Bien se sabe que esta novedad está montada sobre una plataforma compartida con el 500X y el 500L de Fiat y fabricada en la planta que el grupo tiene en Melfi, Italia.
Exteriormente cuenta con detalles típicos como la parrilla o una silueta reinterpretada pero que sin duda recuerda el lenguaje de la marca, como el ángulo del parabrisas, las dimensiones de tendencia cúbica y el juego con los nuevos faros traseros, inspirados en el costado de los clásicos bidones de gasolina.
Una curiosidad el sistema “MySky” que equipa dos paneles superiores desmontables por completo, aprovechables a manera de techo panorámico.
El interior, según la marca, interpreta los deportes extremos contemporáneos. Debido a los contrastes entre materiales y ciertas alusiones históricas se ofrece una mezcla rica en detalles.
En cuanto a mecánica, el nuevo SUV compacto ofrece dos opciones: cuatro cilindros 1.4 litros turbocargado de 160 hp emparentado a una caja automática de nueve cambios o a una manual de seis que responde, si bien con un ligero retardo correspondiente a la entrada del turbo, de manera enérgica para trabajar debajo de la demanda excesiva cuando se trata de superar obstáculos en terracería o incorporarnos a vías rápidas.
A nuestra primera percepción, la caja manual de seis resalta las cualidades del turbocargado y sería un ejercicio interesante que se ofreciera en nuestro país, ya que para la segunda opción de motorización, que hasta este momento será la única que se ofrecerá en México, tenemos el conocido 2.4 litros Tigershark de 180 caballos, también con la transmisión de nueve marchas. El resultado al manejarla en carretera es una respuesta de mayor elasticidad y aunque en cifras el motor turbocargado ofrece más torque, en este primer contacto el 2.4 deja en claro que 20 caballos son diferencia, sobre todo en la parte alta del tacómetro.
La suspensión equipada es independiente en las cuatro ruedas, lo que no sólo mejora la calidad de marcha en ciudad, sino también en el confort al rodar en terracería y aprovechar las capacidades todoterreno.
Las asistencias al manejo son variadas y van desde el asistente de abandono de carril, tráfico cruzado, cámara de reversa, hasta sistemas como el Jeep Active Drive, que gestiona la tracción para variar la entrega de torque entre las llantas traseras y las frontales, desconectando incluso el eje trasero durante los periodos de poca o nula exigencia para mejorar el consumo de combustible. La otra gestión tiene que ver con los diferentes ajustes que se le pueden hacer a los diferenciales dependiendo de la superficie donde se circule, estableciéndose cuatro habituales: Auto, Snow, Sand y Mud.
En el caso específico de la versión Trailhawk, que además de diferenciaciones estéticas; cotas de ataque (30.5º), ventral (25.7º) y de salida (34.3º) mejoradas y de equipamiento; viene con el siguiente paso del Active Drive Low, que cuenta con reductora (con un rango hasta de 20:1) y modo exclusivo para superficies rocosas.
Este modo fue el que principalmente experimentamos en el conocido “Hollister Hills State Recreational Vehicle Park” en California, Estados Unidos. Las asistencias se dejan sentir al paso de los obstáculos, que sin ser tan discretas, son efectivas al ponernos “del otro lado de la valla” en el terreno agreste.
El SUV compacto Renegade se comercializará en nuestro territorio en el mes de julio.