El bisonte se asienta en Rumanía después de 200 años de ausencia

Rumanía dio la bienvenida al bisonte a su hábitat natural en 2014, después de 200 años de su desaparición. Hoy, el proyecto de reintroducción de esta especie es todo un éxito: unos 105 ejemplares viven en los Cárpatos.

Vicente Alcaíde

La reaparición en Rumanía del bisonte es clave para mantenerlo fuera de las listas de especies en peligro crítico.
La reaparición en Rumanía del bisonte es clave para mantenerlo fuera de las listas de especies en peligro crítico.

Los residentes más nuevos de los Cárpatos de Rumanía prefieren huir de los visitantes, pero los rastros de su presencia son evidentes. Huellas de cascos en el barro, cortezas arrancada de los árboles, etcétera, éstos son signos del éxito de un proyecto destinado a reintroducir el bisonte en la región después de una ausencia de siglos.

El último bisonte europeo salvaje fue asesinado por cazadores furtivos en 1927, pero su reaparición en Rumania es clave para mantener a estos gigantes peludos fuera de las listas de especies en peligro crítico.

En los últimos años, se han visto tentados a adentrarse más en el bosque por la abundante vegetación y la posibilidad de ampliar su hábitat

"Había una necesidad urgente de dar una vez más al bisonte la oportunidad de vivir aquí”, dice Matei Miculescu, un guardia forestal responsable de monitorear la manada de los Cárpatos.

Bajo la luz del sol otoñal en el borde de un bosque antiguo, Miculescu busca a los nuevos ocupantes del bosque, pero estos animales pueden ser difíciles de detectar. En los últimos años, se han visto tentados a adentrarse más en el bosque por la abundante vegetación y la posibilidad de ampliar su hábitat.

La reintroducción del bisonte en Rumanía ha sido todo un éxito.
La reintroducción del bisonte en Rumanía ha sido todo un éxito.

Miculescu asegura que están prosperando aquí, en contraste con el cautiverio que "crea el riesgo de endogamia" y debilita sus posibilidades de supervivencia.

Rumania dio la bienvenida a los bisontes a su hábitat natural en 2014, más de 200 años después de que fueron vistos aquí por última vez.

“El objetivo es lograr una población de 250 individuos en cinco años”

"Alrededor de 105 bisontes viven ahora libremente en las montañas de Tarcu y se han asentado bien", apunta Marina Druga, directora del proyecto liderado conjuntamente por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y Rewilding Europe. “El objetivo es lograr una población de 250 individuos en cinco años”.

Actualmente, el centenar de ejemplares habita un área protegida de más de 8.000 hectáreas y desde 2014, han nacido 38 crías de bisontes en la región.

Alrededor de 105 bisontes viven ahora libremente en las montañas de Tarcu.
Alrededor de 105 bisontes viven ahora libremente en las montañas de Tarcu.

"Sin (los terneros), el proyecto no tendría futuro", afirma Miculescu, quien reconoce a cada criatura por sus cuernos. Pero los que dirigen el proyecto se han resistido a dar nombres a éstos.

Dado que han nacido en la naturaleza, se deben cortar todos los vínculos con los humanos, explica Druga.

Cambiar la arquitectura de los bosques

Hoy en día, se pueden encontrar unos 6.000 bisontes salvajes en toda Europa.

La regeneración es una bendición para el ecosistema en general, ya que brinda beneficios para unas 600 especies, desde microorganismos hasta grandes carnívoros

WWF dice que el siguiente paso para hacer que la población rumana sea sostenible será introducir bisontes en otras partes de los Cárpatos.

Además de beneficiar a los propios animales, los defensores dicen que la regeneración es una bendición para el ecosistema en general, ya que brinda beneficios para unas 600 especies, desde microorganismos hasta grandes carnívoros.

El bisonte proporciona grandes beneficios al ecosistema.
El bisonte proporciona grandes beneficios al ecosistema.

"Cambian el paisaje y la arquitectura del bosque, al detener la propagación de especies arbóreas invasoras, esparcir semillas para cientos de plantas y crear caminos que los animales más pequeños utilizan para acceder a los alimentos", desvela Druga.

"Las aves recolectan trozos de piel desechados para aislar sus nidos, mientras que las ranas pueden usar huellas de pezuñas de bisonte para saltar de un estanque a otro"

Los miembros débiles o enfermos de la manada sirven de presa para los lobos u osos, quienes a su vez serán menos propensos a perderse en los asentamientos humanos en busca de comida.

Incluso quienes los observan de cerca se sorprenden por los efectos que puede tener la presencia del bisonte.

"Las aves recolectan trozos de piel desechados para aislar sus nidos, mientras que las ranas pueden usar huellas de pezuñas de bisonte para saltar de un estanque a otro", detalla Miculescu.