovación completa.
Sin embargo, la mayoría de los edificios que los visitantes ve hoy en día data del siglo XVIII. El fuego siempre fue una amenaza para el palacio de madera y las llamas eran frecuentes, siendo los principales culpables los fuegos artificiales descarriados y las linternas, así como algún que otro eunuco enojado. Dispersas por todo el complejo se encuentran las cubas de bronce, que contenían el agua que se tenía a mano para apagar incendios.
Es un enorme museo con la mayor colección de tesoros imperiales del país, incluido el soberbio Trono del Dragón, en el que se sentó el emperador
Pero la Ciudad Prohibida no es solo una colección de edificios. En realidad, es un enorme museo con la mayor colección de tesoros imperiales del país, incluido el soberbio Trono del Dragón, en el que se sentó el emperador, y budas adornados con casi todos los metales y piedras preciosas imaginables.

El esplendor del palacio
A pesar de haber sido saqueado por los japoneses y los nacionalistas el siglo pasado, todavía hay tantos objetos que solo se puede mostrar una fracción a la vez. La mayoría se puede encontrar en los pabellones y edificios laterales que actúan como minimuseos, con exhibiciones rotativas.
Igualmente encantadores, son los patios que separan los edificios. Son buenos lugares para contemplar el esplendor del palacio y la vida de sus habitantes. Catorce emperadores Ming y diez Qing llamaron hogar a la Ciudad Prohibida y la intriga, el escándalo y el drama que tuvo lugar aquí ha inspirado innumerables películas y libros.
Muchos emperadores estaban aislados por el lujo en el que vivían y sabían poco de las terribles condiciones que soportaban la mayoría de los chinos comunes
La familia imperial era atendida por vastos ejércitos de sirvientes (cocineros, concubinas, eunucos, funcionarios y soldados) que los mimaba mientras también planeaban mejorar sus propias posiciones. Como era de esperar, muchos emperadores estaban aislados por el lujo en el que vivían y sabían poco de las terribles condiciones que soportaban la mayoría de los chinos comunes fuera de los muros del palacio. Fue ese aislamiento lo que provocó su caída.
Durante 500 años, se prohibió a los plebeyos entrar en la Ciudad Prohibida. Ahora, cualquiera que esté dispuesto a pagar la entrada puede experimentar este extraordinario palacio, que hasta la caída de la dinastía Qing, en 1911, fue la sede del gobierno chino.
A pesar de que solo alrededor de la mitad del complejo está abierto a los visitantes, es tan grande que fácilmente se podría pasar varios días explorándolo.

Salones de la Ciudad Prohibida
El Salón de la Armonía Suprema es la estructura más grande e importante del palacio. Éste fue el sitio de los eventos más grandiosos de la corte imperial, incluidas las coronaciones y los cumpleaños reales. Dentro del salón, el trono está custodiado por dos luduan (bestias míticas que pueden detectar si una persona está mintiendo).
El Salón de la Armonía Media era una especie de zona entre bastidores, donde el emperador se detenía para recomponerse y consultar con los ministros antes de entrar en el Salón de la Armonía Suprema.

Las antiguas viviendas de la realeza se encuentran en la parte trasera de los terrenos de la Ciudad Prohibida
Utilizado para banquetes estatales y más tarde para exámenes imperiales, es el Salón de la Preservación de la Armonía. Detrás de éste, una calzada de mármol de 17 metros tallada con dragones conduce a la entrada. Las antiguas viviendas de la realeza se encuentran en la parte trasera de los terrenos de la Ciudad Prohibida
El emperador residió en el Palacio de la Pureza Celestial hasta mediados de la dinastía Qing, cuando se convirtió en una sala de audiencias en la que se recibía a los embajadores y otras personalidades. Las habitaciones de la emperatriz estaban en el Palacio de la Tranquilidad Terrenal.

En los lados oeste y este de la Ciudad Prohibida, hay una variedad de bibliotecas, templos, teatros y jardines. Hay que visitar el Salón de la Joyería y no perderse la Galería de Relojes. Ésta cuenta con una deslumbrante variedad de relojes, muchos de los cuales fueron obsequios a los emperadores Qing del extranjero. En el extremo norte de la Ciudad Prohibida se encuentra el Jardín Imperial, un jardín chino clásico con 7.000 metros cuadrados, repleto de rocallas, pasarelas, pabellones y antiguos cipreses carbunculares y deformados.
Fuente. BBC Travel.