Por Héctor Torres
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La llamada carrocería “estate” –o guayín- nunca ha sido un éxito de ventas en nuestro mercado. En Europa, sin embargo, existe una gran demanda por este tipo de vehículos gracias a la versatilidad que ofrecen. De hecho, SEAT coloca un importante número de ejemplares al mes en algunos países del Viejo Continente salvo, paradójicamente, España. Sin embargo, en los últimos meses esto ha venido cambiando y, ya que –bajo la óptica de la marca- el mercado español es similar al mexicano, han decidido incursionar con este tipo de automóvil, depositando la responsabilidad de ganar popularidad en su hasta ahora bien recibido y galán modelo Leon. Según advertimos en nuestro primer contacto, parece tener cartas para conseguirlo.
Salvo el obvio incremento de dimensiones, poco cambia al exterior, donde nos gusta ver la implementación de los útiles faros integrales Full LED y la limpia estampa que hereda del hatchback en una silueta que se antoja más esbelta de lo que podría. Colocarse tras el volante, en tanto, representa prácticamente la misma experiencia que con un cinco puertas, con una posición de manejo de buena modulación, un timón de poco grosor en la empuñadura –forrado en piel- y correcta visibilidad en toda dirección. Los materiales también conservan las calidades apreciadas en el resto de la gama, un punto a favor por lo bien terminado del habitáculo en general.
Ya en marcha, apenas afloran algunas desigualdades respecto del “hatch” pues, bajo exigencia, un leve devaneo de la posterior llega a hacerse presente, especialmente mientras se frena en plena curva (sí, no es lo correcto, pero hay casos en que toca). De otra manera, el subviraje será la constante, si bien llegar a ese extremo requerirá de atacar vértices con mayor entusiasmo del necesario dada la neutralidad general del bastidor y la adecuada respuesta de la dirección. Al sistema de frenos, por su parte, no le informaron del aumento en el peso final del vehículo (45 kilos más que en un cinco puertas) ya que, con todo y ese tacto de difícil modulación, observó efectividad en su operación. Solo queda acostumbrarse a la reacción de un propulsor con evidente turbolag, o bien, dosificar con los modos Manual y Sport de la caja su empuje, tangible sobre las 2,500 vueltas por minuto.
Propiamente único en su género hasta ahora, los rivales por precio se enumerarán en cada oferta de SUV o crossover disponible en el mercado, pues no existe contendiente directo alguno. A fin de ver cómo resulta el experimento para la española, se perfila como franca alternativa para aquel que no vea resueltas en la moda de los utilitarios sus necesidades de movilidad y valore el ágil manejo de un centro de gravedad reducido.