Audi Q7 2016: primeras impresiones

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Por Manuel Fernández (Desde Ciudad de Panamá, Panamá)

 

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Para nadie era un secreto que junto a coches tope de línea como el A6, el A7 o el A8, la Q7 ya comenzaba a lucir desfasada tanto en términos de modernidad de su cabina como en comportamiento dinámico. En lo primero porque la interfaz MMI presente incluso en un A3 resultaba más contemporánea, en lo segundo porque aún con una gama de motores moderna y de buen desempeño, el alto peso pasaba factura.

 

Siendo hasta 325 kilogramos más ligera, como bien comentamos en la nota de lanzamiento indicada arriba, hay una notoria ganancia en el comportamiento, de lo que no solo es responsable tan relevante reducción en masa sino una puesta a punto de los componentes que se percibe mejor conseguida en lo dinámico.

 

Para empezar, la dirección conserva esa precisión de antes, pero hay una mejor graduación en su asistencia, lo que es un excelente complemento a una entrada a las curvas que sentimos más aplomada y unas inercias mucho menos intimidantes en giros y en autopista, abandonando así ciertas sensaciones de torpeza que hubieran podido notarse antes.

 

La marcha, aún circulando en modo “Comfort” en el que es más permisiva, tiende a firme si bien no peca de nerviosa o poco homogénea, en “Sport” hay alguna dureza adicional que no la hace incómoda, al tiempo que el volante opone un poco más de resistencia a nuestras órdenes y la suave caja de ocho velocidades es más inmediata en reducciones. De todas maneras en modalidad manual la rapidez es suficiente al utilizar las levas o la palanca.

 

Tal como se ha visto anteriormente en autos como un A6, un A7, la Q5/SQ5 o hasta en la pasada Q7, el 3.0 supercargado (versión probada) resulta excelente por la ausencia de vacíos y progresividad en su respuesta, al punto de que es muy útil la función de alerta por velocidad excesiva al ser tan lineal y poco dramática la aceleración, siendo muy fácil llegar a andar muy por encima del promedio de otros vehículos en la vía. Los 333 caballos son más que suficientes para moverla con soltura.

 

 

También brillaron unos frenos menos esponjosos en su tacto, más fáciles de modular y con un recorrido más corto del pedal al menos en condiciones normales. En emergencias y cuando entra el ABS tiende a alargarse más.

 

En cuanto a acabados, está en el nivel esperable de Audi, con plásticos mullidos en zonas aún no tan visibles (o piel según se elija), decoraciones de buen aspecto, uniones parejas o una piel de buena sensación (tal vez no al mismo nivel de una XC90 en esto último). La postura al volante es destacable por visibilidad y ajustes, con asientos muy anatómicos hablando al menos de la unidad conducida, con apoyo lumbar ajustable también a lo alto y regulación del largo de la banca.