El Consejo de Vigilancia de Volkswagen ha puesto fecha al relevo en la cúpula del grupo. Winterkorn deberá hacerse cargo del consorcio alemán a partir del primer día de 2007. En ese momento, Martin Winterkorn, de 59 años, dejará su despacho de presidente de Audi para sentarse en una silla desde la que se dominan las marcas Volkswagen, Audi, Skoda, Seat, Lamborghini… Y también participaciones en Man y Scania, entre otros valores. Es una silla muy codiciada, pues Volkswagen es el grupo que más coches vende en Europa, pero también es un lugar muy expuesto, golpeado por las tormentas empresariales que enfrentan a importantes compañías e, incluso, a políticos.
Y es que Winterkorn, que sustituye a Bernd Pischetsrieder, es un hombre querido por Porsche, empresa que se ha hecho casi con el control de Volkswagen y que, poco a poco, pretende absorber del todo al consorcio de Wolfsburg.
Esta situación provocó que cuatro miembros del Consejo se abstubieran en la votación como forma de protesta contra las maniobras de Porsche para controlar la multinacional.
Además, la salida de Pischetsrieder ha provocado la dimisión de Wofgag Bernhard, uno de sus hombres de confianza y, hasta ahora, presidente de la marca Volkswagen.Además de nombrar a Winterkorn, el Consejo de Vigilancia, presidido por Ferdinand Piëch, miembro de Porsche, ha aprobado los planes de inversión del consorcio entre 2007 y 2009, que prevén un desembolso de 24.700 millones de euros en el segmento de automoción.De esa cantidad, 17.700 millones de euros se destinarán a inversiones en bienes de equipo, con el fin de modernizar y ampliar la gama de productos de Volkswagen.
Los 7.000 millones de euros (9.000 millones de dólares) restantes darán cobertura a los costes de desarrollo y a inversiones financieras.
A su vez, el Consejo de Vigilancia de la compañía aprobó los planes de la dirección de abrir una planta de producción en la ciudad india de Pune (oeste del país), donde trabajarán unas 2.500 personas y se producirán vehículos pequeños.
Estas inversiones planeadas para el grupo Volkswagen vienen, en realidad, dirigidas ya desde Porsche. La empresa de los deportivos de lujo controla actualmente el 24,7 por ciento de las acciones de Volkswagen, una cantidad suficiente para presidir ya el Consejo de Vigilancia a través de Piëch.Pero Porsche quiere más y ha anunciado su intención de llegar hasta el 50 por ciento de las acciones, lo que le daría la propiedad del grupo y, por tanto, un control omnímodo. Para conseguirlo, sólo tiene que hacer frente a un escollo serio: el gobierno de la región de Baja Sajonia, que también es un importante accionista de Volkswagen y tiene el 20 por ciento de las acciones.
De hecho, su presidente, Christian Wulff, ya ha dicho que no le parece bien que Piëch esté al frente del Consejo de Vigilancia de Volkswagen, pues considera que le resulta difícil “separar" sus propios intereses de los de Porsche. Hace referencia a que Piëch es miembro de la familia que controla Porsche, y descendiente de Ferdinand Porsche, fundador de la empresa. Para Baja Sajonia, hay demasiados intereses del lado de los Piëch y eso perjudica a Volkswagen.
En Baja Sajonia, el gobierno tiene derecho a dos asientos en el Consejo de Vigilancia, puesto que poseen parte del accionariado. Además, la conocida como “Ley Volkswagen" impide que cualquier miembro del Consejo ejerza más de un 20 por ciento de los votos, con lo que, por ahora, Porsche no puede decidir.
Sin embargo, esa ley está en entredicho y la Unión Europa quiere que sea abolida. En cuanto lo sea, posiblemente en primavera, nadie impedirá a Porsche mandar en Volkswagen. De hecho, si llega al 50 por ciento de las acciones, el grupo pasará a ser una simple filial de Porsche y, por tanto, parte de su “empresa familiar".
Los trabajadores de Volkswagen están muy inquietos con toda esta marejada que sacude la cúpula de la empresa. Muestra de su nerviosismo es el paro de varias horas realizado por los 5.400 empleados de la fábrica que tienen en Brsuelas, Bélgica. Los empleados quieren que la Dirección tome ya decisiones firmes sobre los planes de despidos que anunció hace dos semanas para las plantas europeas.
La incertidumbre también afecta a Seat, cuyo futuro se desconoce en el nuevo panorama. Sólo se sabe que Winterkorn pretende agruparla con Skoda como marcas de volumen, apartándola del grupo de marcas deportivas donde está ahora.