Infiniti QX30: prueba de manejo

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Por Gilberto Samperio  (@gilsamperio)        Fotos: Carlos Quevedo

 

Quizá porque los hatchbacks están de regreso o porque las sinergias entre grandes autoconstructores siempre propician mezclas harto interesantes a los ojos curiosos de cualquier entusiasta que se precie de serlo, el arribo del nuevo Infiniti QX30 califica como una opción de interés para fieles seguidores del segmento.

 

 

No es un secreto que este nuevo dos-volúmenes de tamaño compacto deriva mayormente del Clase GLA de Mercedes-Benz, por lo que recibe el nombre de crossover en la firma elitista japonesa. Sin embargo, el tratamiento estético externo realmente comprueba que Infiniti tiene su carácter como especialista premium. Basta admirar la parrilla para entender la pretensión voluptuosa en faros y fascia. Esa intención seductora se suaviza al costado pero remata dramáticamente en el tercer poste, donde el simbólico arco o doblez de la casa nipona roba nuestra atención, que termina siendo distraída por una zaga más elaborada, semi barroca, muy al tono de las SUVs de Infiniti. En suma, una estampa muy atractiva, sobre todo para los automovilistas de este lado del mundo.

 

Donde se acaban los ropajes ensoñadores es en el interior. Ciertamente existen elementos propios de diseño Infiniti, como las curvas y volúmenes más orgánicos en tablero y paneles de puertas. Pero son los relojes, los mandos, las perillas y hasta elementos como la palanca de velocidades que nos remiten directamente a su donante teutón.

 

 

Sin embargo, hay que reconocer que las calidades de materiales y ensamble son notoriamente mejores, producto de un pulimento constante del original hatchback o crossover. Ello confirma que la apuesta Mercedes-Benz/Nissan es seria y comprometida.

 

 

En los asientos asoma la conceptualización de Infiniti, con vestiduras bicolor y algunos textiles ligeramente más elaborados, un tanto recargados. El resto del habitáculo sigue esa premisa y nos regala una acogedora recepción sea cual sea el temperamento de nuestro día.

 

La habitabilidad concede un buen espacio adelante y suficiente atrás para tres adultos de talla mediana. Si son más fornidos, pudiera resultar justo en la comodidad. Solo para cerrar: la visibilidad y disposición de todos los mandos corresponde fielmente al cuidado ergonómico de los alemanes, impecable, perfecto hacia todos lados.

 

 

También se aprovecha el tren motor del Clase GLA: el dos litros turbocargado acoplado a la transmisión manual robotizada de siete escalones. Pese a las siglas QX que prefiguran a las SUVs de tracción integral de la casa, este Infiniti únicamente posee capacidad motriz en el primer eje. Así, los 208 HP son más fáciles de administrar, por lo menos a preferencia de los que aman los hatchbacks, perdón, crossovers.

 

Uno de los puntos más admirables de este nuevo bicuerpo es la marcha: sedosa, terriblemente aplomada, no niega el pulimento ingenieril de la casa de la estrella. Si bien la amortiguación apunta hacia firme, notoria en tramos desiguales de asfalto y cemento, en vías rápidas resulta una delicia. Podemos rodar a 100 o 180 km/h y el QX30 anda sin sobresaltos o lancheos.

 

 

Si nos gustan las zonas de curvas, este QX30 también cumple sobradamente las expectativas divertidas de cualquier entusiasta. La dirección retroalimenta muy bien y el comportamiento en pleno giro exhibe una actitud equilibrada; apenas surge subviraje en los radios cortos, ocasión de una masa considerable –1,520 kg en báscula–, con minúsculo asomo de balanceo virtud de una puesta a punto casi pensada para Europa, pero con un toque americano. Acertadamente acompaña el desempeño del tren motor, muy pulido y mejor utilizado tanto en vías rápidas como en las calles de cualquier urbe. La transmisión parece adivinar nuestros deseos y engrana conforme se lo pedimos, siempre respetando las condiciones del modo escogido (Eco, Sport y Manual), aunque en el último no siempre mantiene la relación insertada hasta el corte de inyección. Bueno, alguna diferencia tenía que existir.

 

 

Si hablamos de los frenos, la capacidad de retención es tremenda, por debajo de los 40 metros en el referencial 100 a 0 km/h. Y siempre con un control absoluto, sin devaneos o nerviosismo del segundo eje. Ejemplar.

 

 

Donde el turbocargado nos vuelve a sorprender es en el rendimiento de combustible en las calles, donde promediamos unos 11.7 km/l, que si bien no es un consumo de envidia, resulta congruente con su motorización y tamaño.

 

Esta oferta de Infiniti, que deriva de una plataforma Mercedes-Benz, confirma de modo material que la alianza en la producción estimada para la nueva planta en Aguascalientes –llamada COMPAS–, avizora un futuro próspero.

 

Si bien conserva mucho del dinamismo de la casa alemana, lo cierto es que los toques Infiniti y la estética lo hacen lucir como un coche diferente y atractivo.

 

Por su desempeño dinámico y excelentes terminados, deberá ser un éxito de ventas en el portafolio de Infiniti. Habrá que esperar la reacción de algunos consumidores más tradicionales pero, sin duda, la tentación está servida.

 

 

Unidad probada

450,000 pesos (estimado)

 

NOS GUSTA

-      Desempeño dinámico

-      Calidad de marcha

-      Nivel de terminados

 

NOS GUSTARÍA

-      Mayor diferenciación interna

-      Más cajuela

-      Navegador simplificado

 

 

Resumen técnico

MOTOR

Tipo/cilindrada: L4, 2.0 l, turbo

Potencia máxima: 208 HP a 5,500 rpm

Par máximo: 350 Nm a 1,200 rpm

TRANSMISIÓN

Caja: Manual robotizada, siete velocidades

Tracción: Delantera

DIMENSIONES

Largo x ancho x alto: 431 x 178 x 143 cm

Distancia entre ejes: 269 cm

Cajuela: 368 litros

Tanque de combustible: 50 litros

Peso vacío: 1,520 kg

PRUEBAS AUTOMÓVIL(a 2,240 msnm)

0 a 400 metros: 16.48 s

Rebase 80 a 120 km/h: 6.18 s

Frenado de 100 a 0 km/h: 36.8 m

Consumo medio: 13.5 km/l