Por Gilberto Samperio Islas Fotos: Carlos Quevedo Edición para online: Manuel Fernández
La carrocería evoluciona con soluciones prácticas, casi necesarias para las exigencias del autódromo. Por ejemplo, la parrilla presume un arreglo aerodinámico que facilita el flujo de aire hacia el vano motor, que refresca mejor al radiador principal y disipa en parte la carga térmica del V8. A ello colabora una rejilla de escape funcional labrada en el cofre de fibra de carbono.
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Cabina cómoda
Contra lo que pudiera pensarse en función de su intención deportiva, el biplaza observa calidades notables de armado y equipamiento. Muy en el tenor Premium, materiales y ensamble confirman una dedicación y esmero que marcan la diferencia.
Destacan los asientos tipo cubeta (baquet), construidos en estructura de magnesio con detalles ornamentales de fibra de carbono y vestiduras de piel fina y tipo Alcántara. Existen relojes analógicos en la cúpula -velocímetro, depósito de gasolina, presión de soplado del supercargador- pero la pantalla dominante exhibe un tacómetro digital que marca un máximo de 7,500 rpm.
Como en su ejemplar original, el HUD (Head-Up Display), luce cuatro pantallas -tacómetro circular, tacometro angulado, tacómetro angulado con velocímetro y velocímetro-, concebido para no perder la concentración. También dispone de indicadores progresivos que alertan cuando se aproxima el regímen máximo de 6,500 rpm y un despliegue sencillo de fuerzas G.
En esta ocasión, probamos la versión manual. Si, la nueva caja de siete relaciones. Al principio intimida un poco no por su operación -los recorridos entre casillas son casi intuitivos y cortos-, sino porque podemos confundirnos al mirar el pomo para saber que insertamos.
Casi indomable
Este purasangre se disfruta con pisadas a fondo, desatando toda esa furia que el famoso small-block de 6.2 litros supercargado puede entregar.
Una vez acostumbrados, la tentación y nuestra labor investigadora nos orilla a sacudir los buenos modales. En los modos “S” y “Tr”, las reacciones al acelerador son más inmediatas. Si excedemos un tercio de su carrera, el motor empuja con mucho vigor.
Para cuando los giros del 6.2 l superan 4,000 en el tacómetro, el monstruo nada disimulado aulla como endemoniado, brama y escupe su poderío, apenas digerido por las enormes llantas y el avanzado StabiliTrak. Todas las sensaciones al volante son vertiginosas, envolventes, alucinantes.
A tan semejante impresión coadyuvan tanto la marcha dura -en los modos convencionales la amortiguación filtra lo suficiente para no cansar- de una suspensión cuya labor corre por cuenta de amortiguadores magnetorreológicos de segunda generación. Muy efectivos en la mayoría de las circunstancias pero cuando le solicitamos el máximo posible al V8 supercargado, sencillamente son rebasados, actitud reflejada en rebotes aparantemente incontrolables así como la típica reacción de látigo del Corvette.
Su dirección rápida sorprende por su precisión y obliga a redimensionar nuestra acometida inicial para no atacar el ápice antes de lo esperado. Bajo conducción normal, casi no hay subviraje, a menos que el pavimento o trazado no ayuden. En cambio, el sobreviraje está garantizado por la pasmosa cantidad de fuerza enviada al segundo eje, lo que obliga a mesurar nuestras acciones al volante.
Al procurar un manejo más ecuánime, la carretera sinuosa de nuestra preferencia puede resultar deliciosa, divertida, sobretodo al apreciar que los pedales facilitan el punta-tacón con una tremenda agilidad. Si se nos complica, podemos usar las manetas del Rev Match, que da el golpe de inyección para empatar las diferencias del tren motor al reducir marchas. Sin embargo, su verdadero propósito estriba en los asfaltados privados, allí donde todos los extras e ingeniería conceden la capacidad feroz y combativa necesarias.
El motivo
Sin duda, una oferta sólo para volantistas consumados, amantes del poderío norteamericano en su máximo esplendor, que tengan intenciones de correr en serio en el máximo escenario del automóvil: la pista de carreras.
NOS GUSTA
Imagen seductora
Poderío del motor
Nivel de terminación
NOS GUSTARÍA
Suspensión más confortable
Neumáticos tipo Slick
Resortes en lugar de muelles
Resumen técnico
MOTOR
Tipo/cilindrada: V8, 6.2 l, supercargador
Potencia máxima: 650 hp a 6,400 rpm
Par máximo: 881 Nm a 3,600 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Manual, siete velocidades
Tracción: Trasera
DIMENSIONES
Largo x ancho x alto: 449 x 195 x 123 cm
Distancia entre ejes: 271 cm
Cajuela: 425 litros
Tanque de combustible: 70 litros
Peso vacío: 1,598 kg
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 13.04 s
Rebase 80 a 120 km/h en 4ta/5ta/6ta: 3.72/5.16/6.92 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 33.7 m