Juvenil, dinámico y sorprendente, sin renunciar a la ya clásica practicidad de Skoda. El Scala es el modelo que marcará un antes y un después en el diseño e identidad de los checos para los próximos años, por lo que su lanzamiento llega marcado de una expectación que no habían conseguido los últimos modelos de Skoda. En esta ocasión hemos podido viajar hasta Praga para conocer los planes que la firma tiene en lo que se refiere a diseño y cómo estos ya se han implantado en el interior de su próximo modelo.
Con la intención de dotar a sus nuevos lanzamientos de un poco más de mordiente, el Skoda Scala aspira a convertirse en un duro competidor en el mercado de los compactos, especialmente si sus líneas se mantienen respecto a lo ya visto en el Vision RS, que, si bien era un prototipo, presenta una imagen cercana a lo que puede ser un vehículo de producción.
Por ello, Oliver Stefani, máximo responsable del diseño de Skoda, fue el encargado de confirmarnos el cambio de rumbo que la firma espera dar en los próximos años, dejando a un lado el archiconocido “Simply Clever" y optando por un “Simply Surprising" que se convertirá en el nuevo eslogan de referencia de los checos.
Esta evolución no dará la espalda a las soluciones prácticas que se han convertido en una bandera de Skoda en los últimos años, pero sí incorpora tres elementos sobre los que quieren que se asiente el ADN de la firma: elegancia, comodidad y dinamismo. Un uso intensivo y extenso del cristal y una parrilla delantera en 3D, así como la palabra Skoda escrita en el portón trasero serán las principales señas de identidad de sus futuros modelos.
Skoda Scala, el primer Simply Surprising
Y como si fuera un calco de lo mencionado por Stefani, en el interior del Skoda Scala se respira esta filosofía. Con una pantalla flotante que podrá alcanzar hasta las 9,2 pulgadas, táctil y en color, la base la conforma un salpicadero en el que una sola pieza cruza todo el ancho del vehículo y del que podremos elegir color para que haga contraste con el resto del vehículo.
Además, el modelo estrena el virtual cockpit de la marca en este segmento, por lo que una pantalla tras el volante mostrará información sobre el estado del coche, el entorno multimedia o la navegación que el conductor necesite. Su volante, achatado en su zona inferior, y los nuevos asientos redondean un puesto realmente cómodo para quien lleva los mandos.
Bajo la pantalla, el climatizador y algunas funciones referentes a las ayudas a la conducción serán controlados mediante una botonera junto a la palanca de cambios, por lo que tendrán un acceso mucho más rápido que desde la pantalla. Además, los amplios espacios portaobjetos de las puertas ofrecen la practicidad a la que Skoda no quiere renunciar.
En cuanto a los acompañantes, las plazas traseras son realmente espaciosas y sólo los más altos se sentirán que les falta algo de espacio. El resto de pasajeros seguro que no encuentran problemas ni en el espacio de piernas ni en la altura. Además, un detalle a tener en cuenta es la doble entrada de USB tipo C en las plazas traseras, el estándar que ya incorporan los nuevos teléfonos móviles y que presumiblemente se impondrá en los próximos años.
A destacar nos queda el maletero, que con una capacidad de 467 litros promete ser el mayor de su clase, a falta de que algún otro competidor pudiera ofrecer mayor cubicaje en los modelos que están por salir el año que viene, aunque se antoja realmente difícil. Esta cifra crece hasta los 1.610 litros si se abaten los asientos traseros.
