Mercedes 300SL resurge tras 40 años en un hangar

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Por Edmundo Cano

 

Un Mercedes-Benz 300SL es en sí mismo un automóvil extraordinario, que en el ambiente de los coches clásicos es de los más deseados y comanda precios exorbitantes en las subastas, pero cuando uno de éstos tiene una historia interesante tras de sí, su atractivo crece exponencialmente. Tal es el caso de este ejemplar color “Feuerwehr Rot” (o sea, “Rojo camión de bomberos”) que fue subastado hace unos días por la casa Gooding & Company en su evento de Scottsdale, Arizona, alcanzando un precio final de 1 millón 457 mil 500 dólares. 
 
 
Sin embargo, y como puede apreciarse en las fotos, el coche no está restaurado, sino que se conserva en condiciones total y completamente originales, desde su pintura hasta los gastados interiores, y con poco más de 50 mil kilómetros en su odómetro, ya que estuvo almacenado en un hangar en Los Angeles durante casi 40 años. Su dueño original, Sigurd Nygren, un marino mercante y piloto aviador que, gracias a su trabajo, apreciaba la ingeniería y quedó fascinado por el entonces futurista deportivo, ordenó el auto en 1955 a través de la agencia del mismísimo Max Hoffman, el “papá” del 300SL de calle, en el mencionado color rojo con vestiduras a cuadros rojas y carenado en los bajos del auto para mejorar su aerodinámica, ya que “Sid”, como era conocido, veía en el auto un enlace innegable con su trasfondo aeronáutico. Tan era así, que equipó al 300SL con accesorios como un espejo retrovisor con altímetro, un cronómetro de aviación en un panel que fabricó en el toldo del auto, justo en la parte central que sirve de bisagra para las espectaculares puertas, un termómetro también de uso aeronáutico, y un pequeño ventilador desempañante para el medallón trasero, accesorios que el 300SL conserva hasta hoy.
 
 
El 300SL fue el único auto de Sid en sus estancias en tierra firme, lo que explica el bajo kilometraje del auto, pues solamente lo usaba de forma esporádica, aunque siempre lo cuidó y le dio el mantenimiento adecuado. Sin embargo, a mediados de los años 70 comenzó a fallar la bomba de combustible, por lo que Nygren dejó de usar el auto y lo guardó en el hangar donde también guardaba sus propias aeronaves. En los años siguientes simplemente le daba vueltas alrededor del aeródromo para mantenerlo “caminando”, pero el 300SL nunca salió de la propiedad a recorrer los caminos de nuevo. Su último año de registro es 1976. Hace aproximadamente 15 años Sid dejó de usar el auto definitivamente, almacenándolo en el hangar y cubriéndolo con una enorme lona, tal como a sus amadas avionetas.
 
 
Sigurd Nygren falleció en 2013, y su esposa el año pasado. Wally, el hijo del matrimonio, redescubrió el auto de su padre el año pasado y contactó a Gooding & Company para ayudarle a valuarlo y subastarlo al mejor postor, tal cual ocurrió en Arizona. Esperamos sinceramente que el nuevo dueño del auto aprecie su historia y, sobre todo, lo conserve absolutamente original, como la cápsula del tiempo que es hoy.