Los responsables de Toyota acaban de presentar dos nuevos depósitos de alta presión diseñados especialmente para llevar hidrógeno comprimido en los coches y, con él, alimentar a una pila de combustible.
En concreto, ha patentado dos modelos, uno de 35 megapascales y otro de 90 megapascales. En ambos casos, el visto bueno se lo ha dado del High Pressure Gas Safety Institute de Japón, una entidad que se encarga de velar por la seguridad de las instalaciones que utilizan gas a presión.
Los equipos desarrollados por Toyota son muy avanzados y están fabricados en composite, un material muy ligero y extremadamente resistente. Además, van forrados por dentro con un lienzo de nylon que evita cualquier filtración del muy volátil hidrógeno. Este forro permite que el depósito sea menos grueso, con lo que, en el de 35 megapascales, cabe hasta un 10 por ciento más de hidrógeno comprimido. Así, la autonomía de los coches que empleen este tanque será más alta. En Toyota ya han calculado que su FCHV pasará de rodar 300 km a completar 330 km antes de repostar. Si lleva el depósito de 79 megapascales, puede superar los 500 km.
Como se sabe, una pila de combustible es una membrana en la que se mezclan el hidrógeno y el aire de la atmósfera. De su unión surge una corriente eléctrica que sirve para mover un motor. El residuo de la reacción es sólo agua. Con estas soluciones técnicas, Toyota logra solucionar dos de los principales problemas que presentan los depósitos para hidrógeno: la porosidad y el excesivo peso que se produce cuando se combate esa porosidad. Estos problemas, especialmente el del peso, hacía que, hasta ahora, los depósitos fuesen demasiado aparatosos y acabaran por lastrar las cualidades dinámicas de los vehículos que los llevaban. Si Toyota consigue eliminar el peso y mantener la seguridad y la estanqueidad de los tanques, habrá dado un paso de gigante en la carrera por conseguir un sistema de pila de combustible que se pueda comercializar. En la casa nipona explican que trabajan también en formas de almacenamiento más seguras, ligeras y sofisticadas.De esto se saca una conclusión clara: Toyota apuesta por la célula de combustible, sí, pero alimentada directamente por el hidrógeno contenido en depósitos embarcados en el coche. Es decir, descarta otras alternativas, como el reformado de combustible, que es la vía que emplean otras compañías. Con el reformado de combustible, lo que se hace es extraer el hidrógeno de la gasolina u otro hidrocarburo y enviar el hidrógeno “arrancado" a la célula de combustible. Este proceso, más barato, también es más contaminante que el empleo de hidrógeno puro.Sin embargo, el hidrógeno puro no es la panacea, pues presenta varios problemas. Para empezar, su producción (la electrólisis) es cara y contaminante, pues requiere mucho consumo eléctrico y la electricidad se produce a partir de fuentes de energía convencionales, como el petróleo, el gas o las centrales atómicas.
Algunos investigadores sugieren el empleo de la energía eléctrica producida por los aerogeneradores, que es limpia. Se podrían colocar equipos de electrólisis al pie de estos grandes molinos y aprovechar la electricidad excendentaria que producen. Lo malo es que, en España, sólo serviría para una pequeña parte de las necesidades de un hipotético parque automovilístico abastecido por hidrógeno.La gama “verde" de Toyota, por ahora, funciona, sobre todo, con tecnología híbrida, la que combina motores eléctricos con motores de gasolina. La última novedad de Toyota en este campo es el Camry, una berlina media que se ha convertido en su modelo más vendido en Estados Unidos. Ahora, Toyota lanza una versión con motor híbrido que se fabricará en la planta que los japoneses tienen en el estado de Kentucky. Es la primera vez que Toyota fabrica coches de este tipo fuera de Japón y ha previsto que se monten 48.000 unidades por año.
El lanzamiento de este coche, que viene para acompañar al Prius, coloca a Toyota como líder en Estados Unidos en este tipo de técnica. Su posición e tan fuerte que otras marcas, como Ford o Subaru, recurren a su tecnología. La próxima en recibir su ayuda será la poderosa General Motors, que se ha visto obligada a emplear los motores de Toyota para no perder el tren de la ecología.
Y es que Toyota es una de las compañías más concienciadas con la necesidad de mantener un equilibrio entre la industria, la movilidad y el respeto por el entorno. En los últimos días ha presentado su Cuarto Programa de Acción Medioambiental, que recoge sus planes “verdes" de aquí a 2010.
Los ejes de ese programa son el reciclado, la lucha contra el calentamiento del planeta, la gestión de sustancias de riesgo y la mejora de la calidad del aire.