Treinta años de BMW Serie 3

Exclusiva, familiar, deportiva... Pocas berlinas han mostrado nunca tantas y tan buenas cualidades como el BMW Serie 3. El “superventas" de la marca alemana cumple ya tres décadas en el mercado y lo celebra con el lanzamiento de su quinta y renovada generación; nuevos aires de juventud para una de las familias más antiguas y con más historia del planeta de las cuatro ruedas. ¿Te subes a ella?

Treinta años de BMW Serie 3
Treinta años de BMW Serie 3

Ya hemos visto el comportamiento de la Serie 3 en carretera, pero… ¿y qué hay de los circuitos? BMW apostó por la competición desde su lanzamiento, en 1975. Es verdad que la berlina ganó entonces algún que otro campeonato europeo de turismos, pero sus verdaderas hazañas deportivas no llegarían hasta 1986, año de lanzamiento del nuevo y poderoso M3.Los primeros rumores surgieron en agosto de 1985. En pleno período estival, las revistas alemanas de motor llegaron a los quioscos anunciando la Serie 3 más rápida de todos los tiempos: aseguraban que BMW preparaba una versión de la berlina con 200 CV de potencia y una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 6,7 segundos. El deportivo, en efecto, ya se había empezado a desarrollar en las instalaciones de Motorsport GmbH, filial de la marca alemana. En la primavera de 1986, el automóvil llegaba a los concesionarios anticipando nuevos tiempos. Por primera vez, una berlina de altas prestaciones se fabrica en serie (5.000 unidades para empezar) y, también por primera vez, disponía de un sistema de gases de escape muy limpio, gracias a la combinación del motor de cuatro cilindros con un catalizador. Gran alerón en la zaga, discos de freno delanteros autoventilados, suspensión deportiva, coeficiente aerodinámico de 0,33… El M3 nació como un deportivo de gran cilindrada y mayor precio: costaba en el mercado más de 30.000 euros, lo que centró su éxito en las competiciones. La versión de carreras se subió al pódium nada más rodar sobre el asfalto. Llegaba equipada con un potentísimo motor de 300 CV (en lugar de los 200 del modelo básico) y con una jaula compuesta por más de 28 metros de tubos de acero soldados para servir de protección y para otorgar una mayor rigidez a la carrocería. En 1987, el M3 ya había ganado los tres títulos más importantes (campeonato alemán, europeo y mundial de turismos) y alzado al italiano Roberto Ravaglia como el piloto más laureado de la historia de BMW.Con semejante carta de presentación, la segunda generación del M3 levantó en 1994 una gran expectación en Europa. Se trataba ahora de un elegante coupé, equipado ya con un motor de seis cilindros, 24 válvulas, 286 CV de potencia y el sistema Vanos de regulación del árbol de levas.Ante tanto elogio, BMW no tardó en ampliar la familia M3. Primero, con una versión descapotable basada en el Serie 3 Cabrio (con capota eléctrica de serie) y, poco después, con la serie especial GT de 295 CV, únicamente disponible en color verde British Racing y con grandes alerones en la zaga. Para completar la gama, la marca alemana lanzó un año después al mercado un nuevo M3 de 3,2 litros y cuatro válvulas por cilindro: en total, 321 CV de potencia a 7.400 rpm Mientras tanto, el deportivo seguía cosechando títulos, ahora ya en campeonatos de superturismos.A pesar de que desde la aparición del M3 en el mercado han pasado ya casi veinte años, todavía podemos hacernos hoy con este deportivo por el “módico" precio de unos 70.000 euros (casi 12 millones de las antiguas pesetas). El modelo que actualmente se encuentra a la venta se estrenó con el cambio de siglo y con una importante novedad: presentaba un capó sobreelevado en su parte central para tratar de ofrecer espacio para su nuevo propulsor de ¡343 CV! Ya en 2003, hace apenas dos años, la familia M volvió a vestirse de gala. Era el momento de presentar a la que, hasta hoy, ha sido su última novedad: la versión CSL. Este excepcional deportivo desarrolla nada menos que 360 CV de potencia, con un par máximo de 37,8 mkg. Con semejante mecánica, no es de extrañar que anuncie una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos. Vamos, una auténtica bala dentro y fuera de las pistas.