España, sin embargo, no ha llegado a tiempo a esa fecha y, al igual que otros países europeos, va a necesitar una prórroga de dos años antes de prohibir definitivamente la súper. A finales del año 2001 se dejará de vender este combustible. Para calmar la inquietud de los consumidores, el Gobierno ya ha anunciado que pondrá en marcha medidas que permitan a los coches de gasolina súper seguir repostando con normalidad
Según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones, ANFAC, quedan en España unos tres millones y medio de vehículos que utilizan gasolina con plomo. Muchos de estos modelos podrán utilizar sin problemas la eurosúper, puesto que fueron concebidos para usar indistintamente ambos carburantes (un listado de estos coches se puede consultar en la sección Enlaces del Motor). De hecho, durante 1999 la venta de la gasolina ecológica superó por primera vez en cantidad a la súper, con lo que parece que los usuarios se van acostumbrando al cambio. El auténtico problema afecta a la mayoría de los vehículos fabricados antes de 1985. Estos modelos se construyeron pensando sólo en la gasolina con plomo. Este combustible tiene un alto poder de detonación y, además, lubrica los asientos de las válvulas del motor. Es aquí donde realmente aparecen las dificultades. Al ser un mineral blando, el plomo de la gasolina se deposita en los asientos y los defiende de la abrasión de las válvulas. En cambio, cuando se reposta gasolina sin plomo en motores antiguos, los asientos no se lubrican, con lo que al bajar las válvulas se produce un efecto de microsoldadura que, literalmente, arranca trozos del asiento. Después se añade el problema del catalizador, pero es accesorio: un coche catalizado no puede utilizar gasolina súper, pues se "envenenaría" este dispositivo. Sin embargo, un automóvil sin catalizador sí puede repostar sin plomo sin más problema que su alto grado de contaminación. Para enfrentarse al problema del asiento de válvulas, los dueños de coches antiguos tienen varias soluciones. La más drástica supone cambiar de coche. El Gobierno colabora en este sentido con los conocidos planes Renove y Prever, que ofrecen hasta 80.000 pesetas a la hora de cambiar el coche usado por uno nuevo. Pero la mayoría de las personas que tienen coches tan viejos no dispone de recursos para comprarse uno nuevo, con lo que la ayuda oficial parece insuficiente. ANFAC apuesta claramente por la opción del cambio y pide también que las subvenciones gubernamentales se incrementen. Además, Germán López Madrid, presidente de la asociación, ha reclamado de la Administración ventajas fiscales para las personas obligadas a sustituir sus coches. Sin embargo, los fabricantes de vehículos se enfrentan a otra dificultad derivada de la renovación del parque: la nueva directiva europea de reciclaje. Esta legislación, que está a punto de entrar en vigor, obliga a las empresas constructoras de coches a correr con los gastos de achatarramiento de los vehículos que vendan. En concreto, las marcas tendrán que retirar y reciclar todos los automóviles que comercialicen a partir de enero de 2000. Para los coches que ya funcionaban antes de esa fecha, la normativa entra en funcionamiento en el año 2006.