Una historia de lujo

Mucha es la admiración que despierta todavía hoy el ya mítico Seat 1400. Su clase, su robustez e, incluso, su belleza continúan sorprendiendo. Utilizado en su tiempo como transporte público, vehículo oficial o coche patrulla de la Policía, siempre será recordado como el automóvil de lujo que marcó la historia de Seat.

Una historia de lujo
Una historia de lujo

Jamás hubiera sido Seat la gran marca que hoy es de no haber existido el 1400. Pocos recuerdan ya cómo, en 1953, la compañía decidió arriesgar todo su patrimonio para lanzar este modelo de lujo y lo que esa iniciativa significó. Porque no hay que olvidar que la firma inició la fabricación del modelo bajo licencia Fiat y con una plantilla de apenas 925 personas que, en total, producían 5 coches al día de manera artesanal y con las piezas que llegaban desde Italia. Muchas unidades, prácticamente acabadas, debían esperar semanas a que llegara una última pieza del país transalpino. Esta circunstancia provocó que más de un trabajador “jugase" con las siglas de su empresa: “SEAT, Siempre Estarás Apretando Tornillos" , decían sobre su profesión.Pese a todo, el ambicioso proyecto funcionó. El modelo se convirtió pronto en un gran éxito y Seat (Sociedad Española de Automóviles de Turismo) no paró hasta lograr que al menos un 80 por ciento de sus piezas fueran nacionales. En 1954, había encargadas ya más de 10.000 unidades del modelo en todo el país, lo que obligó a la marca a crear su primera “lista de espera", dejando por ello de recibir pedidos. El 1400 se convertía así en el modelo que impulsaba definitivamente a la primera compañía automovilística que podía considerarse totalmente española.Sin embargo, hubo que esperar hasta 1957, para que Seat diera el paso más importante hacia su expansión empresarial. Ese año lanza el ya mítico 600 (copia del Fiat 600, diseñado por Dante Giacosa). Este vehículo, considerado el más importante de la historia de nuestro país, logra motorizar a los españoles, pues su precio (mucho más barato que el 1400) y su concepción más popular (“Para la familia y el hombre de negocios", anunciaba la publicidad) logran que gran parte de la población acceda a él. El célebre escritor Manuel Vázquez Montalbán, fallecido recientemente, resumió así lo que este modelo provocó en su época: “El día que los españoles empezaron a subir a los 600, empezaron a alejarse de su pasado e iniciaron una excursión de fin de semana de la cuál aún no han vuelto".Para este viaje, y ya durante los años 60, Seat aumentó su oferta de coches con el lanzamiento del robusto y lujoso 1500, el 850, el 124 y el 1430. Además, la marca decidía en esta década embarcarse en dos importantes proyectos para culminar su progresión: en primer lugar, debía forjarse un nombre fuera de España. Para ello, comenzó a exportar modelos (el primero, cómo no, un 600), lo que le reportó dinero y prestigio; en segundo lugar, como la compañía apenas contaba con locales para reparar coches, creó una extensísima red de talleres oficiales. Con tanto ímpetu se lo tomó que hizo famoso un chiste en España: “Los repuestos para los Seat se pueden comprar hasta en las farmacias...".Durante los últimos años de la dictadura franquista, España asiste a la consolidación total de Seat. La marca crece de manera imparable hasta situarse en cabeza del ránking de la industria española y en el octavo puesto entre los fabricantes europeos. Si el 600 había dado el espaldarazo definitivo a la compañía, ésta se veía ahora en la obligación de producir un nuevo vehículo que mantuviera el prestigio de la firma. Ese modelo, indiscutiblemente, fue el Seat 127, uno de los coches más populares que ha conocido nuestro mercado. La expectación que creó fue tal que, en apenas seis meses, se vendieron más de 50.000 unidades. Al mismo tiempo, las exportaciones aumentaban de manera imparable, alcanzando la histórica cifra de los 100.000 vehículos. Un detalle refleja el éxito a la perfección: el Seat 127 recibe en dos ocasiones en Finlandia, un mercado totalmente diferente al nuestro, el galardón de “Coche del Año". Casi nada.A partir de ese instante, la marca adopta una nueva identidad corporativa y basa su estrategia en la producción de automóviles muy comerciales. Vehículos como el Ritmo, el Panda, el Málaga o el Marbella obtienen un más que aceptable nivel de ventas. Sin embargo, el que verdaderamente mantiene la imagen de la marca es el Ibiza, un modelo que todavía hoy perdura con una nueva generación que garantiza la confianza que los usuarios depositaron siempre en él.Nada mejor simboliza la entrada de Seat en la nueva era del sector que un lugar: Martorell. El 22 de febrero de 1993, los Reyes de España inauguran esta fábrica catalana, considerada hoy una de las más eficientes de Europa y de la que salen, a diario, más de 2.200 coches. Esta segunda modernización la alcanza con la colaboración del grupo Volkswagen. Y es que el poderoso consorcio germano emprende, desde 1986, una carrera por hacerse con el control de la marca española. Este período concluye en 1990, cuando el grupo que entonces preside Ferdinand Piech adquiere plenos poderes sobre Seat. Integrada en el grupo alemán, la marca española comienza una próspera etapa, caracterizada por el lanzamiento de un gran número de modelos, cada vez más atractivos y de más calidad. Por citar sólo algunos, aparecen el Toledo, el Córdoba, el León o el Arosa. El proceso de transformación, sin embargo, se ha acelerado en los últimos años.El nuevo Seat Altea, presentado en primicia en el último Salón de Frankfurt, es un fiel exponente del nuevo rumbo que pretende dar el grupo Volkswagen a la marca, a la que se asociará en el futuro con la división de Audi. Ahora, tan sólo cabe aguardar nuevos modelos con un espíritu mucho más deportivo, que seguramente conjugarán la imagen tan española, familiar y popular que han ofrecido siempre modelos como el 600, el 127 o el Panda.