Vehículos de combate

El Jeep contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, el Hummer cruzando las dunas iraquíes, los Land Rover Defender patrullando Afganistán... Cada ejército tiene su “caballo de batalla". Elegirlos no es fácil: te contamos cómo prueban las tropas españolas sus todo terrenos. Vente con nosotros a un particular desfile por la automoción militar.

Vehículos de combate
Vehículos de combate

Para elegir su nuevo todo terreno ligero, establecía tres puntos insalvables. Según salió publicado en el BOE en julio de 2003:
· El nuevo vehículo debía transportar 1.000 kilos de carga.
· Tenía que moverse por cualquier terreno y bajo cualquier condición meteorológica.
· Se tendría que transportar en los aviones del Ejército (los Hércules C-130 y el A400M), por lo que debía ser ligero y manejable. Los candidatos fueron a una particular “academia": los terrenos de alta montaña de la zona de Jaca. Allí midieron su capacidad off road. También se sometieron a duras pruebas bajo el sol ardiente del desértico campamento de Álvarez de Sotomayor, en Almería. Zonas de dunas, playas... Y, por último, se lanzaron desde un Hércules. Santana, Land Rover, Urovesa, Nissan... Los grandes fabricantes de todo terrenos se interesaron por la oferta. Sin embargo, el primer pliego de condiciones sólo lo pasaron los tres primeros. Poco después, Land Rover se retiró del concurso.Santana, con su Aníbal, y Urovesa, con el Vam TL, se quedaron cara a cara. El Aníbal (en la imagen de la izquierda) lleva un motor de origen Iveco de 2,8 litros de capacidad, 4 cilindros y 125 CV. Pesa 2.500 kilos.
El Vam TL (a la derecha) es más ligero. Incorpora un Diesel de inyección directa de 116 CV y 16 válvulas. Es un tracción total permanente con bloqueo diferencial en los dos ejes. La última decisión ya no se tomó sobre el terreno, sino en los despachos. Era hora de hablar de precios. Cada unidad del Aníbal costaba 26.384 euros, frente a los 29.886 euros de su rival. Estaba todo dicho. El concurso se inició en julio de 2003. No se eligió ganador hasta junio de 2004. Un año de duras pruebas.

En Estados Unidos, piensan que, en época de guerra, lo único vulnerable que tienen sus vehículos son los conductores. Según el Gobierno de Bush, en 2015 un tercio de sus vehículos militares deberá ser completamente autónomo. Por eso, han realizado un particular concurso: buscan coches no tripulados para el combate.
Retó a los ingenieros estadounidenses a un particular rally en el desierto Mojave, California. La carrera se llama Darpa Grand Challenge, o Gran Desafío Darpa, que, por cierto, es la Agencia Federal de Investigación y Proyectos Avanzados, el brazo del ejército estadounidense que se encarga de la promoción tecnológica más puntera. El premio fue un millón de dólares.
Los vehículos debían ser autónomos y funcionar sin ningún tipo de control remoto. Sólo se puede actuar a distancia sobre ellos para desactivarlos.
¿Quieres saber quién ganó?
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El Ejército inglés tiene aproximadamente 15.000 Land Rovers Defender, de 90 y 110 CV de potencia. Los soldados israelíes patrullan en Jeep, mientras que las tropas alemanas se mueven en versiones militares del Mercedes Benz G-500. Cada vez que el Ejército necesita un vehículo, no acude simplemente a los concesionarios. Pone en marcha un duro concurso: prueba los coches bajo las condiciones más adversas, realiza estudios de márketing para ver la rentabilidad del producto y también “regatea".