Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Citroën 2CV, Mini Morris, Volkswagen Sedan... Hay una pléyade de pequeños autos de postguerra que se ganaron un lugar en los hogares y corazones de muchas personas por varios motivos: precio, practicidad, diseño, confiabilidad, frugalidad y bajo costo de mantenimiento. El representante de Italia fue el 500.
Aún antes que Alemania, Italia comenzó en época de preguerra el desarrollo de un auto pequeño y accesible, lo que decantó en el lanzamiento del Fiat 500 “Topolino” (1936-1955), un microauto de 3.2 metros de largo con un motor de 569 cc y 13 HP que si bien cumplía los requerimientos de desarrollo, albergaba únicamente dos ocupantes.
Ya en los años cincuenta, se convocó al diseñador del Topolino, Dante Giacosa, para la creación de un nuevo modelo más económico y práctico. Dado el escaso presupuesto, Giacosa usa la base motriz del veterano 500 para lanzar el Fiat 600 en 1955, como un intermedio que le permite ganar tiempo –y fondos- para el desarrollo del 500.
Así, el 4 de julio de 1957 presentaban el Fiat 500. Era incluso más pequeño que el Topolino (2.97 metros), pero aunque bastante plana, eventualmente tuvo al menos una banca trasera. Para ahorrar metal, el techo era de lona, mientras el motor de dos cilindros en línea enfriado por aire iba montado atrás. Producía los mismos 13 HP, pero con apenas 479 cc. La velocidad punta era de 85 km/h y el peso de 499 kg.
Más adelante se presentó una variante más accesible y potente (15 HP), así como una versión Sport de techo rígido con 500 cc y 21.5 HP, que obtuvo interesantes resultados deportivos en su categoría. El modelo estuvo a la venta hasta 1975, después de eso, le sucedieron autos más grandes, potentes e incluso con mayor éxito comercial, pero nunca con el mismo encanto.
Fue por ello que, tal como hicieron muchas marcas entre finales de los noventa e inicios del siglo XXI, Fiat se sumió una vez más en su tradición (hubo un Cinquecento entre 1991 y 1998, aunque más austero y cuadrado) para en 2007, otro 4 de julio, rescatar no sólo el nombre, sino el diseño de uno de sus modelos más icónicos.
El nuevo Fiat 500 se ha mantenido con relativo éxito durante una década, en la que ha gestado una familia de derivados (500L y 500X), por lo que parece que su relevancia se mantendrá por un tiempo más.