Volvo S90 T6 AWD: prueba de manejo

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 Por Gilberto Samperio (@gilsamperio)                                Fotos: José Luis Ruiz.

 

 

Una estampa larga, de figura amplia y conservadora, imponente, sustentada en trazos sólidos mejor explicados por una cintura robusta, un frontal ancho y macizo, cuya parrilla cóncava equilibra los alargados faros desde los cuales sobresale su afinada luz de día y direccional bautizada por la casa sueca como "El martillo de Thor".

 

 

Los enormes rines de 20 pulgadas (opcionales), apenas dejan ver unos hombros de neumáticos estrechos y sostienen ese impacto señorial hasta el tercer volumen, donde la elevación de la cintura es menos acusada, lejos de la imagen aguzada de muchos coches de estos días, que remata en una cajuela más corta, consecuencia de un cuarto poste que extiende la zona acristalada más allá del marco de las segundas puertas. El cierre visual queda a cargo de calaveras anchas pero discretas que soportan un guiño de alerón en el borde de la tapa.

 

Así el S90 exhibe una figura relativamente convencional, pero terriblemente atractiva a ojos que privilegian un buen diseño sobre tajantes premisas deportivas o rabiosamente enfocadas a la máxima eficiencia aerodinámica o económica.

 

 

Un sedán de corte clásico con esa frescura que emana la nueva filosofía de la casa escandinava avistada en su notable SUV XC90, que hasta este momento demuestra el excelente quehacer en el relanzamiento de la firma nórdica.

 

Todo el empeño puesto en la piel externa afortunadamente goza de una profunda extensión hacia el interior que realmente nos hace reconsiderar si la tremenda tríada alemana premium –léase Audi, BMW y Mercedes-Benz–, son las únicas opciones en cuanto a las calidades de mayor nivel disponibles a un costo razonable.

 

 

Un tablero ancho, limpio, finamente rematado en materiales nobles –ergo madera de nogal, piel durable y aluminio pulido-, da espacio a una contrastante pantalla táctil vertical, cuyo accionamiento resulta tan intuitivo e inmediato que no obliga a repasar mucho para comprenderlo todo. Debajo de la cúpula, una gran pantalla despliega los relojes obligatorios –velocímetro y tacómetro–, y varias informaciones necesarias, todo en formato digital; adiós a los indicadores analógicos.

 

 

Acompañan armoniosamente los altavoces firmados por Bowers&Wilkins (opcional) en las puertas, donde los portamapas son suficientes para los adminículos más comunes. La consola central también dispone de compartimentos para los objetos personales; lo mejor, sus tapas corredizas recubiertas en madera que empatan con la utilizada en el tablero.

 

 

Lo más sobresaliente es la gran cantidad de volumen interno que concede. En ambas filas hay buen espacio tanto para piernas como para codos. Atrás incluso puede gozarse como si fuese una limusina, con su propio dial para el aire acondicionado o las cortinillas de discreción sin olvidarse de los cristales tintados que reducen la curiosidad de los ajenos. La comodidad que ofrecen los asientos se corresponde muy satisfactoriamente con este enfoque elitista o pudiente.

 

 

En nuestro ejemplar analizado (T6 AWD), el propulsor es el mismo tetracilíndrico alimentado por supercargador y turbocargador, cuyo funcionamiento traslapado enmascara casi de manera perfecta las debilidades de ambos ingenios sopladores, ya apreciado en la célebre XC90. Le hace perfecta comparsa la transmisión automática de ocho relaciones de la casa ZF, afinada para las exigencias dinámicas de un sedán de corte europeo. Su mejor empuje aflora arriba de las 2,500 rpm y se sostiene hasta las 6,000 sin titubeos o flaquezas. Muy redondo.

 

 

Con tres modos a escoger (Eco, Comfort y Dynamic), los cambios de humor del tren motor son elegidos sin problema. En el primero, “desaparece” la numeración del tacómetro y surge en su lugar una “línea” que nos dice qué tan “verde” conducimos. El segundo es el natural del 2.0 litros mientras el tercero resulta divertido para los entusiastas de la conducción veloz. Lo mejor es combinarlo con la segunda casilla corrediza, para utilizar apropiadamente el modo secuencial de la caja.

 

 

Su desempeño dinámico resulta muy satisfactorio, incluso en zonas de curvas pues la dirección retroalimenta bien pese al subviraje y el balanceo inducido por su considerable peso –cerca de los 1,900 kg en báscula-, y una geometría de suspensión concebida para proteger. Sin embargo, no se puede soslayar la tracción integral, afinada para conseguir el mejor equilibrio dinámico posible. Colabora correctamente la amortiguación neumática activa del segundo eje, que otorga una marcha confortable pero firme tanto en las maltrechas calles de una ciudad colonial como en los asfaltos recientes de una autopista de nuevo diseño, el filtrado es el deseado; solo en baches muy profundos la respuesta de la suspensión tiende a seca.

 

 

Destaca el notable equilibrio que ofrece en el apartado dinámico. Presume una buena agilidad pese a su orientación lujosa. Y la respuesta del endotérmico siempre es proporcional a la alegría que prodiguemos hacia el pedal vertical.

 

En rendimiento de combustible, el gasto es el esperado dado su tamaño y recursos de sobrealimentación –11.3 km/l promedio– pero los frenos observan un encomiable desempeño: en la vecindad de los 36 metros en el referente 100 a 0 km/h. Ejemplar.

 

En seguridad, este S90 dispone de casi todo lo más reciente de la firma nórdica, por lo cual resulta curioso ver sólo seis bolsas de aire. Pero protege y eso pesa.

 

 

Por una cifra cercana a los 1.2 millones de pesos, se accede a un sedán muy bien equipado, con mucho espacio interior y un nivel de seguridad pasiva y activa completo. Y su dinamismo si bien no enamora, satisface pues mantiene buenos ritmos y la suspensión ayuda a estadías agradables a bordo. Volvo apuesta fuerte y dirige su nuevo S90 hacia los dominantes del segmento premium. Una oferta completa con mucho a favor.

 

Unidad probada

1,150,000 pesos (a fecha de la prueba)

 

NOS GUSTA

-      Diseño contemporáneo

-      Espacio interior

-      Calidad de marcha

 

NOS GUSTARÍA

-      Una opción más deportiva

-      Mejor sonido del motor

-      Seguridades menos aprensivas

 

Resumen técnico

MOTOR

Tipo/cilindrada: L4, 2.0 l

Potencia máxima: 320 HP a 5,700 rpm

Par máximo: 400 Nm a 2,200 rpm

TRANSMISIÓN

Caja: Automática, ocho velocidades

Tracción: Integral permanente

DIMENSIONES

Largo x ancho x alto: 496 x 189 x 144 cm

Distancia entre ejes: 294 cm

Cajuela: 500 litros

Tanque de combustible: 60 litros

Peso vacío: 1,870 kg

PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)

0 a 400 metros: 15.11 s

Rebase 80 a 120 km/h: 4.83 s

Frenado de 100 a 0 km/h: 36.3 m

Consumo medio: 11.3 km/l