Todavía el Gobierno central y la Generalitat intentan frenar el traslado de parte de la producción del Ibiza de Martorell (Barcelona) a Bratislava, a pesar de que el presidente de Seat, Andreas Schleef, ha reiterado que la decisión es "irrevocable". De consumarse el anuncio de Schleef, habrá grandes repercusiones económicas y sociales en la zona (se estima que podrían perderse 5.000 puestos de trabajo entre empleos directos y de la industria auxiliar), pero Volkswagen ha dado otra vuelta de tuerca.
Ahora anuncia que sobran unidades del Polo en el mercado, por lo que la planta navarra de Landaben tiene que cerrar durante cinco días de aquí a final de año, dos más de los previstos hace meses. En el aire también planea un posible expediente de regulación de empleo, que afectaría directamente a 500 trabajadores (el 10 por ciento de su plantilla).
El ajuste podría estar aprobado a finales de año, pero el director general de Recursos Humanos de Volkswagen Navarra, Carlos Sucunza, ha asegurado que la situación es "grave, pero la puerta no está cerrada".
"La aceptación por parte de la representación sindical de los cinco días podría influir en que el propio Senn (el responsable de Recursos Humanos de la multinacional) intente encontrar soluciones inteligentes, menos traumáticas que las rescisiones de contratos", ha señalado Sucunza. Así, la consejera de Industria y portavoz del Gobierno foral, Nuria Iturriagagoitia, ha pedido "prudencia" en las negociaciones, una opinión que también parece compartir el propio comité de empresa.
Esteban Uranga, de UGT, presidente del comité de empresa, ha indicado que el anuncio de VW "no parece un órdago". Por su parte, CC.OO. ha subrayado su "voluntad de encontrar soluciones equilibradas y consensuadas".
La multinacional podría ofrecer que los empleados dejen de acudir cinco días a la empresa y los cobren, a cambio de devolverlos cuando la situación del mercado sea favorable, una fórmula que suele aplicarse con éxito en Alemania.
Otra vez Bratislava
Bratislava vuelve a estar en el punto de mira de Volkswagen, pero esta vez también hay malas noticias para la planta eslovaca. En 2003 se fabricarán en España 244.000 unidades del Polo, 13.000 menos de las previstas inicialmente, pero además sobran 64.000 coches de Bratislava (de 194.000 actuales tiene que pasar a montar sólo 130.000). Eso sí, la fábrica eslovaca tendrá su recompensa: el traslado de 20.000 unidades anuales del Ibiza que se dejarán de producir en Martorell.
Según el presidente de Seat, Andreas Schleef, se descartó Navarra para fabricar dichos Ibiza, por la menor rentabilidad de la planta española frente a la eslovaca.
No es la primera vez que el futuro de Bratislava y Landaben corren unidos. En 1998, tras la negativa de los representantes de los trabajadores de la planta navarra a aceptar un aumento de flexibilidad, la factoría perdió la producción exclusiva del Polo y el vehículo se comenzó a montar en Eslovaquia.
En mayo de 2002, la Comisión Europea también estudió las diferencias entre ambas plantas. Se acusaba a Pamplona de recibir ayudas del Gobierno (prohibidas por las directrices comunitarias), pero al final el Ejecutivo comunitario dictaminó que esas subvenciones eran posibles y se puso en duda la viabilidad de Bratislava como planta alternativa para montar el nuevo Polo.
CC.OO. también encuentra muy sospechosa esta obsesión del Grupo por su planta eslovaca. A raíz del trasvase de producción del Ibiza, este sindicato ha asegurado que tal vez la decisión ya estuviese tomada de antemano, una opinión en la que parecen coincidir en el caso Polo: sospechan que "detrás de todo esto se pueda esconder una estrategia de la multinacional dirigida a instalarse en otros mercados con costes laborales más bajos", han indicado en un comunicado.
El año difícil de Volkswagen
A principios de año, ya avisaban que 2002 sería un ejercicio difícil para el Grupo. Los nubarrones se venían venir, han señalado también varios sindicatos tras las noticias surgidas la pasada semana. Ahora, ya se plantan números -rojos, por supuesto- sobre la mesa.
Seat, su filial española, difícilmente podrá presentar beneficios este año, algo que no pasaba desde 1995. En una entrevista publicada por el diario alemán Automovilwoche</font color="#0000CC">, Schleef ha señalado a los trabajadores españoles como culpables: además de su descontento por "la falta de flexibilidad" de la planta de Martorell, ha indicado que sufren "una alta tasa de absentismo laboral, dos o tres puntos por encima de la planta de Wolfsburgo: en una plantilla de 9.000 personas, supone la pérdida de 300 jornadas de trabajo".