Comienza la cuenta atrás. La Generalitat tiene 15 días hábiles –hasta el próximo 19 de diciembre- para decidir sobre el ERE presentado en Seat. No hay acuerdo entre las partes y, ahora, según los sindicatos, podría haber mucho más en juego que el despido de 1.346 trabajadores. La dirección no acepta las prejubilaciones a los 58 años y los sindicatos, por su parte, no quieren hablar de despidos forzosos. Los analistas aseguran que las diferencias de posiciones se solventaría con 15 millones de euros. Sin embargo, Seat ha lanzado un comunicado en que alega que lo que piden los representantes de los trabajadores es “inviable por causas sobre todo organizativas, además de económicas". ¿Sólo queda esperar? Los sindicatos no descartan volver a sacar las pancartas a la calle. Ya realizaron dos huelgas de 24 horas los días 10 de noviembre y 1 de diciembre. Sin embargo, esta semana poco se podrá hacer: la empresa ha decidido parar completamente y realizar un macropuente. Más de la mitad de la plantilla no volverá a sus puestos hasta el próximo lunes, día 12, por lo que se reduce la capacidad de movilización de los sindicatos. Mar Serna. Ella tiene que decidir sobre el ERE ya que es la directora general de Relaciones Laborales de la Generalitat. Los sindicatos no las tienen todas consigo: según recuerdan, esta magistrada autorizó el pasado mes de agosto 222 despidos en Gearbox, la filial que construye las cajas de cambio para Seat. “Es un día triste". Así de contundente se expresó el presidente del comité de empresa de Seat, Matías Carnero (UGT). Nadie esperaba la ruptura de negociaciones y ya se habían conseguido importantes acuerdos que irán directamente a la basura. La empresa tenía un as en la manga: había prometido 700 millones de euros en inversiones extra si se aceptaba su ERE. Ahora, ese dinero se pierde y, con él, llegan los nubarrones a la fábrica de Martorell. Para Matías Carnero, “no hay que pensar en los 1.346 despidos que prevé el ERE, sino en más de 16.000 trabajadores de la plantilla del grupo". Ahora, todos se preguntan si habrá reuniones al más alto nivel. En 1.993 la compañía también vivió una situación similar: en vísperas de navidad se rompieron las negociaciones y había 7.200 despidos sobre la mesa. El entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, viajó a Alemania y el presidente del Gobierno, Felipe González, se entrevistó con el presidente del consorcio Ferdinand Piëch. ¿Harán lo mismo Maragall y Zapatero?Los acuerdos logrados quedan en el aire: se había conseguido reducir a la mitad el número de despidos, 220 empleados se habían acogido a las bajas incentivadas y la compañía había prometido no despedir a nadie en 2006 y no recortar los salarios. Sin embargo, los sindicatos han conseguido que la Administración sí valore alguna de las medidas pactadas. Lo único fijo es que el sistema de bolsa de horas está completamente superado. Los empleados ya no dejarán de trabajar los días de poca producción para recuperar la jornada los festivos en que haya mucha demanda de pedidos.
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